Es curioso lo duales que somos las personas; qué bien se nos dan unas cosas y que mal otras. Cuánto amor podemos sentir por alguien y cuánto desprecio por otra persona. Cuánto interés por unas cosas y qué poco interés por otras. Qué facilidad de pasar de la alegría a la tristeza en cuestión de segundos. Duales. Creo que como la vida misma.
Yo siempre digo que tengo infinita paciencia para algunas cosas (incluso si no me apasionan) y sin embargo hay otras cosas que no me motivan ni a la de tres. No sé muy bien dónde está el quid, si es cuestión de aprendizaje o de genética. O de particiones hipotalámicas. O vayaudasaber. Pero las personas somos (muy) diferentes y eso es lo que convierte el camino en una aventura preciosa.
Mi asignatura pendiente (y para la que llego ya un poco tarde, me temo) es la cocina. Lo intento. Me decido. Me convenzo. Me sugestiono. Y la verdad es que lo que hago, lo hago rico; pero no hay forma de que se convierta en algo que me apasione, que me haga disfrutar rozando el auténtico placer. No sé por qué. Y reconozco que me da un poco de rabia, porque creo que cocinar sabroso debe ser una delicia.
Es como la pasión. Como el deseo, la lujuria, el arrebato, el delirio. Conocemos a muchas personas a lo largo de nuestra vida pero no todas consiguen entusiasmarnos. Hay personas que nos cruzamos en la calle, por ejemplo y nos inspiran algo interesante y apetecible solo con mirarlas. Nos encantaría saber más sobre ellas, acercarnos, indagar; robarles un beso, incluso. Y otras personas, sin embargo, no nos atraen en ningún sentido. A priori. Luego, bien es cierto que según conocemos más a fondo a algunas personas, nos vamos encandilando con su forma de ser, con su carisma, con su sonrisa o con su forma de seducirnos. O puede que suceda al revés: que por más que alguien se empeñe, no consiga hacernos sentir nada especial. Son las probabilidades del amor, si es que el amor tiene probabilidades. O raíces cuadradas. O potencias. O derivadas, que por supuesto ni me acuerdo. En realidad, creo que la atracción física es lo menos probable y entendible que nos sucede a las personas; hay personas que nos gustan y ya está. Sin darle más vueltas. Algo nos atrae y no podemos explicarlo. Solo pasa, nos llega y hacemos lo posible por encajarlo. Si podemos disfrutarlo y compartirlo, genial; si solo podemos imaginar un afecto platónico, pues bienvenido sea también, incluso aunque nos duela infinito. No siempre podemos tener aquello que ansiamos.
Así que dejémonos empapar de luz, de sensualidad, de pasión.
De lo bonito, de lo dulce, de lo tierno.
Dejemos que la vida nos sorprenda...
....y que las personas nos sorprendan.
Acabo de oir que el nuevo álbum de Malú se llama "Dual".
Vaya.
Os dejo un besito de otoño, de este otoño radiante.
Y fresco.
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