Un
grupo de ex estudiantes, ya muy establecidos en sus carreras, se
reunió para visitar a su viejo profesor de la Universidad. La
conversación se concentró en quejas sobre el estrés en el trabajo
y la vida. Al ofrecerles café a sus visitas, el profesor fue a la
cocina y regresó con un termo de café y una gran variedad de tazas:
de porcelana, de plástico, de vidrio, de cristal; algunas comunes, algunas
caras, algunas exquisitas. Y les pidió que se sirvieran el café
caliente.
Cuando todos los estudiantes tenían su taza en mano, el
profesor dijo:
– “Si os habéis fijado, todas las tazas bonitas y
caras han sido elegidas, dejando atrás las comunes y baratas. Aunque
es normal que queráis lo mejor para vosotros, ése es el origen
de vuestros problemas y estrés. Lo que en realidad queríais era café, no
la taza, pero conscientemente cogisteis las mejores tazas y las
estuvisteis comparando con las tazas de los demás.
-Fijaos bien
–prosiguió-: la Vida es el café, pero vuestros trabajos, el dinero y vuestra posición social son las tazas. Las tazas son sólo herramientas
para sostener y contener Vida, pero la calidad de la Vida no cambia.
”A veces –concluyó-, al concentrarnos sólo en la taza, dejamos
de disfrutar el café que hay en ella".
Una de las peores cosas que nos puede ocurrir es quedarnos estancad@s en el pasado; estancarn@s en un amor acabado, una amistad perdida, una vida que ya no volverá. Normalmente nos aferramos al recuerdo edulcorado y redecorado que nos queda almacenado en el corazón y como nos empeñemos, nos dejamos morir poco a poco. Creo firmemente que hay personas que enferman de amor.
Somos hábiles haciéndonos daño; nos engañamos, nos inventamos una esperanza que, por regla general, nos lleva al infierno. A corto, medio y largo plazo. Y lo triste de todo es que, mientras perdemos las ganas de reír, es más que probable que dejemos pasar trenes que podrían llevarnos a destinos maravillosos. Puertas que dejarían entrar aire fresco, aire limpio. Pero si toca de no, toca de no. Modo off. Y ya puede venir quienquiera que sea (incluído Pepito), que nos va a dar lo mismo. La respuesta solo está en nuestra mano.
Un clavo saca a otro clavo. O al menos eso dice el dicho. Yo no lo he tenido muy claro nunca, la verdad; quiero decir que sin saber de ebanistería, no sé si esa es una fórmula que funcione. Al menos no siempre. Es más, hay martillos que llevan una especie de "tirador" especial para sacar los clavos rebeldes. O los clavos que las chapuceras como yo, colocamos el día que nos da por jugar a ser manitas (sin serlo, claro ;-D). Sea como fuere, es verdad que una ilusión nueva nos ayuda a superar amores dolientes; pero también es verdad que no siempre dejamos que alguien nuevo nos llegue al alma sin haber pasado página antes. O cambiado de libro, incluso. Un poco pescadillaquesemuerdelacola. Todo depende del nivel de masoquismo y autosabotaje que nos permitamos. A veces, nivel infinito.
Así pues, si estáis pasando un momento complicado, duro o tristón, os invito a que os paséis por el saloncito a regalaros un ratito de ternura, de dulzura y de paz.
Os espero con los brazos abiertos.
Con toda mi pasión.
Abrigaos, mis chic@s.
Que el frío siberiano este quiere hacerse notar.
¡Mil besos!
Ando redescubriendo Bilbao. Y es una delicia, la verdad.
Y estoy redescubriendo mi gusto por la fotografía, que siempre ha sido una de mis grandes pasiones y había abandonado un poco. Y no sé por qué, la verdad.
Así que como hoy anda el día gris y tristón, os dejo alguna muestrita de los rincones de la ciudad.
Que el otoño nos llene de magia.
Y regalaos la ternura del saloncito.
¡¡Os espero!!
Es curioso lo duales que somos las personas; qué bien se nos dan unas cosas y que mal otras. Cuánto amor podemos sentir por alguien y cuánto desprecio por otra persona. Cuánto interés por unas cosas y qué poco interés por otras. Qué facilidad de pasar de la alegría a la tristeza en cuestión de segundos. Duales. Creo que como la vida misma.
Yo siempre digo que tengo infinita paciencia para algunas cosas (incluso si no me apasionan) y sin embargo hay otras cosas que no me motivan ni a la de tres. No sé muy bien dónde está el quid, si es cuestión de aprendizaje o de genética. O de particiones hipotalámicas. O vayaudasaber. Pero las personas somos (muy) diferentes y eso es lo que convierte el camino en una aventura preciosa.
Mi asignatura pendiente (y para la que llego ya un poco tarde, me temo) es la cocina. Lo intento. Me decido. Me convenzo. Me sugestiono. Y la verdad es que lo que hago, lo hago rico; pero no hay forma de que se convierta en algo que me apasione, que me haga disfrutar rozando el auténtico placer. No sé por qué. Y reconozco que me da un poco de rabia, porque creo que cocinar sabroso debe ser una delicia.
Es como la pasión. Como el deseo, la lujuria, el arrebato, el delirio. Conocemos a muchas personas a lo largo de nuestra vida pero no todas consiguen entusiasmarnos. Hay personas que nos cruzamos en la calle, por ejemplo y nos inspiran algo interesante y apetecible solo con mirarlas. Nos encantaría saber más sobre ellas, acercarnos, indagar; robarles un beso, incluso. Y otras personas, sin embargo, no nos atraen en ningún sentido. A priori. Luego, bien es cierto que según conocemos más a fondo a algunas personas, nos vamos encandilando con su forma de ser, con su carisma, con su sonrisa o con su forma de seducirnos. O puede que suceda al revés: que por más que alguien se empeñe, no consiga hacernos sentir nada especial. Son las probabilidades del amor, si es que el amor tiene probabilidades. O raíces cuadradas. O potencias. O derivadas, que por supuesto ni me acuerdo. En realidad, creo que la atracción física es lo menos probable y entendible que nos sucede a las personas; hay personas que nos gustan y ya está. Sin darle más vueltas. Algo nos atrae y no podemos explicarlo. Solo pasa, nos llega y hacemos lo posible por encajarlo. Si podemos disfrutarlo y compartirlo, genial; si solo podemos imaginar un afecto platónico, pues bienvenido sea también, incluso aunque nos duela infinito. No siempre podemos tener aquello que ansiamos.
Así que dejémonos empapar de luz, de sensualidad, de pasión.
De lo bonito, de lo dulce, de lo tierno.
Dejemos que la vida nos sorprenda...
....y que las personas nos sorprendan.
Acabo de oir que el nuevo álbum de Malú se llama "Dual".
Vaya.
Os dejo un besito de otoño, de este otoño radiante.
Y fresco.
Vaya. Hace más de una semana que no escribo (tirón de orejas, ¡lo merezco!). La verdad es que me he enfrascado en lecturas, estudios y cursos varios y me queda el tiempo justo para sobrevivir. Además de un complicado viaje entre la burocracia y el papeleo, que siempre roba más tiempo del que se merece. Pero bueno. Consigo sentarme un ratito.
Este año he cumplido 39; (vale, igual no, pero el año que viene voy a cumplir 38, así que a ver cómo me lo monto ;-D). Y me da la sensación de que van pasando los años -unos mejores, otros peores- y estoy en un punto extraño. Peculiar, raro. Duro. Desordenado. De esos de vuelta a empezar. Y a veces es agotador reorganizarlo todo y volver a coger impulso. Porque aunque intentemos convencernos de que todo es igual, en realidad, nada lo es. Empezando por nosotr@s mism@s. El tiempo pasa y pasa de verdad. Y en ese camino, nos vamos transformando. O reinventando. O simplemente, nos dejamos llevar.
Tener la sensación de que tomamos las decisiones que queremos y que estamos donde y con quien queremos estar, es una sensación plena. Y muy rica. Pero tener la sensación de que dejamos cosas muy importantes en el camino y que es casi seguro que no volverán, es muy doloroso. Sea como fuere, tenemos que aprender a gestionar los afectos con los que llenamos nuestra mochila para que el viaje sea lo más bonito y dulce posible...
Mi Melen saca disco nuevo. Y este es el single. Lo dicho, lágrimas desordenadas para este otoño precioso... Os espero, mis chicos. Y como siempre, os agradezco la confianza que depositáis en mi.
A veces queriendo, a veces sin querer... nos hacemos daño, mucho daño ¡¡ya lo creo!!. Nos saboteamos nuestra propia felicidad de mil y una formas: nos enchufamos la música más triste que encontramos, nos atiborramos a chocolate o a patatas (o al frigorífico entero ;-D), nos flagelamos mirando fotos evocadoras una y otra vez, leemos y releemos aquellos mensajes de antaño... Llenamos la mochila de más piedras para tener la sensación de que somos héroes, de que nuestro camino es el más difícil, el más duro, el más doloroso. Y de mientras, se nos olvida lo más importante: que la vida se pasa (demasiado rápido) mientras esperamos el gran truco final. Olvidamos disfrutar del camino porque solo pensamos en la cima. Y la cima solo se disfruta y se aprecia si hemos sido capaces de entender el camino, de dibujarlo como un reto, como lo importante, como el tiempo auténtico. Y es que el triunfo de la cima suele durar demasiado poco...
Estoy redescubriendo cosas, muchas cosas. Disfrutando de cosas pequeñitas, de momentos que no volverán. Ofreciendo, generando, optando. Liberando. Libertando.... Y aunque hay cosas que están en la cuerda floja, otras brillan con luz propia.
Sigamos caminando juntos...
Precioso el otoño.
Gracias.
Un regalito que me ha hecho alguien a quien quiero mucho.
Pura filosofía de vida...
...al más puro estilo de Celtas.
¡Un besito de lunes!
¡¡¡Abrigaos!!!
De
todo un tiempo curándome heridas, he
rescatado todo lo mejor. Y
el sentimiento me ha dado palabras
que
he convertido en esta canción.
Y
pese a todo, qué hermosa es la vida, aunque regale a veces
dolor Aunque
sea a veces cabrona perdida, siempre
hay un sitio para el amor
No
te rindas nunca a la depresión. Saca
algo de fuerza de esta canción. No
abandones nunca, hay un lugar mejor,
y
lo llevas dentro de tu corazón.
De
todo malo siempre hay algo bueno. Del
lado bueno hay algo mejor, Y
del mejor, saca lo que tú puedas
y
gástalo con los de alrededor.
Date
una fiesta en un día cualquiera. Un
homenaje: tú eres el mejor. Deja
que pasen esos nubarrones. Tras
la tormenta siempre sale el sol
Porque
está claro, la vida es jodida,
pero
tú puedes darle un subidón. Un
subidón que cierre las heridas
y
las convierta en acorde mayor Cómete
al mundo mirando sus ojos,
verás
qué rico que sabe el cabrón Y
que la vida tiene muchas vidas
Algo precioso que me he encontrado por ahí.
Con delicioso aroma de café...
(...)
"Siento
que sueño y sueño que siento que eres tú y no otro.
Siento que
sueño con despertar a tu lado y llenarte la boca de besos que sólo
arrancan y nunca terminan. Sueño que tu nombre descansa sagrado en
alguna mezquita, sueño con sentir la llama de dos cuerpos que desean
prenderse durante toda una vida. En mi sentir los sueños se vuelcan
a tus pies y te provocan hormigueo. En mis sueños siento que eres
alivio en la pena, locura y raciocinio, vergüenza y ternura, dicha y
consuelo.
Y
es que olvidarte no me preocupa si te encuentro en mis sueños,
despierta o dormida.
En ellos adoptas la forma que quiero y mi alma
necesita.
Eres
cielo y mar fundiéndose en la noche, allí donde la belleza habita
escondida esperando a que unos ojos la embelesen. Eres deseo
prohibido que nadie conoce, verdad latente en mi pecho que se acelera
enloquecido si pienso que tus dedos me tocan. Eres melodía
acompasada por el viento en primavera, compuesta de notas fugaces
como estrellas que abandonan la tierra. Huracán que me coge
desprevenida, causa y efecto de mi eterna quimera.
Si
apago la luz te descubres resurgiendo de entre las sombras y como
obra de arte tu cuerpo se esculpe en mi cama, usurpando el rincón
que ocupaba la soledad más lúgubre y despiadada. Ahora no tengo
miedo, ahora no siento nada. Sólo calma en lugar de miseria, sólo
sábanas en lugar de escondite, sólo latidos que ya nunca en mi
pecho se agolpaban.
Qué
decirte cuando sobran las palabras. Si mis razones escapan al control
de lo que dictan las normas, si ya no distingo el límite de la
realidad y esa fina línea se me antoja un horizonte a lo lejos. Si
sólo quiero abrazar tu cuerpo y olvidar qué es o qué no es lo
correcto. Para qué tanto pensar si al tenerte cerca simplemente dejo
de hacerlo. Para qué tanto esperar si el tiempo se marchita.
Sólo
necesito una luna de testigo y una madrugada que se antoje eterna. Lo
demás, puede o no ser mentira.
Sueño
que siento que tus brazos me arropan, en un sueño sin sentido. Pero
me parece tan real que despierto y sigo sintiendo en mi piel aquel
escalofrío. Sueño que te arrebato del aire y siento que así
respiro. Sueño que siento y siento que sueño que eres tú mi sueño
cumplido."
(...) Ternura encendida. Y manos que rebosan paz. El saloncito siempre está abierto a la luz... Os espero, mis chic@s.
El post de antes de ayer (¡¡gracias por leerme con tanto fervor!!) ha llenado mi buzón de emails. Algunos defendiendo la segunda juventud de las cuarentañeras, otros defendiendo el momento óptimo "de cocciòn" de los cuarentañeros y otros, simplemente animando a disfrutar de los placeres de la vida ;-). Os digo que me he reído mucho y que me habéis regalado, una vez más, la sensación de que esta ventanita abierta al mundo, es un verdadero lugar de encuentro.
Dicho lo cual, retomo aquello de que el sexo y la sexualidad -tema recurrente de las reflexiones que habéis compartido conmigo- son la sal de la vida. Pero no cuando es mecánico, no cuando nace de la monotonía y adquiere un matiz de obligación. En ese instante se convierte en un lastre que no nos hace bien. Una pareja que "sexúa" sin afecto, sin ganas, sin ilusión y sin complicidad, está abriendo una brecha infinita entre ellos; realizan uno de los encuentros más vacíos y que más tristeza puede llegar a generar. Y eso lo destruye todo.
Sin embargo, los juegos de alcoba al calor del amor correspondido, son momentos llenos de magia. El sexo, de la mano del amor, es una delicatessen, un regalo que el karma pone en nuestro camino para permitirnos crecer como personas. La luz que emanamos cuando compartimos nuestro cuerpo y se fusiona con la paz, es fulgurante. Nada es comparable a esa sensación.
Pero, ¿por qué no? también podemos compartir el instinto, la pasión y el deseo sin esperar nada más (bueno, dejadme hacer un alto aquí; en este tema, las mujeres salimos perdiendo casi siempre. Se nos engancha el corazón demasiado pronto, nos entregamos hasta el alma demasiado pronto. Y siempre esperamos que las mariposas sean producto del príncipe azul...¡¡Malditos cuentos infantiles!!). El sexo es un don que se nos ha otorgado a los animales, un don al que podemos dotarlo de los adjetivos que más nos inspire: sexo salvaje, sexo tierno, sexo alocado, sexo dulce, sexo tímido, sexo puro y duro ;-D
Pero no tiene menos valor si en su raíz no hay amor. Los instintos son algo que debemos escuchar y siempre que refrendemos nuestros actos desde la libertad y el respeto, serán actos válidos. Luego, con el tiempo, quizá maquillemos el recuerdo para que no nos duela tanto. Pero eso, en realidad, lo hacemos con todo....
Así que, como todo en la vida, el truco está en disfrutar. Disfrutar de lo que nos sale al encuentro, de cada persona, de cada beso, de cada abrazo. Disfrutar de la seducción, de los momentos de ternura y de sexo infinito. Disfrutar de lo que nos hace bien, de quien nos hace bien. Y sobre todo, tener la sensación de que estamos donde queremos estar con quien queremos estar. Sin traicionarnos. Sin engañarnos. Y sin soñar imposibles, que eso desgasta mucho. Y casi siempre duele. Pero por donde veamos una rendija, por allí debemos intentarlo. Por donde sintamos que el corazón se acelera, hacia ello debemos tender. Pelear. Porque lo que no nos mueve, no nos motiva, no nos ilusiona, no nos hace sentir vivos... ese es terreno yermo. Que no dará fruto.
Sabéis que el saloncito es vuestro espacio, vuestro tiempo, vuestro encuentro. Siempre sois bienvenidos...
PD: Y los sandwiches de jamón y queso para desayunar los sábados...
(Esto es una pieza de 43 minutos... os recomiendo que dejéis que os inunde de belleza y de paz...)
Un
hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó
a tocar el violín, era una fría mañana de enero. Interpretó seis
piezas de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo, ya que
era hora punta, se calcula que 1.100 personas pasaron por la estación,
la mayoría de ellos en su camino al trabajo.
Tres
minutos pasaron, y un hombre de mediana edad de dio cuenta de que
había unmúsico
tocando. Disminuyó el paso y se detuvo por unos segundos, y luego se
apresuró a cumplir con su horario.
Un minuto más tarde, el
violinista recibió su primer dólar de propina: una mujer arrojó el
dinero en la caja y sin parar, y siguió caminando.
Unos
minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escucharlo,
pero el hombre miró su reloj y comenzó a caminar de nuevo. Es
evidente que se le hizo tarde para el trabajo.
El que puso
mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre le apresuró, pero
el chico se detuvo a mirar al violinista. Por último, la madre le
empuja duro, y el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo
el tiempo. Esta acción fue repetida por varios otros niños. Todos
sus padres, sin excepción, los forzaron a seguir adelante.
En
los 45 minutos que el músico tocó, sólo 6 personas se detuvieron y
permanecieron por un tiempo. Alrededor del 20 le dieron dinero, pero
siguió caminando a su ritmo normal. Se recaudó $ 32. Cuando terminó
de tocar y el silencio se hizo cargo, nadie se dio cuenta. Nadie
aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento.
Nadie lo sabía,
pero el violinista era Joshua Bell, uno de los músicos más
talentosos del mundo. Él había interpretado sólo una de las piezas
más complejas jamás escritas, en un violín por valor de 3,5
millones de dólares.
Dos días antes de su forma de tocar
en el metro, Joshua Bell agotó en un teatro en Boston, donde los
asientos tuvieron un promedio de 100 $ .
Esta es una historia
real. Joshua Bell tocando de incógnito en la estación de metro fue
organizada por el diario The Washington Post como parte de un
experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades
de la gente. Las líneas generales fueron los siguientes: en un
entorno común a una hora inapropiada: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos
detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto
inesperado? Honestamente, habría que decir que no.
...si
no tenemos un momento para detenernos y escuchar a uno de los mejores
músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas
otras cosas nos estamos perdiendo?
(...)
Si os duele algo...
... si os apetece ternura, dulzura, paz...
.... si os gusta que os acaricien...
... si queréis olvidar los problemas por un ratito...
Llamadme suspicaz si eso, pero me da la sensación de que mire donde mire, aparece una alusión, noticia o reseña hacia las pumas. Pero no en referencia a los preciosos animales salvajes, sino a las de carne y hueso. Pumas son Demi Moore, Madonna y Sharon Stone, por ejemplo. ¿Qué tienen en común? Además de tener mucho dinero, lo que les une es su pasión por chicos muuuucho más jóvenes que ellas. Eso es una puma ;-)
Los tiempos han cambiado, es evidente. Hoy en día, las mujeres disfrutamos de muchos más derechos y de una libertad que hace décadas ni se podía imaginar. Podemos confesar en voz alta nuestra apetencias sexuales y no se nos quema en la hoguera por ello. Aún queda camino por andar, no cabe duda, pero el acceso a la educación (información, cultura, material sexual....) nos ha abierto muchas puertas. Y eso es algo que, personalmente, no querría olvidar nunca: que ha habido generaciones enteras luchando para que yo pueda ser mucho más libre de lo que eran ellas.
Así que creo que entro en la franja de edad para que me llamen puma y lo llevo mal, francamente mal ;-D. Sobre todo porque creo que esa mezcla de yogurín + madurita no funciona; al menos los casos que conozco no han funcionado. No por la edad en sí misma, sino por lo que implica llevar a la espalda más experiencia acumulada, más vivencias dejando huella en el camino. Es casi imposible llegar al mismo nivel de entendimiento, de madurez, de generosidad, de comunicación, de humildad. Incluída la distancia que se abre en lo tocante a sexo y sexualidad. Aunque dicen que un veinteañero en la cama, es todo fuego.... ;-)
Personalmente, creo que las personas nos encontramos y sentimos que la química fluye (o no) para poder avanzar juntos hacia un mismo proyecto. Hay que tener un objetivo común y hay que saber poner cada uno de los elementos en su sitio. Siempre me han admirado las familias que se rehacen a partir de familias previas; padres y madres separad@s con hij@s que son capaces de ofrecer a una nueva pareja todo el amor del mundo, sin dejar a un lado la responsabilidad y el afecto a sus hijos; pero sin hipotecar su propio bienestar. Los hijos son amor en estado puro y viene dado per se; una pareja, sin embargo, es un lugar de encuentro, un espacio para compartir, para crecer, para seguir inventándo nuestro propio yo. Y eso hay que cuidarlo con todo el tacto del mundo y con una generosidad infinita. Porque, aunque hay amores distintos, todos son parte de un puzzle que acaba compenetrándose. Siempre que le demos tiempo.
Sea como fuere, todo lo que hagamos desde el respeto (a nosotr@s mismos y sobre todo, a l@s demás), estará bien hecho. Aunque echemos la vista atrás y nos quede un regustillo amargo; aunque seamos conscientes de que las cosas se podían haber hecho de otro modo, aunque sintamos que había otro camino distinto... todo es parte de nuestra historia. Y como tal debemos incluirla en nuestra bitácora.
Un beso, mis chic@s.
Gracias por ser parte del cuaderno de mi vida...
Y por cierto: nunca hay que conformarse con menos de la vida entera.
;-)
Llevo unos días con una extraña sensación de bienestar. Confieso que es una sensación que llevaba cierto tiempo huyéndome, porque no siempre el día a día es fácil. Y es que la vida se sigue empeñando en subirme y bajarme cual montaña rusa en eterno movimimento... Pero quizá es tiempo de renovarse, tiempo de mirar con perspectiva y asentar sueños e ilusiones. O renovarlos, directamente. Quizá es que estoy aprendiendo a relativizar, a liberarme de lastres que complican el camino. Puede ser que esté asumiendo y entendiendo, que esté dejando espacio a la vida para que organice y redistribuya. Y es -y eso lo sé positivamente- que cada vez que me regaláis momentos especiales (hoy uno, sin ir más lejos), mi ser se llena de una energía tan auténtica que me encandila de paz el alma. Y eso es un regalazo.
Os dejo un breve cuentito. Porque todos pasamos por nuestras propias estaciones y solo necesitamos que quien nos quiere bien, lo entienda y nos de la opción de pasar por cada una de ellas. Y porque no hay primavera en la que renacer sin un duro invierno. ¡¡Mil besos llenos de magia!!
(...)
Había
un hombre que tenía cuatro hijos. Como parte de su educación, él
quería que ellos aprendieran a no juzgar a las personas y las cosas
tan rápidamente como suele hacerse. Entonces los envió a cada uno,
por turnos, a ver un árbol de peras que estaba a gran distancia de
su casa.
En
su país había estaciones, así que el primer hijo fue en invierno;
el segundo en primavera; el tercero en verano y el cuarto en otoño.
Cuando todos habían ido y regresado, el padre los llamó y les pidió
que describieran lo que habían visto.
El
primer hijo dijo que el árbol era horrible, giboso y retorcido,
parecía seco y sin vida.
El
segundo dijo que no, que el árbol estaba cubierto de brotes verdes y
lleno de retoños que prometían flores.
El
tercer hijo no estuvo de acuerdo: él dijo que estaba cargado de
flores, que emanaba un aroma muy dulce y se veía hermoso; era el
árbol más lleno de gracia que jamás había visto.
El
último de los hijos tampoco estuvo de acuerdo con ninguno de ellos.
Dijo que el árbol estaba cargado de peras maduras, lleno de savia y
bienestar. Como los pájaros acudían al peral para comer de los
frutos que se estaban marchitando, todo a su alrededor se llenaba de
un exquisito aroma.
Entonces
el padre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque
ellos sólo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
Y añadió que por eso no se podía juzgar a una persona por sólo
ver una de sus temporadas.
“La
esencia de lo que son las personas, -el placer, la tristeza, el
regocijo y el amor que vienen con la vida- sólo puede ser medida al
final, cuando todas las estaciones hayan pasado”.
Me he encontrado este articulillo por ahí y lo comparto, que me ha parecido simpaticón. Al hilo ese de las atracciones fatales, de las relaciones tóxicas y de las pasiones y los deseos incontrolables que nos hacen perder la razón. ;-)
Con
este artículo pretendo ofrecer en un tono divertido y ameno una
visión fundamentalmente química de algo tan sencillo como
maravilloso que nos ocurre a todos alguna vez en la vida:
¡Enamorarnos!
Los
poetas nos han deleitado cantando al más maravilloso de los
sentimientos desde todos los ángulos y con infinitos matices, pero
los químicos también tenemos cosas que decir al respecto, quizás
menos seductoras pero no por ello menos importantes.
¿Por
qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra?
Innumerables investigaciones psicológicas demuestran lo decisivo de
los recuerdos infantiles -conscientes e inconscientes-. La llamada
teoría de la correspondencia puede resumirse en la frase:"cada
cual busca la pareja que cree merecer".
Parece
ser que antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un
mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan
lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra. El sexólogo
John Money considera que los niños desarrollan esos mapas entre los
5 y 8 años de edad como resultado de asociaciones con miembros de su
familia, con amigos, con experiencias y hechos fortuitos. Así pues
antes de que el verdadero amor llame a nuestra puerta el sujeto ya ha
elaborado los rasgos esenciales de la persona ideal a quien amar.
La
química del amor es una expresión acertada. En la cascada de
reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay
química (hormonas y otras sustancias que participan). Ellas son las
que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas
son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento.
Cuando
encontramos a la persona deseada se dispara la señal de alarma,
nuestro organismo entra entonces en ebullición. A través del
sistema nervioso el hipotálamo envía mensajes a las diferentes
glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que
aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina
(neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas).
Sus
efectos se hacen notar al instante:
El
corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto).
La
presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube.
Se
liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
Se
generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de
oxígeno por la corriente sanguínea.
Los
síntomas del enamoramiento que muchas personas hemos percibido
alguna vez, si hemos sido afortunados, son el resultado de complejas
reacciones químicas del organismo que nos hacen a todos sentir
aproximadamente lo mismo, aunque a nuestro amor lo sintamos como
único en el mundo.
Ese
estado de "imbecilidad transitoria", en palabras de Ortega
y Gasset, no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo.
No
hay duda: el amor es una enfermedad. Tiene su propio rosario de
pensamientos obsesivos y su propio ámbito de acción. Si en la
cirrosis es el hígado, los padecimientos y goces del amor se
esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y
filamentos que llamamos sistema nervioso autónomo. En ese sistema,
todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan el miedo, el
orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento. A
través de nervios microscópicos, los impulsos se transmiten a todos
los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoriparas del
cuerpo. El suave músculo intestinal, las glándulas lacrimales, la
vejiga y los genitales, el organismo entero está sometido al
bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y cuerdas. Las
órdenes se suceden a velocidades de vértigo: ¡constricción!,
¡dilatación!, ¡secreción!, ¡erección! Todo es urgente,
efervescente, impelente... Aquí no manda el intelecto ni la fuerza
de voluntad. Es el reino del siento-luego-existo, de la carne, las
atracciones y repulsiones primarias..., el territorio donde la razón
es una intrusa. Hace
apenas 13 años que se planteó el estudio del amor como un proceso
bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas
y de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas
fisiológicas intensas.
El
verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce
en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de
las anfetaminas. Al
inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la
secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos
de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y
de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y
oxiticina (además de estimular las contracciones uterinas para el
parto y hacer brotar la leche, parece ser además un mensajero
químico del deseo sexual), y comienza el trabajo de los
neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en
síntesis: se está enamorado. Estos compuestos combinados hacen que
los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches
enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.
El
affair de la feniletilamina con el amor se inició con la teoría
propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del
Instituto Psiquiátrico de Nueva York, que sugirieron que el cerebro
de una persona enamorada contenía grandes cantidades de
feniletilamina y que sería la responsable de las sensaciones y
modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando estamos
enamorados.
Sospecharon
de su existencia mientras realizaban un estudio con pacientes
aquejados de "mal de amor", una depresión psíquica
causada por una desilusión amorosa. Les llamó la atención la
compulsiva tendencia de estas personas a devorar grandes cantidades
de chocolate, un alimento especialmente rico en feniletilamina por lo
que dedujeron que su adicción debía ser una especie de
automedicación para combatir el síndrome de abstinencia causado por
la falta de esa sustancia. Según su hipótesis el, por ellos
llamado, centro de placer del cerebro comienza a producir
feniletilamina a gran escala y así es como perdemos la cabeza, vemos
el mundo de color de rosa y nos sentimos flotando. Su
actividad perdura de 2 a 3 años, incluso a veces más, pero al final
la atracción bioquímica decae. La fase de atracción no dura para
siempre. La pareja, entonces, se encuentra ante una dicotomía:
separarse o habituarse a manifestaciones más tibias de amor
-compañerismo, afecto y tolerancia-.
Con
el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de
estas sustancias y toda la locura de la pasión se desvanece
gradualmente, la fase de atracción no dura para siempre y comienza
entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia dando
paso a un amor más sosegado. Se trata de un sentimiento de
seguridad, comodidad y paz. Dicho estado está asociado a otra DUCHA
QUÍMICA. En este caso son las endorfinas -compuestos químicos
naturales de estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos-
los que confieren la sensación común de seguridad comenzando una
nueva etapa, la del apego. Por ello se sufre tanto al perder al ser
querido, dejamos de recibir la dosis diaria de narcóticos.
Para
conservar la pareja es necesario buscar mecanismos socioculturales
(grata convivencia, costumbre, intereses mutuos, etc.), hemos de
luchar por que el proceso deje de ser solo químico. Si no se han
establecido ligazones de intereses comunes y empatía, la pareja,
tras la bajada de FEA, se sentirá cada vez menos enamorada y por ahí
llegará la insatisfacción, la frustración, separación e incluso
el odio. Parece
que tienen mayor poder estimulante los sentimientos y las emociones
que las simples substancias por sí mismas, aquellos sí que pueden
activar la alquimia y no al sentido contrario.
Un
estudio alemán ha analizado las consecuencias del beso matutino, ése
que se dan los cónyuges al despedirse cuando se van a trabajar. Los
hombres que besan a sus esposas por la mañana pierden menos días de
trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes de tráfico, ganan de
un 20% a un 30% más y viven unos ¡cinco años más! Para Arthur
Sazbo, uno de los científicos autores del estudio, la explicación
es sencilla: "Los que salen de casa dando un beso empiezan el
día con una actitud más positiva".
Es
cierto, no podemos negarlo, es un hecho científico que existe una
química interna que se relaciona con nuestras emociones y
sentimientos, con nuestro comportamiento, ya que hasta el más
sublime está conectado a la producción de alguna hormona.No
hay una causa y un efecto en la conducta sexual, sino eventos
físicos, químicos, psíquicos, afectivos y comunicacionales que se
conectan de algún modo, que interactúan y se afectan unos a otros.
Existe,
sí, una alquimia sexual, pero se relaciona íntimamente con los
significados que le damos a los estímulos, y éstos con el poder que
les ha concedido una cultura que, a su vez, serán interpretados por
cada uno que los vive de acuerdo con sus recursos personales y su
historia. Esperemos que estos estudios en un futuro nos conduzcan a
descubrir aplicaciones farmacológicas para aliviar las penas de
amor.
PD: Hoy se me han quemado las verduras....
(...)
Mis chicos, os espero.
La vida es mucho más bonita con una buena dósis extra de ternura y de pasión.
No tengo muy claro que, en lo tocante a temas personales, sea bueno que los polos opuestos se atraigan. Que se atraen, eso es evidente. Pero cuando las emociones, los afectos, las necesidades, las pasiones y los sueños se descompensan, es imposible unificar criterios para andar el mismo camino. Tampoco polos iguales ofrecen garantía de éxito; es más, sin retos, sin conflictos, sin alguna que otra tristeza, el camino se hace largo, tedioso y aburrido. Porque es demasiado fácil anticiparse al futuro. Al propio y al ajeno.
Así que como todo en esta vida, lo mejor es encontrar un punto de equilibrio; equilibrio que solo se alcanza con una comunicación abierta, limpia y generosa. Con detalles, con intimidad, con pasión renovada. Olvidando y perdonando. Entendiendo. Escuchando. Uniendo piezas, siempre que sintamos que esas piezas son las adecuadas para nuestra vida. No podemos encajar con calzador aquello que sabemos positivamente que ni nos hace ni nos hará felices. Y por la misma, creo que debemos luchar por lo que queremos hasta que todas las puertas se hayan cerrado. Creo que nunca es tarde para empezar de nuevo; creo que se puede retomar el camino en el punto donde vuelvan a converger los pasos. Creo que se pueden podar ramas secas, volver a apostar. Creo. Y confío. Sin más aspiraciones que la libertad...
Estrenamos mes.
Y ya han puesto las luces de Navidad...
:-)
Estos días andamos con celebraciones que tienen que ver con zombis, brujas y demás rituales mágicos por aquello de ampliar el espectro de posibilidades creyentes. Por creer en algo, vamos. Halloween
significa "All hallow's eve", palabra que proviene del
inglés antiguo, y que significa "víspera de todos los santos",
ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta
de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le
ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la
noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un
retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también
entre los pueblos hispanos.
El caso es celebrar y tener una excusa para salir un poco. Y más en estos tiempos complicados en los que las razones para sonreir escasean bastante. De todos modos, permitidme hoy un pequeño homenaje a mi propio ángel de la guarda, a un mago de la ternura que hace que mi vida sea mucho, muchísimo mejor. Porque nunca podré agradecerle suficiente todo lo que ha hecho por mí. ¡¡Qué bueno tener gente buena cerca!!
Y ya puestos... gracias por todo a mis brujas, que me susurran nuevas formas de mirar la vida; gracias a mis brujillas, que lo llenan todo de luz y de color. Gracias a Pepito, que sé que últimamente tiene el morro arrugadillo con ciertas cosas de mi pasado; gracias a mi pasado, porque me ha traído hasta aquí. Y un recuerdo imborrable, hoy y siempre, a quien ya no está en mi vida...
PD: Añado dos nuevos favoritos en "La Voz": Rafa y Efrén.
Increíbles.
Del todo.
¡¡Un beso!!
PD: Para las cosas que merecen la pena y que sé que tienen un sitio en mi vida, tengo toda la paciencia del mundo.