sábado, 28 de agosto de 2010
** INMORTAL... o cómo daros las gracias por estos años en el saloncito :-)
Regalo.
"Hoy he vivido la hora más corta de mi vida".
:-)
Regalazo.
Y regalazo también haber pasado ya las 40.000 visitas en el blog.
Gracias.
La verdad es que nunca pensé que podíamos tener un proyecto tan bonito entre todos, con tanta ilusión y con tanta gente especial pasando por el saloncito (pronto, con nueva ubicación. O eso espero). No se me ocurre más que daros las gracias de corazón.
Para empezar el curso -Septiembre es lo que tiene, que marca la salida del pulso de la normalidad-, estreno camilla (un placer ;-D) y también un electroestimulador maravilloso, como apoyo a todas esas lesiones, molestias, contracturas y penitas varias, de las que pesan. Pedidmelo, sin duda.
Y seguiré introduciendo mejoras,
sugeridme ideas.
Gracias por vuestra paciencia.
Y por la confianza.
Y esto,
para oirlo en buena compañía...
"MY INMORTAL"
** PROFESIONALES DEL BIENESTAR
El otro día nos quedamos con la disyuntiva de si un masaje debe doler o no. Como todo en esta vida, depende, básicamente, del objetivo que persigamos.
En algún otro post, ya os dije que, en mi opinión, hay dos grandes tipos de masaje: los que son exclusivamente de relajación y bienestar y los que buscan una mejora física. Dentro de estos dos grupos, hay subgrupos y tantos tipos y adjetivos como se nos ocurran ;-) Pero después de muchos años de trabajo, de observar, de estudiar, de investigar las respuestas del cuerpo, la conclusión es que cuando tenemos algo que arreglar, el proceso pasa por el dolor. Invariablemente. Incluso hay veces que para que una lesión acabe de curar, hay que dar un pasito atrás en su recuperación. Y un masaje acertado, puede prevenir lesiones futuras aunque haya que descansar unos días más. Eso sí, siempre en manos profesionales.
Eso de invertir en futuro es una de las cosas más complicadas de explicar a un deportista; hay que trabajar para prevenir y hacer un trabajo invisible para no tener que lamentar después. Desde luego lo ideal es conseguir una forma física óptima que aleje de las lesiones; pero como dice Paco Seirul.lo -maestro de la preparación física-, además de lesiones hay accidentes (deportivos, se entiende); y esos no son controlables (un encontronazo que deriva en rotura, una distensión por un brusco cambio de temperatura...). Sea como fuere, hay pautas innegociables: calentar y estirar, una hidratación óptima, una alimentación acorde al esfuerzo que se realiza...
Nos cuesta valorar los beneficios de las cosas bien hechas, las que se hacen con coherencia y sin prisa.También subyace un ejercicio de confianza, de creer en el profesional que nos acompaña en el camino. Así pues, cosas así son las que se deben esperar de un buen preparador:
-Que motive para rendir al máximo
-Que enseñe aquello que considera que se debe saber
-Que se recicle constantemente
-Que capte las necesidades personales para potenciar al máximo cada característica
-Que escuche
-Que sea disciplinado
-Que ofrezca un buen ejemplo
-Que plantee metas realistas pero exigentes
-Que plantee metas realistas pero exigentes
-Que delimite estrategias bien definidas
-Que controle y evalúe el trabajo
-Que controle y evalúe el trabajo
-(...)
Trabajad siempre con quien ama su profesión, con quien se preocupa e individualiza el trabajo; trabajad con quien os inspira confianza y la demuestra con resultados.Y si hay un dolor que queréis que desaparezca de la vida, una buena sesión de masaje terapéutico es una solución inmejorable :-)
Besitos deportivos
y saludables,
¡disfrutad el fin de semana!
martes, 24 de agosto de 2010
** LO QUE LAS MUJERES NOS MERECEMOS SABER...
LO QUE LAS MUJERES NOS MERECEMOS SABER...(y quizá los hombres deban saber...)
TODA MUJER DEBE TENER
Un viejo amor al que regrese en sus sueños...y otro que le permita darse cuenta de lo lejos que ha llegado.
El valor necesario para alejarse cuando no le aman.
Libertad económica suficiente para irse...y alquilar un lugar propio...incluso si nunca lo desea o lo necesita.
Una etapa de juventud que dejar atrás con gusto .
Un pasado suficientemente rico en experiencias, como para ser contado al llegar a una edad avanzada.
La certeza de que seguramente llegará a una edad avanzada y dinero guardado, suficiente para no depender de nadie.
Un equipo completo de destornilladores, un taladro eléctrico... y al menos un camisón negro de encaje.
Una amiga con la que tener sueños eróticos.
La amistad de alguien que siempre le hace reir... y de alguien que le permite llorar.
Un hermoso mueble en casa, que no perteneció a nadie de la familia.
Un e-mail, en donde recibir y enviar frases de aliento.
Un juego de vajilla para doce personas, diferentes copas y la receta para una cena que haga sentir espléndidamente a sus invitados.
Una rutina de cuidado de la piel, un plan de ejercicios y un proyecto para enfrentar aquellas facetas de la vida que no mejoran después de los 30.
Un inicio sólido en una carrera que le encanta, una relación satisfactoria y todas aquellas facetas de la vida... que sí mejoran después de los 30.
TODA MUJER DEBE SABER
Cómo enamorarse sin dejar de ser ella misma.
Lo que quiere, con respecto a tener hijos.
Cómo renunciar a un trabajo, terminar con un novio y confrontar a un amigo sin arruinar una amistad.
Cómo pasarlo de maravilla en una fiesta a la que no se deseaba asistir.
Cómo pedir algo que realmente desea... de manera que casi seguramente lo consiga.
TAMBIÉN DEBE SABER
... que no puede modificar el ancho de sus muslos, de sus caderas o la forma de ser de según qué gente.
Que su niñez pudo no ser perfecta... pero ya terminó.
Lo que podría o no podría hacer por amor... o debería o no.
Como vivir sola...aún si le desagrada.
En quién confiar y en quién no.
A donde ir... a sentarse con su mejor amiga, o a una agradable cabaña en la playa cuando su alma necesita alimentarse y tranquilizarse.
Lo que puede lograr en un día... en un mes... y en un año.
Que puede permitirse lujos y caprichos para sentirse una diosa.
Y sobre todo debe saber que la libertad no tiene ningún precio, que no se compra, que no se vende y desde luego, que no se intercambia por nada. La vida es demasiado bonita para perderla lamentándose de ocasiones perdidas...
lunes, 23 de agosto de 2010
** UN CUENTO DE PAULO COELHO
Un regalito de lunes.
Y una reflexión para siempre...
"Un Hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo y prosiguió su camino con sus dos animales( a veces los muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición…).
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos.En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro . El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
-Buenos días.
-Buenos días - respondió el guardián
-¿ Cómo se llama este lugar tan bonito?
-Buenos días.
-Buenos días - respondió el guardián
-¿ Cómo se llama este lugar tan bonito?
-Esto es el cielo.
-Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
-Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
-Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…
-Lo siento mucho – dijo el guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales.
-Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
-Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
-Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…
-Lo siento mucho – dijo el guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dió las gracias al guardián y siguió adelante.Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
-Buenos días – dijo el caminante.
El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
-Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo
-Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar.- Podéis beber toda el agua que queráis.
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre
-Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste.
-A propósito, ¿cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre.
-CIELO
-¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
-Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián.
El caminante quedó perplejo.
-Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡ Esta información falsadebe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante.
-De ninguna manera! – increpó el hombre. -En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…"
-A propósito, ¿cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre.
-CIELO
-¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
-Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián.
El caminante quedó perplejo.
-Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡ Esta información falsa
-De ninguna manera! – increpó el hombre. -En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…"
Paulo Coelho
Riera xica Montseny
(...)
Quien tiene un amigo que guía la vida, que acompaña, que cuestiona, que cuida, que reprende; un amigo con quien reir, con quien llorar, con quien anhelar y con quien soñar... puede saberse, de verdad, una persona afortunada. Incluso aunque el resto sólo funcione a trompicones. Siempre que nos quede el cariño y la ternura de quien camina junto a nosotros sin esperar más que la propia felicidad, entonces podremos sentir que la vida va teniendo sentido. El resto... atrezzo ;-)
domingo, 22 de agosto de 2010
** DE LA DUALIDAD ENERGÉTICA...
Ayer alguien me recordó una cosa básica para la vida (en general): que lo más importante es escucharse uno mismo para tomar las decisiones que presuponemos serán las más rentables para nuestro bienestar. Y ese bienestar ha de entenderse de modo global: alimentación, deporte, hobbys, afectos... Por ello, es fácil deducir que no hay una sóla respuesta válida para la misma situación; lo que a mí me parece un valor fantástico, puede que a mi vecino le parezca una estupidez. Que no compartamos un punto de vista no quiere decir que no sea un punto de vista lícito, desde luego. Pero lo que nunca debemos olvidar es el respeto (y eso que apliqué cierto antiinflamatorio sin pedir permiso, sin valorar si podía ser una decisión errónea. Aprendizaje pedagógico...¡qué difícil la empatía, a veces!).
Por eso cuando aprendemos a escucharnos, aprendemos a valorar lo que nos ocurre y generalmente también por qué nos ocurre. Y por extensión, podemos llegar a darnos cuenta de que hay dolores de distintos tipos.
Hay dolores de carácter físico, que a priori es la propuesta más occidental y basada en la medicina reglada. Podemos sufrir enfermedades tangibles y clasificables de un modo bastante objetivo.
"La definición más comúnmente aceptada del dolor es “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión en los tejidos real o potencial”. El cuerpo está lleno de nervios con terminaciones sensibles al dolor que pueden ser estimuladas por muy diversas causas: una rozadura, un corte, una sustancia química irritante, golpes, quemaduras, compresiones o cualquier causa capaz de inducir una reacción inflamatoria. Cuando se produce la irritación de estas terminaciones nerviosas, se genera la sensación de dolor.
Otros dolores tienes su raíz en un plano más espiritual, propuesta que nos llega desde oriente. Ya os dije que creo que somos energía; en esa línea, podemos suponer que tenemos canales internos por los que canalizamos dicha energía y que puede ser que, frente a determinados estímulos, dichos canales lleguen a bloquearse.
No debe haber ningún bloqueo que impida el flujo vivo. A menudo se forman bloqueos en los canales de conducción que se manifiestan inmediatamente con una perturbación en el bienestar, y llevan a dolores y enfermedades anímicas y corporales. Precisamente estos bloqueos son la causa real de interferencias en la salud.
La alegría de vivir y la serenidad son energías de la luz y no pueden ser separadas de la salud del cuerpo. Cada malestar, cada dolor, cada estado depresivo, e incluso cada sentimiento negativo, causa un bloqueo en el río de la energía vital.
Las causas de bloqueos pueden ser :
Una corriente continua de estos doce canales de luz le otorga al cuerpo una fuerza vital extremadamente inteligente que sabe exactamente cómo mantener el organismo con vitalidad y con un funcionamiento bien equilibrado.
La energía y fuerza vital circulan de esta manera por todas las células, órganos y demás partes del cuerpo".
(...)
Para escribir el post del Pulso Sexual del otro día, la verdad es que busqué mucha información sobre energía sexual, chakras, tantra y demás espacios energéticos que generamos a nuestro alrededor. Siempre os digo que no me autoimpongo etiqueta alguna -porque toda etiqueta limita- pero sí procuro aprender de distintas fuentes y tomar aquellos conceptos y aquellas prácticas que considero pueden ayudarme a ser mejor profesional. Al final, a lo que aspiro es a ofreceros una respuesta lo más ajustada posible a vuestras necesidades. Y eso pasa por tener herramientas que permitan abrir las miras. No es igual tratar una lesión deportiva, que un bloqueo emocional, por ejemplo. Dice un sabio que se ha colado en mi vida, que todo en esta vida es dual, que viene por parejas: el ying y el yang, la vida y la muerte, el día y la noche...
Así que desde esta dualidad, hay quien defenderá que un masaje debe doler
y habrá quien afirme que un masaje nunca debe doler.
Como es un tema interesante
-y que suscita dudas y preguntas-,
mañana seguiremos reflexionando.
Os deseo energía positiva.
Sea desde donde sea.
Y como sea.
Por eso cuando aprendemos a escucharnos, aprendemos a valorar lo que nos ocurre y generalmente también por qué nos ocurre. Y por extensión, podemos llegar a darnos cuenta de que hay dolores de distintos tipos.
Hay dolores de carácter físico, que a priori es la propuesta más occidental y basada en la medicina reglada. Podemos sufrir enfermedades tangibles y clasificables de un modo bastante objetivo.
"La definición más comúnmente aceptada del dolor es “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión en los tejidos real o potencial”. El cuerpo está lleno de nervios con terminaciones sensibles al dolor que pueden ser estimuladas por muy diversas causas: una rozadura, un corte, una sustancia química irritante, golpes, quemaduras, compresiones o cualquier causa capaz de inducir una reacción inflamatoria. Cuando se produce la irritación de estas terminaciones nerviosas, se genera la sensación de dolor.
Estos receptores de dolor envían señales que, ascendiendo por la médula espinal, llegan hasta el cerebro. El cerebro incorpora estas señales en zonas concretas de la corteza cerebral, haciendo sentir el dolor y localizando el lugar donde se ha producido la lesión.
El dolor es el síntoma que más a menudo lleva al paciente a consultar. Tiene un valor protector, pues avisa que hay algo que no está funcionando adecuadamente y obliga a reaccionar para suprimir la causa que lo produce."Otros dolores tienes su raíz en un plano más espiritual, propuesta que nos llega desde oriente. Ya os dije que creo que somos energía; en esa línea, podemos suponer que tenemos canales internos por los que canalizamos dicha energía y que puede ser que, frente a determinados estímulos, dichos canales lleguen a bloquearse.
"Los meridianos se encargan, en este sistema fluyente de la distribución de la energía vital del Chi (una circulación desde la cabeza hasta los pies, de los pies hasta la zona del pecho, de los brazos hasta los dedos y desde los dedos hacia la cabeza). Los meridianos distribuyen la fuerza vital, a través de una fina red eléctrica, a todas las células del cuerpo y a todos los órganos.
El Chi alimenta la sangre, la sangre alimenta las células, las células constituyen los tejidos, los tejidos componen los órganos, los órganos realizan las funciones y las funciones constituyen la totalidad.
En total existen 12 meridianos. En el cuerpo fluyen en paralelo seis canales yin y seis canales yang a la vez. De los pies hasta el esternón y a través de los brazos bajando hacia las puntas de los dedos fluye el río energético “femenino” yin ; el río energético “masculino” yang fluye de las puntas de los dedos hacia la cabeza y baja de la cabeza hacia los pies.
El Chi alimenta la sangre, la sangre alimenta las células, las células constituyen los tejidos, los tejidos componen los órganos, los órganos realizan las funciones y las funciones constituyen la totalidad.
En total existen 12 meridianos. En el cuerpo fluyen en paralelo seis canales yin y seis canales yang a la vez. De los pies hasta el esternón y a través de los brazos bajando hacia las puntas de los dedos fluye el río energético “femenino” yin ; el río energético “masculino” yang fluye de las puntas de los dedos hacia la cabeza y baja de la cabeza hacia los pies.
No debe haber ningún bloqueo que impida el flujo vivo. A menudo se forman bloqueos en los canales de conducción que se manifiestan inmediatamente con una perturbación en el bienestar, y llevan a dolores y enfermedades anímicas y corporales. Precisamente estos bloqueos son la causa real de interferencias en la salud.
La alegría de vivir y la serenidad son energías de la luz y no pueden ser separadas de la salud del cuerpo. Cada malestar, cada dolor, cada estado depresivo, e incluso cada sentimiento negativo, causa un bloqueo en el río de la energía vital.
Las causas de bloqueos pueden ser :
- Dolores del alma, cargas, disgustos, miedos y preocupaciones, pensamientos y sentimientos negativos.
- Traumas, miedos, rechazos, sobresaltos, tristeza, rabia o repulsión.
- Contaminación eléctrica debido a ordenadores, teléfono móvil, televisores, y todo los aparatos electrónicos.
- Entornos y lugares inarmónicos.
- Accidentes, lesiones y drogas.
- Alimentación errónea y falta de ejercicio físico
Una corriente continua de estos doce canales de luz le otorga al cuerpo una fuerza vital extremadamente inteligente que sabe exactamente cómo mantener el organismo con vitalidad y con un funcionamiento bien equilibrado.
La energía y fuerza vital circulan de esta manera por todas las células, órganos y demás partes del cuerpo".
(...)
Para escribir el post del Pulso Sexual del otro día, la verdad es que busqué mucha información sobre energía sexual, chakras, tantra y demás espacios energéticos que generamos a nuestro alrededor. Siempre os digo que no me autoimpongo etiqueta alguna -porque toda etiqueta limita- pero sí procuro aprender de distintas fuentes y tomar aquellos conceptos y aquellas prácticas que considero pueden ayudarme a ser mejor profesional. Al final, a lo que aspiro es a ofreceros una respuesta lo más ajustada posible a vuestras necesidades. Y eso pasa por tener herramientas que permitan abrir las miras. No es igual tratar una lesión deportiva, que un bloqueo emocional, por ejemplo. Dice un sabio que se ha colado en mi vida, que todo en esta vida es dual, que viene por parejas: el ying y el yang, la vida y la muerte, el día y la noche...
Así que desde esta dualidad, hay quien defenderá que un masaje debe doler
y habrá quien afirme que un masaje nunca debe doler.
Como es un tema interesante
-y que suscita dudas y preguntas-,
mañana seguiremos reflexionando.
Os deseo energía positiva.
Sea desde donde sea.
Y como sea.
sábado, 21 de agosto de 2010
** SALTOS, ACANTILADOS, ORLANDO Y CELTAS CORTOS. Mélange... ;-)
No soy yo muy amiga de la televisión y menos desde que nos han impuesto este TDT maravilloso que funciona como todo en este país. (Carraspeo, sin mala uva). Y hay veces que no se puede ver lo que se quiere, sino lo que se ve. Así, a secas. Por regla general, el canal de deportes se ve siempre; por mi parte, un placer, porque si algo me gusta con locura es disfrutar del deporte. En la caja tonta, en directo, estando de viaje o de casualidad. Pero me lo veo todo. Y el otro día, en un rato de esos que no se sabe cómo ocupar el tiempo, me ví un reportaje entero sobre cliff diving. Palabrejilla para denominar a los Saltos ornamentales desde peligrosos acantilados. Una locura, vaya.
Pero reconozco que me encantó lo que ví; además de un hombre guapérrimo (;-DDDD), Orlando Duque, me quedé con la sensación de inmensidad, de emoción extrema. No puedo imaginar lo que se debe sentir cuando uno se prepara para saltar una altura de 27 metros, estando suspendido en el aire durante 2,5 segundos e impactando el agua a una velocidad de 90 km. por hora. Está claro que no todos valemos para todo... ;-))))
Sin que sirva de precedente,
igual la tele instruye,
de vez en cuando.
Y después de nosecuántos años, me voy a ver a Celtas Cortos en concierto. Ya, ya, los ochenta son nuestros... (mañana os cuento ;-D). De aperitivo, una de las canciones de mi vida.
¡¡Mil Besos!!
viernes, 20 de agosto de 2010
** TARJETAS DE PRESENTACIÓN
Nos pasamos la vida etiquetándonos, definiéndonos, matizándonos. Nos vamos creando una tarjeta de presentación acorde al momento que vivimos; y casi siempre nos vemos delimitados en relación a los demás, directa o indirectamente. Si soy "Director general de comercio exterior" (si es que existe algo así ;-D), es porque no sólo hay un subdirector por debajo sino porque hay otro director general de comercio interior (esto sí que creo que no existe). Si soy papi, es evidente que no es una cualidad al márgen de otro ser; si soy mujer, vasca o leo, es porque hay otras variables que difieren de esas ;-DDD
Siempre estámos acotándonos y por ende, poniéndonos límites. Nos educan para aceptar dichos límites y cuidar nuestro espacio personal, como si fuera un fuerte infranqueable. Es evidente que a nadie nos gusta que nos hagan daño, pero creo que es mucho más enriquecedor llorar por ocasiones vividas que por las perdidas. Tenemos que adaptarnos a las normas, eso es más o menos entendible; pero el problema está en que si esa adaptación pasa por vernos obligados a dejar de ser como queremos ser para ser como debemos ser, entonces la sensación de infelicidad -dibujada en el marco que nos toca vivir- se hace infinita. Y perenne.
A mí me gustaría que alguien me diera un tarjeta con un texto así:
Un hombre cualquiera
Ansioso por vivir la vida
Amante de los placeres
Respetuoso, generoso, gentil, romántico.
O algo así ;-)
Al final sólo somos adjetivos y olvidamos recordar que detrás de la parafernalia, tambien hay todo un mundo de afectos que dibujan nuestro ser más auténtico, el del corazón. En cualquier caso, hacer el trabajo de ponernos adjetivos -calificativos,a poder ser-, también nos ayuda a saber cómo somos, qué nos gusta, qué esperamos, cómo queremos organizar nuestro mundo. Y si organizamos un poco nuestro mundo, seremos capaces de ofrecer un espacio amoroso y equilibrado a quienes sean parte de nuestra vida. Por mi parte -que también juego a los protocolos formales- confío en sembrar con un poco de coherencia; espero dejar un rastro de luz y de locura, un rastro de ternura, un recuerdo que reconcilie con la vida en estado puro. Y me gustraría seguir creyendo en epítetos que no corten alas, que no hagan daño, que no coarten la libertad. Lo voy a intentar con algo así:
Os deseo un feliz fin de semana.
Dulce,
esponjoso,
tierno,
sensual...
y libre.
Y os dejo un pequeño homenaje a todos los que apuestan en la vida, a quienes se deciden a salir (de donde sea) y gritar bien alto que la vida es un regalo.
Y TODOS ME MIRAN
Siempre estámos acotándonos y por ende, poniéndonos límites. Nos educan para aceptar dichos límites y cuidar nuestro espacio personal, como si fuera un fuerte infranqueable. Es evidente que a nadie nos gusta que nos hagan daño, pero creo que es mucho más enriquecedor llorar por ocasiones vividas que por las perdidas. Tenemos que adaptarnos a las normas, eso es más o menos entendible; pero el problema está en que si esa adaptación pasa por vernos obligados a dejar de ser como queremos ser para ser como debemos ser, entonces la sensación de infelicidad -dibujada en el marco que nos toca vivir- se hace infinita. Y perenne.
A mí me gustaría que alguien me diera un tarjeta con un texto así:
Un hombre cualquiera
Ansioso por vivir la vida
Amante de los placeres
Respetuoso, generoso, gentil, romántico.
O algo así ;-)
Al final sólo somos adjetivos y olvidamos recordar que detrás de la parafernalia, tambien hay todo un mundo de afectos que dibujan nuestro ser más auténtico, el del corazón. En cualquier caso, hacer el trabajo de ponernos adjetivos -calificativos,a poder ser-, también nos ayuda a saber cómo somos, qué nos gusta, qué esperamos, cómo queremos organizar nuestro mundo. Y si organizamos un poco nuestro mundo, seremos capaces de ofrecer un espacio amoroso y equilibrado a quienes sean parte de nuestra vida. Por mi parte -que también juego a los protocolos formales- confío en sembrar con un poco de coherencia; espero dejar un rastro de luz y de locura, un rastro de ternura, un recuerdo que reconcilie con la vida en estado puro. Y me gustraría seguir creyendo en epítetos que no corten alas, que no hagan daño, que no coarten la libertad. Lo voy a intentar con algo así:
Os deseo un feliz fin de semana.
Dulce,
esponjoso,
tierno,
sensual...
y libre.
Y os dejo un pequeño homenaje a todos los que apuestan en la vida, a quienes se deciden a salir (de donde sea) y gritar bien alto que la vida es un regalo.
Y TODOS ME MIRAN
miércoles, 18 de agosto de 2010
** ENERGÍA SEXUAL
Que las personas somos energía es casi incuestionable. Energía porque nos movemos, porque pensamos, porque nos compartimos, porque procreamos (milagros donde los haya, con fe o sin ella). Tenemos una increíble capacidad para la comunicación; que luego podamos hacer útil dicha comunicación es otro tema. La misma complejidad de la que estámos hechos, nos ayuda y nos impide, casi a partes iguales, a entregarnos y a compartirnos. Después la ternura, la timidez, la arrogancia, la sencillez, el buen humor, la creatividad... todas esas características nos delimitan y nos matizan.
Pero la energía sexual es común a todos nosotros, a hombres y a mujeres. No es simplemente un flujo de electricidad por el cuerpo, sino que interactúa con todos los aspectos de nuestra sexualidad: el físico, el emocional, el mental y el espiritual. Es una energía vírgen, pura, difícil de controlar; nos gestiona impulsos y deseos, anhelos, sueños lascivos e incluso la propia genitalidad. Es una fuerza enormemente creativa. Venimos de ella. Puede alimentar a todo nuestro ser si la cuidamos y bebemos de ella. Cada vez que la energía expanda por nuestro ser durante una experiencia sexual, puede ser un gran alimento en todos los niveles y llenar todo con vida. Obviamente, nos trae placer y felicidad y mucho más cuando estamos en armonía con ella.
La energía sexual es siempre positiva. La única razón por la que a veces sufrimos en el sexo es porque pretendemos a toda costa que una experiencia sexual funcione y es posible que no sepamos armonizarla con nuestra energía sexual; podemos tener tabúes, miedo, una moral unidireccional, falta de libertad...Entonces nos sentimos desmotivados, tristes, vacíos. Pero cuando tratamos la energía sexual de manera que la dejamos crecer libremente, no solamente descubrimos un gran recurso para nuestra salud, juventud, bien-estar, vitalidad y crecimiento personal, sino que nos sube a nuevos niveles de placer, vida sexual de plenitud y amor profundo.
(http://www.tantrictherapy.co.uk/es/energia-sexual.htm)
Hay dos premisas básicas a las que aspiro en mi vida: tener armonía y vivir en libertad. Son mis pretensiones vitales, mis proyectos, mis ambiciones. No se puede vivir únicamente de anhelos, es verdad, pero sí aspiro a sentirme en paz. Y viva. Así que procuro organizar y equilibrar mis energías a mi favor, a favor del bienestar, de la alegría, de la sonrisa del alma. Procuro ser leal, ofrecer en positivo y recibir con sencillez y paciencia. No lo consigo siempre, desde luego y sigo tropezando en mis defectos, pero de mientras, voy aprendiendo a disfrutar también del camino. Sin pensar sólo en la meta.
Por todo esto os digo que mi trabajo me entusiasma;
me permitís dulzura, ternura, energía.
Me permitís compartir,
recibir, soñar.
Me regaláis armonía.
Así que como siempre, gracias.
Por que hacer el camino con vosotros
lo hace todo mucho más bonito.
Felíz miércoles,
mis chicos.
Pero la energía sexual es común a todos nosotros, a hombres y a mujeres. No es simplemente un flujo de electricidad por el cuerpo, sino que interactúa con todos los aspectos de nuestra sexualidad: el físico, el emocional, el mental y el espiritual. Es una energía vírgen, pura, difícil de controlar; nos gestiona impulsos y deseos, anhelos, sueños lascivos e incluso la propia genitalidad. Es una fuerza enormemente creativa. Venimos de ella. Puede alimentar a todo nuestro ser si la cuidamos y bebemos de ella. Cada vez que la energía expanda por nuestro ser durante una experiencia sexual, puede ser un gran alimento en todos los niveles y llenar todo con vida. Obviamente, nos trae placer y felicidad y mucho más cuando estamos en armonía con ella.
La energía sexual es siempre positiva. La única razón por la que a veces sufrimos en el sexo es porque pretendemos a toda costa que una experiencia sexual funcione y es posible que no sepamos armonizarla con nuestra energía sexual; podemos tener tabúes, miedo, una moral unidireccional, falta de libertad...Entonces nos sentimos desmotivados, tristes, vacíos. Pero cuando tratamos la energía sexual de manera que la dejamos crecer libremente, no solamente descubrimos un gran recurso para nuestra salud, juventud, bien-estar, vitalidad y crecimiento personal, sino que nos sube a nuevos niveles de placer, vida sexual de plenitud y amor profundo.
(http://www.tantrictherapy.co.uk/es/energia-sexual.htm)
Hay dos premisas básicas a las que aspiro en mi vida: tener armonía y vivir en libertad. Son mis pretensiones vitales, mis proyectos, mis ambiciones. No se puede vivir únicamente de anhelos, es verdad, pero sí aspiro a sentirme en paz. Y viva. Así que procuro organizar y equilibrar mis energías a mi favor, a favor del bienestar, de la alegría, de la sonrisa del alma. Procuro ser leal, ofrecer en positivo y recibir con sencillez y paciencia. No lo consigo siempre, desde luego y sigo tropezando en mis defectos, pero de mientras, voy aprendiendo a disfrutar también del camino. Sin pensar sólo en la meta.
Por todo esto os digo que mi trabajo me entusiasma;
me permitís dulzura, ternura, energía.
Me permitís compartir,
recibir, soñar.
Me regaláis armonía.
Así que como siempre, gracias.
Por que hacer el camino con vosotros
lo hace todo mucho más bonito.
Felíz miércoles,
mis chicos.
lunes, 16 de agosto de 2010
domingo, 15 de agosto de 2010
** LA PRISA DE LA VIDA
Es sorprendente seguir descubriendo cuánta prisa tenemos en la vida; no tenemos tiempo para nuestro deleite, para nuestra gente, para nuestros hobbys. Todo son obligaciones y presión laboral y socialmente lo hemos asumido como parte de la realidad del s.XXI. "Esto es asi, señores. La vida no es fácil y hay que estar en tensión constante". Pues, honesta y humildemente, creo que sólo es cuestión de darle una vuelta a la escala de valores con que nos regimos y mirar hacia dónde queremos impulsar el vuelo. Porque al final se trata de eso, de atreverse, de animarse, de superar el vértigo y salir del caparazón. Para respirar aire puro.
Me encanta la gente que no corre, que se dedica su tiempo, que cuida sus necesidades, que se escucha. Me encantan las personas que son capaces de hacer las cosas con calma y con paz. Y por extensión, me encantan las personas que transmiten esa paz. Curiosamente, no es fácil encontrar personas así en el camino; casi siempre tenemos en la boca "no tengo tiempo", "no puedo", "no llego"... y al final la sensación que nos queda es que las personas no somos importantes. Con el sexo, la seducción y la ternura nos pasa igual: que acabámos ofreciendo nuestra peor versión, que no nos apetece "perder el tiempo en lo de siempre", que repetimos, mecánicamente, todas las fórmulas que hemos aprendido. Y se nos olvida innovar, jugar, encender la chispa; se nos olvidan las pequeñas pinceladas del día a día que convierten nuestra vida en un cuadro increíble. Si no, es un simple boceto sin forma ni color.
Os animo a leer, con calma, este artículo que me gustado mucho; comparto con Juan Carlos sus reflexiones y su crítica, así que aunque sea verano y aunque sea domingo, reflexionemos un poco en el módo en que usamos y sobre todo, disfrutamos nuestro tiempo. Ese gran desconocido, a la hora de la verdad. Es un don del que nos olvidamos gozar.
Os dejo un besito de domingo,
de esos días que pasan lentos,
sin rumbo,
sin prisa, muchas veces...
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En el primer capítulo, un conejo blanco pasó velozmente al lado de Alicia y «... ni siquiera le pareció nada extraño oír que el Conejo se dijera a sí mismo: ¿Dios mío, Dios mío! ¿Qué tarde voy a llegar!»
En nuestra sociedad una de las primeras palabras que oímos es 'más', enseguida nos enseñan un verbo (y utilizan el tiempo imperativo): 'corre'. Y esas dos expresiones, esos dos campos semánticos, a los que se atribuye un determinado y muy restringido significado, nos esclavizan y condicionan toda nuestra existencia. La razón es sencilla: no nos advierten de que 'más' no es sinónimo de mejor, que correr no es siempre la mejor solución y que siempre hay que saber cuál es la dirección, cuál es el sentido.
La sociedad industrial capitalista se basa en producir más, consumir más y buscar el máximo beneficio. Lo que ocurre es que esa tríada no lleva a un mayor bienestar. Como sabemos, esa ideología sí ha producido un impresionante crecimiento científico-tecnológico y un gran aumento de los bienes materiales, pero también constatamos que el mismo ha tenido lugar a costa de un grave deterioro de la Naturaleza (extinción de especies animales y vegetales, contaminación del medio ambiente), de la explotación de millones de seres humanos (de naciones enteras) y, por otra parte, de la alienación generalizada de los trabajadores-consumidores de los países industrializados. ¿Puede llamarse a este resultado progreso?
En nuestro mundo es muy común escuchar, como si fuera un elogio, la expresión: «es una persona muy trabajadora». La frase, que encierra toda la lógica de la sociedad industrial capitalista, la tenemos tan interiorizada que la admitimos sin ninguna objeción; pues bien, deberíamos caer en la cuenta de que el mensaje elogioso debería ser muy distinto: trabaja «lo justo» y dedica sus capacidades y energía a actividades «más elevadas» como el disfrute personal, el encuentro con los demás y con el entorno.
Aclaremos las cosas, nadie discute que es necesario trabajar para sufragar los gastos que implica satisfacer las necesidades básicas, pero sí puede cuestionarse una dedicación al empleo con el único propósito de comprar artefactos que apenas disfrutamos y de los que perfectamente podemos prescindir. Nos sobran centímetros cúbicos en nuestro coche, no utilizamos la mayor parte de la potencia del equipo de música, infrautilizamos el ordenador, la enciclopedia de 30 tomos nos sirve para poco más que para llenar la estantería, y la mayoría de nuestra ropa se nos pasa de moda antes de que se empiece a desgastar. ¿No habría sido mucho más lógico en lugar de trabajar tanto para comprar objetos que no necesitamos, y que como todos comprobamos no nos hacen más felices, disponer de más tiempo para dedicarlo a que aquello que sabemos que realmente nos satisface: estar con los otros, disfrutar de un libro, contemplar un paisaje?
La escuela (y el resto de los agentes de socialización primaria) deberían educar para el trabajo y, también, para el ocio y el desarrollo de todas nuestras capacidades. La formación 'integral' del individuo no debería olvidar los dos últimos ámbitos mencionados, pero, por el contrario, los recursos, el tiempo, el esfuerzo y la preocupación de instituciones y familias se dedica, casi en su integridad, a que el niño y el joven aprenda a trabajar («para que sea un hombre de provecho» se decía antiguamente), olvidando que además de ser útil a la máquina productiva el individuo tiene el derecho (y la obligación) de ser feliz. Claro que debe transmitirse a los niños el valor del trabajo; trabajando, además de poder pagar la hipoteca, logramos autonomía, desarrollamos nuestras capacidades intelectuales o creativas (obviamente eso no ocurre en todas las actividades) y, además, contribuimos al desarrollo individual y social. Pero, sin más, el trabajo por el trabajo, es una gran equivocación. Trabajar para cambiar de coche es caer en la trampa de la sociedad de consumo de masas. Olvidarnos del cultivo de nuestras otras capacidades, no atender a las necesidades afectivas y de relación social, por poder comprar un vehículo que cause la envidia al vecino (como nos propone la publicidad) es un modelo de vida estúpido y perjudicial para el individuo.
Uno de los personajes de este teatro del mundo a quien nunca he comprendido es al ambicioso. Buscar riquezas, poder, dignidades o fama siempre me ha parecido una meta equivocada y, además, nada atrayente. Por supuesto, son dignos de admiración los que se esfuerzan en hacer su labor cada vez mejor y, así, además de encontrar la satisfacción personal de la superación, poder aportar un trabajo, un avance científico o una obra de arte más relevante, pero, salvo muy raras excepciones, las personas que he conocido con ese interés nunca han ambicionado riquezas, reconocimientos, ni cargos de poder. Lao Tse, en el Tao Te King, dijo: «Los objetos valiosos no dejan conciliar el sueño a quien los posee. Por eso el sabio se preocupa de lo interior y no de lo exterior».
Se ha dicho muchas veces que uno de los males de la sociedad industrial es la prisa, pero ¿prisa para qué? y ¿a dónde vamos con tanta prisa? Seguro que ustedes se acuerdan de la historia que contaba Gila del turista: se montaba en un autobús y visitaba (en grupo-masa) varios países y decenas de monumentos en muy pocos días. Todos nos hemos reído con la descripción que el genial cómico hacía de esos turistas que, corriendo corriendo, se subían y bajaban del autobús, dormían en muchos hoteles, y veían (sin ver) sin entender nada muchos paisajes. ¿No caemos en esa torpeza muchos de nosotros?
La prisa es un 'invento' de nuestra sociedad. La sensación de que nos faltan horas, la angustia por no llegar a tiempo, el estrés por las muchas cosas que tenemos que hacer, son rasgos característicos de nuestro mundo. A la expresión: «está perdiendo el tiempo» se le ha dado una connotación negativa ¿pero qué es perder el tiempo? ¿no se alude siempre a un tiempo para trabajar?, por el contario ¿no es una buena opción dedicar tiempo a la contemplación? En ocasiones escuchamos como signo de satisfacción la frase «tengo la agenda apretadísima, sin un sólo hueco», ¿no es una muestra de esclavitud? ¿no es un indicador de estupidez? La agenda y el reloj de pulsera son nuestros amos.
Existe un vinculo estrecho entre la vida en la ciudad y la prisa, mientras que la vida en una zona rural es sinónimo de tranquilidad. Cuando la gente que vive en el pueblo acude a la ciudad (y también muchos inmigrantes) enseguida señalan que les molesta que todo el mundo vaya corriendo, de inmediato perciben que el ritmo de la vida de la ciudad no es sano y comentan: «la gente no saluda, las personas no se paran con el vecino, caminan sin fijarse...». El ritmo de la vida urbana nos hace olvidar que tenemos una necesidad, que es parte de nuestra naturaleza: estar con los otros.
Sosiego, calma, atención, tiempo, son necesarios para saborear una comida, para disfrutar de la lectura, para contemplar un atardecer y para amar. El placer y las prisas son términos antagónicos.
León Felipe escribió: «porque no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo».También la sabiduría popular ha advertido: «La prisa no es buena consejera», «A camino largo, paso corto,» «vísteme despacio que voy con prisa».
En estos momentos quizá sea oportuno recordar a José Hierro:
Me encanta la gente que no corre, que se dedica su tiempo, que cuida sus necesidades, que se escucha. Me encantan las personas que son capaces de hacer las cosas con calma y con paz. Y por extensión, me encantan las personas que transmiten esa paz. Curiosamente, no es fácil encontrar personas así en el camino; casi siempre tenemos en la boca "no tengo tiempo", "no puedo", "no llego"... y al final la sensación que nos queda es que las personas no somos importantes. Con el sexo, la seducción y la ternura nos pasa igual: que acabámos ofreciendo nuestra peor versión, que no nos apetece "perder el tiempo en lo de siempre", que repetimos, mecánicamente, todas las fórmulas que hemos aprendido. Y se nos olvida innovar, jugar, encender la chispa; se nos olvidan las pequeñas pinceladas del día a día que convierten nuestra vida en un cuadro increíble. Si no, es un simple boceto sin forma ni color.
Os animo a leer, con calma, este artículo que me gustado mucho; comparto con Juan Carlos sus reflexiones y su crítica, así que aunque sea verano y aunque sea domingo, reflexionemos un poco en el módo en que usamos y sobre todo, disfrutamos nuestro tiempo. Ese gran desconocido, a la hora de la verdad. Es un don del que nos olvidamos gozar.
Os dejo un besito de domingo,
de esos días que pasan lentos,
sin rumbo,
sin prisa, muchas veces...
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¿A dónde vamos con tanta prisa?
JUAN CARLOS ZUBIETA IRÚN/TALLER DE SOCIOLOGÍA. UNIVERSIDAD DE CANTABRIA
Entre las múltiples sugerencias que se encuentran en la obra de Lewis Carroll 'Alicia en el país de las maravillas' hay dos pasajes que a todos nos deberían hacer pensar:
Alicia preguntó al gato:
-¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?
-Depende mucho del punto adonde quieras ir- contestó el Gato.
-Me da casi igual dónde- dijo Alicia.
-Entonces no importa qué camino sigas- dijo el Gato".
-¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?
-Depende mucho del punto adonde quieras ir- contestó el Gato.
-Me da casi igual dónde- dijo Alicia.
-Entonces no importa qué camino sigas- dijo el Gato".
En el primer capítulo, un conejo blanco pasó velozmente al lado de Alicia y «... ni siquiera le pareció nada extraño oír que el Conejo se dijera a sí mismo: ¿Dios mío, Dios mío! ¿Qué tarde voy a llegar!»
En nuestra sociedad una de las primeras palabras que oímos es 'más', enseguida nos enseñan un verbo (y utilizan el tiempo imperativo): 'corre'. Y esas dos expresiones, esos dos campos semánticos, a los que se atribuye un determinado y muy restringido significado, nos esclavizan y condicionan toda nuestra existencia. La razón es sencilla: no nos advierten de que 'más' no es sinónimo de mejor, que correr no es siempre la mejor solución y que siempre hay que saber cuál es la dirección, cuál es el sentido.
La sociedad industrial capitalista se basa en producir más, consumir más y buscar el máximo beneficio. Lo que ocurre es que esa tríada no lleva a un mayor bienestar. Como sabemos, esa ideología sí ha producido un impresionante crecimiento científico-tecnológico y un gran aumento de los bienes materiales, pero también constatamos que el mismo ha tenido lugar a costa de un grave deterioro de la Naturaleza (extinción de especies animales y vegetales, contaminación del medio ambiente), de la explotación de millones de seres humanos (de naciones enteras) y, por otra parte, de la alienación generalizada de los trabajadores-consumidores de los países industrializados. ¿Puede llamarse a este resultado progreso?
En nuestro mundo es muy común escuchar, como si fuera un elogio, la expresión: «es una persona muy trabajadora». La frase, que encierra toda la lógica de la sociedad industrial capitalista, la tenemos tan interiorizada que la admitimos sin ninguna objeción; pues bien, deberíamos caer en la cuenta de que el mensaje elogioso debería ser muy distinto: trabaja «lo justo» y dedica sus capacidades y energía a actividades «más elevadas» como el disfrute personal, el encuentro con los demás y con el entorno.
Aclaremos las cosas, nadie discute que es necesario trabajar para sufragar los gastos que implica satisfacer las necesidades básicas, pero sí puede cuestionarse una dedicación al empleo con el único propósito de comprar artefactos que apenas disfrutamos y de los que perfectamente podemos prescindir. Nos sobran centímetros cúbicos en nuestro coche, no utilizamos la mayor parte de la potencia del equipo de música, infrautilizamos el ordenador, la enciclopedia de 30 tomos nos sirve para poco más que para llenar la estantería, y la mayoría de nuestra ropa se nos pasa de moda antes de que se empiece a desgastar. ¿No habría sido mucho más lógico en lugar de trabajar tanto para comprar objetos que no necesitamos, y que como todos comprobamos no nos hacen más felices, disponer de más tiempo para dedicarlo a que aquello que sabemos que realmente nos satisface: estar con los otros, disfrutar de un libro, contemplar un paisaje?
La escuela (y el resto de los agentes de socialización primaria) deberían educar para el trabajo y, también, para el ocio y el desarrollo de todas nuestras capacidades. La formación 'integral' del individuo no debería olvidar los dos últimos ámbitos mencionados, pero, por el contrario, los recursos, el tiempo, el esfuerzo y la preocupación de instituciones y familias se dedica, casi en su integridad, a que el niño y el joven aprenda a trabajar («para que sea un hombre de provecho» se decía antiguamente), olvidando que además de ser útil a la máquina productiva el individuo tiene el derecho (y la obligación) de ser feliz. Claro que debe transmitirse a los niños el valor del trabajo; trabajando, además de poder pagar la hipoteca, logramos autonomía, desarrollamos nuestras capacidades intelectuales o creativas (obviamente eso no ocurre en todas las actividades) y, además, contribuimos al desarrollo individual y social. Pero, sin más, el trabajo por el trabajo, es una gran equivocación. Trabajar para cambiar de coche es caer en la trampa de la sociedad de consumo de masas. Olvidarnos del cultivo de nuestras otras capacidades, no atender a las necesidades afectivas y de relación social, por poder comprar un vehículo que cause la envidia al vecino (como nos propone la publicidad) es un modelo de vida estúpido y perjudicial para el individuo.
Uno de los personajes de este teatro del mundo a quien nunca he comprendido es al ambicioso. Buscar riquezas, poder, dignidades o fama siempre me ha parecido una meta equivocada y, además, nada atrayente. Por supuesto, son dignos de admiración los que se esfuerzan en hacer su labor cada vez mejor y, así, además de encontrar la satisfacción personal de la superación, poder aportar un trabajo, un avance científico o una obra de arte más relevante, pero, salvo muy raras excepciones, las personas que he conocido con ese interés nunca han ambicionado riquezas, reconocimientos, ni cargos de poder. Lao Tse, en el Tao Te King, dijo: «Los objetos valiosos no dejan conciliar el sueño a quien los posee. Por eso el sabio se preocupa de lo interior y no de lo exterior».
Se ha dicho muchas veces que uno de los males de la sociedad industrial es la prisa, pero ¿prisa para qué? y ¿a dónde vamos con tanta prisa? Seguro que ustedes se acuerdan de la historia que contaba Gila del turista: se montaba en un autobús y visitaba (en grupo-masa) varios países y decenas de monumentos en muy pocos días. Todos nos hemos reído con la descripción que el genial cómico hacía de esos turistas que, corriendo corriendo, se subían y bajaban del autobús, dormían en muchos hoteles, y veían (sin ver) sin entender nada muchos paisajes. ¿No caemos en esa torpeza muchos de nosotros?
La prisa es un 'invento' de nuestra sociedad. La sensación de que nos faltan horas, la angustia por no llegar a tiempo, el estrés por las muchas cosas que tenemos que hacer, son rasgos característicos de nuestro mundo. A la expresión: «está perdiendo el tiempo» se le ha dado una connotación negativa ¿pero qué es perder el tiempo? ¿no se alude siempre a un tiempo para trabajar?, por el contario ¿no es una buena opción dedicar tiempo a la contemplación? En ocasiones escuchamos como signo de satisfacción la frase «tengo la agenda apretadísima, sin un sólo hueco», ¿no es una muestra de esclavitud? ¿no es un indicador de estupidez? La agenda y el reloj de pulsera son nuestros amos.
Existe un vinculo estrecho entre la vida en la ciudad y la prisa, mientras que la vida en una zona rural es sinónimo de tranquilidad. Cuando la gente que vive en el pueblo acude a la ciudad (y también muchos inmigrantes) enseguida señalan que les molesta que todo el mundo vaya corriendo, de inmediato perciben que el ritmo de la vida de la ciudad no es sano y comentan: «la gente no saluda, las personas no se paran con el vecino, caminan sin fijarse...». El ritmo de la vida urbana nos hace olvidar que tenemos una necesidad, que es parte de nuestra naturaleza: estar con los otros.
Sosiego, calma, atención, tiempo, son necesarios para saborear una comida, para disfrutar de la lectura, para contemplar un atardecer y para amar. El placer y las prisas son términos antagónicos.
León Felipe escribió: «porque no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo».También la sabiduría popular ha advertido: «La prisa no es buena consejera», «A camino largo, paso corto,» «vísteme despacio que voy con prisa».
En estos momentos quizá sea oportuno recordar a José Hierro:
«Era ilusión lo que creía todo y que,
en definitiva,
era la nada».
Tengamos en cuenta la voz de los poetas.
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