martes, 25 de septiembre de 2012

** EL PRECIO DE GANAR


Llevo un rato leyendo noticias sobre la polémica acerca de Anna Tarrés: sus métodos de enseñanza, así como su destitución. Quince exnadadoras han firmado una carta bastante clara en la que exponen aquello que no comparten de la forma de entrenar de Anna; y otras, actuales nadadoras, han dado una visión bastante diferente de la misma realidad. Es evidente. Siempre hay percepciones distintas del mismo hecho, siempre versiones, siempre matices más o menos importantes, más o menos criticables, más o menos interpretables. 

http://www.abc.es/gestordocumental/uploads/Deportes/cartacontraannatarres.pdf

Diría que nadie duda de que Anna es una profesional incansable y poderosa, vehemente, muy ambiciosa. No es fácil llegar a la élite, hacerse un hueco en el panorama mundial, conseguir cincuentaytantas medallas y tener a todos contentos. Eso es evidente. Pero ahí surge la duda: se llegaría igual de lejos si no se traspasaran ciertos límites? ¿o los límites han de traspasarse para poder llegar lejos?


Creo que le élite es muy compleja por definición; ya no es la competición del barrio ni la gala del cole. Es mucho más. Es el reconocimiento, es la lucha, es la contienda, es la disputa. Ahí ya no vale prepararse para ser buenas, no; hay que llegar al límite para poder optar a ser las mejores. Eso es incuestionable. Y creo que  sólo hay una forma de conseguirlo: trabajar hasta la extenuación. O un poco más, incluso.

Que conste que no comparto los métodos de enseñanza (al final, entrenar es enseñar y educar) en los que se roce la falta de respeto, aunque bien es cierto -y volvemos a lo del principio-, que lo que para uno puede ser la falta más grave del mundo, para el de al lado puede ser una nimiedad. Así de complicadas somos las personas. Y sobre todo cuando trabajamos en grupo. Recuerdo el primer año que llegó Butrón a entrenarnos; aún estábamos en Askartza y veníamos de estar arropaditas, cuidaditas entre algodones y llenas de amorcito y ternura. Josu era más bien todo lo contrario: duro, firme, serio. Muy serio. Costaba verle sonreir. Pero era un entrenador espectacular, en muchos sentidos. Recuerdo un día que le dije: -"Mira Josu, si quieres sacar lo mejor de mi como jugadora, no me grites, no me achuches, no me atosigues. Enséñame y deja que lo aprenda".  Sin embargo, había gente en mi mismo equipo, que necesitaba ser espoleada, necesitaba tener la palabra de Josu siempre en la orejilla. Al final cada cual es como es y funciona a su manera. Como la vida misma.



Así pues...
...me quedo con dos ideas.

Una, que sin esfuerzo y sacrificio no se llega lejos. En ocasiones, mucho sacrificio, claro. Pero es que se puede llegar MUY lejos. Lo mediocre no es suficiente.

Y otra que la libertad es una experiencia de doble filo; que no se puede ser libre del todo cuando hay reglas que acatar. Y que uno debe saber en qué lugar quiere estar y a qué precio.

Paz y bien, mis chicos.





1 comentario:

Miguel Ángel dijo...

Qué chulo el vídeo!
Me encanta!!! Si se quiere se puede. Yo he emprendido en tiempos de crisis y puedo decir que si quieres se puede!