Que las personas somos energía es casi incuestionable. Energía porque nos movemos, porque pensamos, porque nos compartimos, porque procreamos (milagros donde los haya, con fe o sin ella). Tenemos una increíble capacidad para la comunicación; que luego podamos hacer útil dicha comunicación es otro tema. La misma complejidad de la que estámos hechos, nos ayuda y nos impide, casi a partes iguales, a entregarnos y a compartirnos. Después la ternura, la timidez, la arrogancia, la sencillez, el buen humor, la creatividad... todas esas características nos delimitan y nos matizan.
Pero la energía sexual es común a todos nosotros, a hombres y a mujeres. No es simplemente un flujo de electricidad por el cuerpo, sino que interactúa con todos los aspectos de nuestra sexualidad: el físico, el emocional, el mental y el espiritual. Es una energía vírgen, pura, difícil de controlar; nos gestiona impulsos y deseos, anhelos, sueños lascivos e incluso la propia genitalidad. Es una fuerza enormemente creativa. Venimos de ella. Puede alimentar a todo nuestro ser si la cuidamos y bebemos de ella. Cada vez que la energía expanda por nuestro ser durante una experiencia sexual, puede ser un gran alimento en todos los niveles y llenar todo con vida. Obviamente, nos trae placer y felicidad y mucho más cuando estamos en armonía con ella.
La energía sexual es siempre positiva. La única razón por la que a veces sufrimos en el sexo es porque pretendemos a toda costa que una experiencia sexual funcione y es posible que no sepamos armonizarla con nuestra energía sexual; podemos tener tabúes, miedo, una moral unidireccional, falta de libertad...Entonces nos sentimos desmotivados, tristes, vacíos. Pero cuando tratamos la energía sexual de manera que la dejamos crecer libremente, no solamente descubrimos un gran recurso para nuestra salud, juventud, bien-estar, vitalidad y crecimiento personal, sino que nos sube a nuevos niveles de placer, vida sexual de plenitud y amor profundo.
(http://www.tantrictherapy.co.uk/es/energia-sexual.htm)
Hay dos premisas básicas a las que aspiro en mi vida: tener armonía y vivir en libertad. Son mis pretensiones vitales, mis proyectos, mis ambiciones. No se puede vivir únicamente de anhelos, es verdad, pero sí aspiro a sentirme en paz. Y viva. Así que procuro organizar y equilibrar mis energías a mi favor, a favor del bienestar, de la alegría, de la sonrisa del alma. Procuro ser leal, ofrecer en positivo y recibir con sencillez y paciencia. No lo consigo siempre, desde luego y sigo tropezando en mis defectos, pero de mientras, voy aprendiendo a disfrutar también del camino. Sin pensar sólo en la meta.
Por todo esto os digo que mi trabajo me entusiasma;
me permitís dulzura, ternura, energía.
Me permitís compartir,
recibir, soñar.
Me regaláis armonía.
Así que como siempre, gracias.
Por que hacer el camino con vosotros
lo hace todo mucho más bonito.
Felíz miércoles,
mis chicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario