...Casi todos los que os acercais a mi saloncito, aunque llegáis buscando un masaje sensitivo para una desconexión lo más relajante posible, también adolecéis casi siempre de algún dolor, más o menos intenso, en la zona de las cervicales (unido al trapecio) y en los omóplatos. Es un mal común y por tanto, digno de tener en cuenta.
Es evidente que hoy por hoy y tal y como tenemos montado nuestro propio mundo, casi todos en mayor o menor medida vivimos bastante estresados, con prisas y algo de angustia por la cantidad de cosas que siempre tenemos que hacer. Somos esclavos del trabajo, de las obligaciones, del móvil y del ordenador, ¿a que sí? Pues , sin hacer demasiada filosofía barata acerca de los valores de la vida y de lo malo que es estresarse, la verdad es que sí hay un par de cosas que tenemos al alcance de la mano y que pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud. Casi todos lo sabemos pero pocas veces lo ponemos en práctica. A saber:
-- La postura a la hora de sentarnos (coche, silla del ordenador...). Tenemos que hacer consciente nuestro cuerpo y escuchar cuando se queja. Unos hombros fuera de su rotación son hombros que duelen, o que acaban cargando los omóplatos, las lumbares, el trapecio... Pensad en cómo y dónde están los hombros y un pequeño giro hacia detrás (alineando la clavícula) es todo cuanto se necesita, además de elevar el pecho. Tantas veces como estémos mal sentados. Pensad en el futuro (la salud siempre es uina inversión de futuro) y visualizaos con una "chepa" que os haga ir encorvados siempre. Estareis conmigo en que, además de doloroso, es tremendamente decadente...
-- El móvil. Tenemos dos manos además de maravillosos adelantos tecnológicos que consiguen hacernos la vida (en teoría) un poco más fácil. Hablo del "manos libres". Cuando descolgamos un móvil tenemos cierta tendencia natural a ladear un poco la cabeza, en un gesto antropológico de conseguir una escucha más nítida. Obviamente, oimos igual pero conseguimos que nuestras cervicales hagan un esfuerzo que no necesitan hacer. Eso siempre que no sea un teléfono fijo, que entonces ya el esfuerzo es bestial. Usemos dichos adelantos (si trabajas en una empresa y aún no tienes los auriculares para trabajar con ellos, ¡¡quéjate a quien tengas que quejarte!! pero no lo dejes más...) y cuidemos una de las zonas más sensibles de nuestro cuerpo como lo es el cuello.
-- Indudablemente, un descanso saludable es primordial. Sí señores, hay que dormir pero también hay que descansar y eso nos lo permite, entre otras muchas cosas, un buen colchón -hay que renovarlo cada ciertos años- y una buena postura también en la cama (;-)))). Hay que buscar nuestra posición óptima y respetar las formas de nuestro cuerpo. Porque no todos somos iguales (altura, medida, peso, embergadura...) y porque cada uno tiene sus gustos y sus manías. Eso sí, nunca hay que renunciar al placer supremo de meterse en la cama y sentir que casi todo es posible, porque descansar en un colchón confortable es maravilloso. Hay un truco que, a priori puede parecer incómodo pero que a la larga, consigue beneficios reales en nuestra espalda. Y ese truco es el de dormir con otra almohada entre la dos piernas, a la altura de los aductores. Las lumbares se relajan y el resto de músculos no tienen que hacer un esfuerzo extra por controlar la curvatura de nuestra espina dorsal. Probad, es el remedio de las abuelas para las mujeres embarazadas porque se desvía el centro de gravedad y la almohada amortigua la presión. Y de paso se descansa mejor.
Y todo esto para convenceros no sólo de que paséis por mi saloncito porque un masaje sensitivo os dejará como nuevos sino sobre todo, para que cada vez tengamos años venideros más saludables.
¡Ah! Olvidaba mencionar a los que, tímidamente,
ya os vais asomando por la ventanita de los comentarios
a dejarme vuestra firma (aunque sea anónima!).
Loco de la colina, ya se quien eres, ¡claro que si!
Gracias por participar,
de corazón.
Es un honor y un placer
que dejéis vuestra huella en mi blog...
A los que os apetece decir algo
pero no os atreveis...
...os diré que aqui no hay espacio
ni para la timidez, ni para la verguenza,
ni para nada que no sea respeto y cariño.
Pasad, os doy la bienvenida...
