jueves, 4 de junio de 2009

** SEXO Y SEXUALIDAD



El pulso sexual es el pulso de la vida. Nacemos gracias a una (buena) sesión de sexo e invertimos la gran mayoría del tiempo de ocio en disfrutar de nuestro cuerpo (sol@s o acompañad@s). La sexualidad es parte de nuestra identidad y de nuestra forma de enfrentrarnos al mundo. También es parte de nuestra escala de valores, sin duda. Y dependiendo de cómo entendemos el sexo, actuamos de un modo u otro.

Todo lo que se vive en libertad y en respeto es positivo, sea lo que sea. Es positivo un trabajo que nos gusta, una relación que nos hace crecer, una ilusión que nos motiva; es positivo el gusto por aprender cosas nuevas, los deportes de riesgo y cada uno de los sueños que nos regalan una vida en armonía. Ahí está el reto: conseguir el equilibrio que nos permita ordenar nuestro mundo y hacer felices a quienes nos rodean.




Una visión del sexo excesivamente castradora es negativa, objetivamente negativa. Que nada tiene que ver con las creencias de cada cual, vaya todo mi respeto por delante. Pero reprimir los instintos -siempre que nuestro deseo verdadero sea dejarlos salir- suele provocar ansiedad, tristeza y un alto nivel de estrés. Reprimir el gusto por la sensualidad y por sensaciones placenteras; reprimir el deseo, el ansia, la necesidad de tocar y de ser tocado y en definitiva, reprimir el erotismo de las relaciones humanas nos puede generar una angustia difícil de controlar.

(...)

Una de las fantasías que tenemos muchas mujeres es que, un desconocido, a poder ser tremendamente atractivo ;-D, nos asalte en plena calle y nos plante un beso de peli. O un aquí te pillo, aquí te mato salvaje y tremendamente excitante ;-)))) Pero también es cierto que no siempre y no tod@s estámos preparad@s para la espontaneidad que supone la sexualidad en libertad, sin tapujos y sin eufemismos hipócritas. Aún nos condicionan las creencias religiosas, los tabúes, las restricciones emocionales y tantas y tantas limitaciones afectivas con las que nos toca lidiar. Propias y ajenas.




Así que, humildemente, entiendo que una sexualidad sana y libre (con todo lo que ello engloba), es una sexualidad que nos hace bien, que nos conecta con el mundo, que nos ayuda a empatizar con las necesidades y los deseos ajenos; vivir en plenitud el sexo -con quien queramos y como queramos- es garantía de armonía, de cordialidad, de paz y de una felicidad que trasciende más allá de lo puramente material. Disfrutar de nuestro cuerpo, aceptarnos, mimarnos, compartirnos, respetarnos y gozarnos es, en esencia, AMAR.

Os dejo un ramillete de besos
y otro de abrazos,
que el contacto tierno y caluroso
consigue arrancarnos una sonrisa
para poder afrontar con valentía
cada tropiezo del camino.

Y una vez más,
a Javito, a Mauro, a Millán
y a todos mis chicos,
gracias por la generosidad
de saberos compartir.
Vida a la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Vamos que gozada, si fuese como tu dices!. Más espontaneidad y disfrute. Yo creo que cambiaría hasta la forma de entender la vida.Pero después de tantos siglos de poner la moral en las gónadas, de creer que la represión de ahora nos hará disfrutar del Paraíso, etc. cuaquiera cambia eso.

Sobre los videos de Miguel, no se por qué no los ves. Quizá la conexión vaya lenta y no se carguen. En una ocasión estuve como diez días sin poder abrir ningún video de You Tube.Será cuestión de esperar unos días.

La foto del coche...me pone. ja,ja.
Tu Millán te desea un fin de semana con la sexualidad a tope.