Namasté, mis chicos.
Ya estoy de vuelta; he tenido unos problemillas técnicos con el ordenador y reconozco que he estado un poco vendida, ¡qué cosas!. Pero también ha sido interesante poder recuperar ciertas costumbres que había dejado un poco olvidadas -las relaciones más cercanas, la lectura en papel, pasar el tiempo sin hacer nada...- y eso ha sido un (re)aprendizaje. En esta era de la tecnología como herramienta imprescindible, perdemos el sentido de muchas de las cosas sencillas que no se enchufan a nada y que enriquecen infinito nuestro día a día. Aunque no nos demos cuenta.
Voy sin tiempo, pero no quiero apagar la conexión sin mandaros un saludito, un buenas noches lleno de ternura; os dejo un abrazo, una caricia, una nota sorpresa. Os mando una caja de besos. Un rato de magia.
Descansad... y felices sueños.
Que siempre hay un nuevo día para intentar hacerlos realidad.
Paz y bien.
¡¡Mil besos!!
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