viernes, 27 de abril de 2012

** GRACIAS

A mi chicos de Euskadi, les debo la confianza y el apoyo que siempre me brindan.
Esa sensación es maravillosa y todo un regalazo en los tiempos que corren;
así que desde aquí solo puedo mandar un afectuoso agradecimiento, porque puedo seguir amando mi trabajo gracias a vosotros.
¡¡Mil besos!!
Y hasta la próxima...


martes, 24 de abril de 2012

**ABERASTURI, OLÉ TÚ!

Andrés Aberasturi

Andrés Aberasturi


Carta a Cayo Lara del padre de un hijo tonto

MADRID, 21 Abr. (OTR/PRESS) -
   Sr. Cayo Lara: Me resulta complicado empezar esta carta de otra forma porque ni puedo escribir "querido amigo" porque no lo es, ni albergo en mi interior por usted ese sentimiento que podría justificar la utilización del socorrido "estimado", así que vale como está.
   El motivo de esta carta no es polemizar con usted sobre la III República, que tanto desea, ni sobre la expropiación de YPF, que tanto parece gustarle, ni sobre nada demasiado trascendente; es más, esta carta no trata siquiera de polemizar ni de discutir sino, sencillamente de explicarle algo que, por lo visto, usted ignora y todo hace sospechar que desprecia: un hijo tonto. Yo tengo un "hijo tonto" Sr. Cayo Lara y le podría explicar qué hemos hecho y que hacemos su madre, su hermano, su familia, cada hora de cada día en los últimos 32 años.
   Mire usted, se me ocurren mil formas de cuestionar la monarquía bastante mas inteligentes que decir lo que usted ha dicho y que transcribo textualmente para quien no lo sepa: "No entendemos que alguien por el hecho de ser hijo de, tenga que ser jefe de un Estado. ¿Y si sale tonto? ¿Tenemos que cargar con un jefe del Estado tonto?" La primera frase incluso la comparto plenamente, pero en la segunda me temo que no sólo no ha estado usted muy afortunado sino que, más que ofender, ha herido a demasiada gente de forma gratuita. Sabemos que no era su intención, faltaría más, pero cuando algo se dice sin intención, es lícito pensar que de alguna forma funciona el subconsciente y, en su caso, lo de menos es la realidad que ponía como ejemplo; lo que duele es el desprecio que se traduce en ese "y si nos sale tonto", en ese "tenemos que cargar". Ya, ya sé que habla usted de un presunto Jefe de Estado pero eso no le justifica en absoluto. Ustedes -y hacen bien aunque equivocados- se pasan el día con lo de "compañeros y compañeras" para no discriminar a la mujer. ¿Qué le parece que podemos sentir todos los que tenemos un hermano con síndrome de Down o un hijo con parálisis cerebral, eso que usted llama genéricamente "tonto"?
   Sé que algunos van a entender que exagero, que saco las cosas de su contexto, que voy más allá de lo que en realidad no deja de ser una expresión casi coloquial. Y ese es precisamente el problema, que se hayan convertido en algo coloquial adjetivos como subnormal y derivados. Hay tanto desprecio, tanta ignorancia del dolor y el trabajo y la lucha y la alegría de quienes sí tenemos no un adjetivo sino una realidad "subnormal" a la que amamos sobre todas las cosas, que oír lo que usted dijo en RNE -y no he visto que haya pedido disculpas por ello, puede ser, pero yo no lo he leído- nos produce primero incredulidad y luego desprecio. El mismo desprecio que sentimos por el concejal de Izquierda Unida -mire usted, también de IU- en el Ayuntamiento de Badajoz, Manuel Sosa, cuando en una rueda se comentó sobre el accidente de Froilán que lamentaba "que el nieto del Rey se haya pegado un tiro en el pie con la cantidad de sitios que hay en el cuerpo para pegarse un tiro".
   Señor Cayo Lara, créame: así no vamos a ninguna parte.
Ni suyo y afectísimo, firma esta carta el padre de un niño tonto.

domingo, 8 de abril de 2012

** RELACIONES Y COMUNICACIÓN

Las relaciones personales son complejas, por definición. Tienen demasiados componentes (propios y ajenos) y no siempre tenemos las ganas ni las herramientas para hacer las cosas bien hechas, aun sabiendo que algo está fallando. Cuando esto ocurre, entramos en modo barrena destroyer y actuamos como si nos hubieran puesto dos orejeras que nos impiden mirar alrededor. Nos ponemos en modo "sólo yo" y somos capaces de hacer visible nuestro peor yo. 


Y entonces cortamos la comunicación, que es el proceso humano más importante después de la alimentación. Una mala comunicación es causa de desavenencias insalvables y problemas que acaban enquistándose, convirtiendo relaciones idílicas en auténticos infiernos.







Pero no sólo debemos comunicarnos bien, también debemos hacerlo con empatía. Lo más importante de la comunicación es saber escuchar; escuchar con los oídos, con el corazón y con el cerebro, abrirnos a entender -de verdad- lo que quieren decirnos.
Generalmente escuchamos con ganas de hablar pero debemos evitar la tentación de hablar únicamente de nuestra propia historia; debemos perder nuestra propia importancia, dejar de defender nuestro punto de vista. Debemos colocarnos de manera sincera en el lugar del otro. Esto se logra con entrenamiento ya que el egoísmo humano esta arraigado en nosotros. Los seres humanos tendemos a escuchar con ganas de imponer nuestro criterio, nuestra historia y casi siempre, según nuestros paradigmas. 
Error.


Cabe destacar que las relaciones personales se alimentan a largo plazo; la consideración, el respeto y la confianza se logran con el tiempo. Stephen Covey lo denomina cuenta bancaria emocional, donde hacemos constantemente depósitos, y si ganamos su confianza, en algunos casos esta cuenta es tan fuerte que podemos darnos el lujo de enfrentar algunas dificultades en la relación sin que ello traiga consecuencias graves a la hora de proponer una nueva idea o de criticar, de modo constructivo, las acciones de nuestros semejantes.
Si pensamos que una persona es inteligente, dinámica, amorosa, con buenos sentimientos, excelente, pues digamoslo, expresemos lo que sentimos; demos lo mejor a esta persona y siempre la tendremos cerca. Estamos poco acostumbrados a decir cosas bonitas y mucho menos a escucharlas. Y para hacer ambas cosas bien hechas, tenemos que practicar.
También tenemos el derecho y la obligación de decir que estamos tristes, que algo no nos gusta, que no estamos de acuerdo con según qué actitud. Si una persona nos importa, si la queremos de verdad, debemos hacerle saber cómo nos sentimos y cómo nos hace sentir. Y cómo le hacemos sentir.


Todo esto construye una relación personal que puede durar mucho tiempo y que hará que la relación fluya sin contratiempos. Somos más propensos a acercarnos a aquellas personas que nos inspiran confianza o que tienen prestigio para nosotros.

Se acaba la semana santa. 
Cuidado en la carretera, mis chicos.
¡Un besito!



martes, 3 de abril de 2012

** UN POCO DE ASTROLOGÍA, solo para aprender...

Suelo avisarlo: por lo que a mi respecta, mucho mejor si opino, si hago ruido, si me manifiesto; si doy un poco de guerra, vamos. En cambio, si me oculto en plan Guadiana y silencio mi interior, peligro. El tsunami acecha, se prepara. Y luego llega y arrasa, claro. Mejor el estruendo, el fragor, el estrépito, la barahúnda. No sé si es característica Leo o mía propia pero la verdad es que prefiero las cosas claras, a la cara. Las cosas matizadas antes de que se desvirtúen a causa del paso del tiempo o de la contaminación ajena. Las cosas rotundas y selváticas. Sin dobleces. Porque es la única forma de que nazca y crezca la confianza, la seguridad, la fe. La certidumbre que cura y que hace crecer. No me gusta la gente en la que no puedo confiar. Nada de nada.

Características del Signo Leo
Los nacidos bajo el signo de Leo están regidos por el Sol, símbolo de la vitalidad, que los hace conscientes de su propia fuerza y de su propia conciencia. El yo se manifiesta en su plena madurez de forma muy distinta a la de Aries, primer signo de Fuego, dominado por la impulsividad y agresividad marcianas. A menudo de constitución atlética y, aún más a menudo, animado de un temperamento bilioso. Fuerte, sano, que va al encuentro de la vida, confiado, feliz, natural, con una abundancia vital que le presta aplomo, anchas espaldas, seguridad, audacia, sed de conquista, de dominio y ambición. Es un Apasionado del impulso del Yo, expansión vital hasta la hipertrofia tiránica de la voluntad, sentimiento de grandeza, porte, orgullo, sobreestimación de sí mismo, necesidad de prestigio, carácter magnánimo, altivo, recto; gran ambición realizadora, movilización de las fuerzas íntimas, en la más alta tensión interior, al servicio de una pasión dominante, de un ideal que se convierte en el alma de su vida, el centro de su existencia; sentido de mando, de poder, de responsabilidad. La valentía, la audacia, el deseo de sobresalir son características de Leo, que demuestra su propia fuerza con absoluta naturalidad y espontáneamente. La seguridad que tiene de si mismo le hace aspirar al mando, la autoafirmación, el éxito (sobre todo en el ámbito social). Aferrado al presente, tiene un fino sentido de la realidad, que le capacita para valorar exactamente cada aspecto de ésta. A diferencia de Cáncer, vuelto hacia el pasado y todavía inmerso en el inconsciente, Leo afronta su propia existencia tratando de controlarla y de vivirla con absoluta seguridad y conocimiento de causa. El mayor riesgo que corren los individuos nacidos bajo el signo de Leo es la sobre valoración de sus propias cualidades; la inflación de su propio ego puede dar como resultado un individualismo exacerbado con todos los excesos que esto conlleva. Así, los Leo que no sean capaces de desarrollar armónicamente su propia personalidad reflejan de forma negativa las cualidades potenciales del signo. Entonces predominan el orgullo, la megalomanía; en fin, la desproporcionada confianza en sus propios medios. Este tipo de sujetos vuelcan todos sus objetivos estrictamente hacia cosas materiales sin ningún deseo de evolución interior y con absoluta incapacidad de sublimación(dependiendo de los aspectos de su carta Natal). El sentido de autoridad se transforma en autoritarismo, la generosidad en un estéril exhibicionismo, el deseo de afirmación en tiranía y en afán de dominio. El control de su propia fuerza y vitalidad es esencial en el Leo para el desarrollo armónico de su personalidad. De hecho, en los tipos evolucionados se encuentran individuos con grandes ideas e ideales, con un fuerte sentido del humor y capaces de canalizar ellos mismos su energía hacia la realización de grandes empresas. Cuando sus cualidades potenciales se realizan y el individuo es capaz de controlar su voluntad con un fuerte sentido de la responsabilidad consciente, encontramos sujetos capaces de acciones inesperadas por su alto contenido ideológico, pudiendo trascender a experiencias creativas en el campo artístico con óptimos resultados. La fragilidad de Leo se manifiesta en la necesidad de ser admirado; por este motivo puede ser presa fácil de astutos aduladores, que pueden herirle en su talón de Aquiles. Leo, de hecho, no es astuto y si trasparente, aborrece la hipocresía y el retorcimiento. Es su debilidad, pero también su fuerza. Afectivamente es pasional, ama sinceramente, con lealtad y generosidad; pero, como a la vez anida en él el peligro de ser demasiado orgulloso y exigente, puede convertirse en tirano y egocéntrico hasta la insensibilidad, provocando grandes sufrimientos.




Gracias a quien me asume, a quien me acompaña y sobre todo, a quien me quiere así. Aunque a veces sea difícil (me consta). Me dibujo en mi arbolito de cosas a mejorar, ser un poco más flexible y algo menos cabezota. Prometido... ;-)

Besitos a ritmo de tambores y pasión.