Salón de los Masajes Sensitivos

Es curiosa la sensación cuando el pasado vuelve al presente y lo tiñe todo de melancolía y nostalgia por un lado y de ilusión renovada por otro. Llevamos los recuerdos en la mochila; a veces carga liviana y placentera, otras veces dolorosa y pesada. Pero están ahí. Son parte de nuestro histórico y nos permiten ser quienes somos y como somos. Y cuando uno de esos recuerdos vuelve al tiempo presente y se materializa, todo cambia de color. Hasta nosotros mismos. Ajustamos nuestra esencia a las sensaciones y a los sentimientos que nos genera el encuentro; nos disfrazamos con el perfume de antaño para sentir que las piezas del puzzle aun pueden encajar. Increíble. Las personas somos increíbles.

Pasado, presente y futuro, de tres en tres ;-) Energía que se mueve y que un día vuelve a cruzarse en nuestras vidas.


Este viaje al Norte -al Norte de mi infancia, de mi juventud; al Norte de mis amigas (tesoro preciado y amoroso de mi vida), al Norte de una cultura, un idioma, un pasaisaje y una gastronomía- está siendo uno de los viajes más intensos que recuerdo. Porque está tocando gente muy especial a mi puerta. Este viaje al Norte, me ha traído un cruce de caminos; ha vuelto un pasado recordándome cuán bellos y tiernos pueden llegar a ser algunos fragmentos del pasado, y que si les dejamos sitio en el presente, pueden cambiar, de pronto, todo nuestro futuro.

Mil gracias a todos lo que habéis venido a disfrutar de la magia del saloncito de Sopelana;
sobre todo, porque enriquecéis mi vida,
porque seguís enseñándome los entresijos de las relaciones humanas;
por la ternura,
las caricias,
la pasión.
Y como os digo siempre,
gracias porque no se puede amar más un trabajo.
Y eso es un regalo,
como todos vosotros.

Un besito,
teñido, sobre todo, de gratitud.