En la medida en que hacemos de la adaptación una costumbre, perdemos de vista la frescura del reencuentro diario, con nosotros mismos y con los demás. La rutina en la que nos dejamos envolver nos incapacita para ver en los demás algo que no sea ya sabido; dibujamos las respuestas, dibujamos gustos y necesidades, dibujamos a la otra persona sin darle la oportunidad de que cambie, de que exprese, de que maniefieste. "
Encontrar en la vida a alguien a quien admirar es un regalo; no es fácil, eso es verdad, porque todos nos acabamos haciendo cómodos y hogareños, nos relajamos y damos la batalla por ganada.Y sin embargo la batalla de vivir, pero de vivir una vida con razón y sentido, se ha de ganar con cada latido, con cada lágrima, con cada risa. Y para eso es necesario estar alerta y mantener al alza al misterio y la magia. Constantemente. Hemos desarrollado una especie de miedo a destacar, miedo a tener ambición, a contar al mundo que merecemos la pena. Siempre es más sencillo no hacer ruido y quedarse un pasito por detrás de quienes sí lo hacen.
Dice Aurelio Arteta (Doctor en filosofía y catedrático) que la admiración lleva a celebrar la excelencia del otro y, de ese modo nos impulsa a ser mejores. Javier Gomá (Doctor en filosofía y licenciado en Derecho), por su parte, apunta que la experiencia del ejemplo de los demás es parte crucial de nuestras vidas. Ante una situación nueva y desconocida, buscamos en nuestra memoria un comportamiento que nos sirva de modelo para imitar. Porque la imitación es crucial en nuestro proceso de aprendizaje; es el modelo educativo por excelencia y el que nuestro cerebro mejor asimila. Por eso admiramos, porque reconocemos en el otro algo que nos gustaría tener, algo que consideramos digno, disfrutable, envidiable incluso. Admiramos personas, caracteres, objetos; admiramos libertades, ejemplos de lucha, admiramos a nuestros padres y a nuestras madres como paradigma de amor. Admiramos la entereza ante situaciones difíciles.Y yo, personalmente, admiro la inteligencia, la poderosa, la gentil, la humana; la inteligencia del saber estar, de compartir, de entregarse. Admiro la generosidad sin límites, el hechizo poderoso de la sensualidad, admiro a un amante infinito.Y creo que hay que ser lo suficientemente humildes y lo suficientemente desinteresados como para abrir el alma y dejar que los demás nos impresionen...
...por tí sería capaz
de recoger las huellas de tu caminar...
:-)
1 comentario:
Me ha encantado leer el post, muchas cosas las piensas como yo, somos muy parecidas! Si quieres pásate por nuestro centro de masajes eroticos, estas invitada
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