jueves, 11 de agosto de 2011

**DE LA VIDA Y OTROS ENSERES DEL CAMINO...

"INFOXICACIÓN
Estámos intoxicados de información. Antes tenías 5 amigos; hoy, 500. Si tenías sed, bebías agua; ahora puedes catar 100 aguas diferentes. El color azúl era azúl, no cobalto, lapislázuli o marisma. Infoxicación: miles de opciones, millones de dudas. (suerte que aún hay decisiones que se toman solas...)"


He recuperado el texto de un anuncio de hace unos meses que, una vez más, contenía un buen mensaje de fondo pero que pasó desapercibido por tratarse, al fin y al cabo, de un anuncio que nos incitaba al consumismo (que es el fin de todo anuncio, dicho sea de paso). Pero considero que alberga una gran verdad y que en la medida en que hemos ido avanzando cultural y socialmente (o eso quiero creer), hemos complicado y deslavado -por decirlo de alguna manera-, las cosas que siempre han estado ahí: la amistad, la familia y el amor. Tres pilares de los cuales todos dependemos, en mayor o menor medida.


El otro día asisti, entre atónita y divertida, a un ejemplo de estos que dan qué pensar; en una misma familia, tres hermanos, tres ordenadores. Cada uno en su cuarto, a su aire. Y en un momento determinado, chatean entre ellos para decidir quien va a por la cena. ¡¡En la misma casa!!. Sin contacto, sin visualización, sin lenguaje... sólo comunicación, en lineal, fría, sin sentimiento. Estámos asistiendo a una nueva era, sin duda; avanzando las tecnologías pero en detrimento de las relaciones humanas. De la calidez, de la cercanía, del contacto físico. Desvalorizando el cortejo, la sinceridad, la amistad (de verdad). Desvalorizando nuestra propia escala de valores...

:-O



Pues eso.
Que se nos intoxica de muchas cosas, se nos hace dependientes de lo material, se nos dirige para valorar más -¡mucho más!- el aspecto externo que el interno. Se nos convierte en marionetas, en vulgares títeres a merced del aire que más fuerte sopla. Y con el paso del tiempo, nos hacemos más cómodos, más pasotas, más dejados, más mayores en definitiva. Y acabamos por no saber distinguir entre lo que somos y tenemos y lo que querríamos ser y tener. Una pena.


Disfrutemos del finde,
del sol,
de los amigos,
del amor (que se manifiesta de tantas formas)...
Disfrutemos
de ser,
de tener,
de la fortuna de los valores,
de un buen libro,
de mirar atrás
y poder sonreir con el corazón bien abierto...
Disfrutemos
de las pequeñas cosas,
de las grandes cosas,
de las cosas diminutas.
Como cada latido,
apenas imperceptible....



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