...Los sueños, a los que hay que darles la importancia justa -como a todo en esta vida-, son el tamiz por el que filtramos toda la información que recibimos al cabo del día; necesitamos reconducir todos los estímulos, los sentimientos, los impulsos, las sensaciones y la afectividad para, básicamente, no volvernos loc@s. Soñar es bueno, diría yo. De algún modo, centrifugamos todo lo almacenado y al alba, cuando recuperamos la con(s)ciencia, cada cosa está en su sitio. Más o menos.
El otro día soñé que perdía una de mis botas de monte y que para recuperarla, debía entregar el par de zapatillas que llevaba puesto. Bonita metáfora, diría yo; metáfora de lo que arriesgamos en la vida, de lo que va apareciendo en el camino. Metáfora de todo lo que es superflúo y nos sobra y lo que es imprescindible y nos falta. Metáfora de lucha, de búsqueda, de sacrificio, de intercambio. Metáfora de la magia para ser feliz...
También hay noches de pesadillas y las vivimos con tanta intensidad que parecen reales. Las pesadillas nacen de temores y miedos, de anhelos enfermizos, de amores no correspondidos (o incluso de digestiones pesadas ;-D). Las situaciones estresantes que se producen durante el día pueden convertir los sueños en pesadillas y suelen ser una forma de liberar las tensiones diarias. Aunque una buena dósis de deporte y un buen masaje también ayudan a liberar endorfinas y dejar hueco a rayitos de felicidad... ;-)
A mí me gusta acostarme en la cama y descansar. Cuerpo y mente. Me gusta reconciliarme conmigo misma, con mi esencia, con mi ser y con todos mis fantasmas para poder reinventarme y armonizar mi energía. Me gusta descansar y levantarme con la sensación de que cada nuevo día, nos permite darle el color que se merece.
Pasáos por mi saloncito;
contadme vuestros sueños,
habladme de miedos e ilusiones,
de esperanza, de fe.
Sembrad (o desterrad)
castillos y nubes,
caricias y suspiros.
palabras,
luces y sombras,
cielos.
Os espero.
Siempre.
1 comentario:
Casi todos mis sueños son buenos, a veces tan buenos que me fastidia despertar, pero tengo uno recurrente que me mortifica. Siempre estoy en un cruce de calles, no sé donde y sé que tengo que volver, tampoco sé a donde, ni como hacerlo. Despierto angustiado, aunque en el propio sueño llego a darme cuenta que estoy soñando y que por lo tanto no debo preocuparme. Pero la angustia está siempre ahi...No se lo cuentes a nadie, jajaja.
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