Salvando el matiz de "obligatoriedad" que tienen estos días ("hay que...": hacer regalos, sonreir, ser feliz, tener buenos sentimientos, gastar...), os quiero mandar un abrazo lleno de paz, de energía positiva (la que construye, la que armoniza, la que nos permite sonreir con el alma), un deseo auténtico de paz y de bien, por tantos y tantos días en los que no somos felices, no sonreimos, no encontramos ni paz ni armonía. Sé que el esfuerzo y el trabajo lo ha de hacer cada un@ -desarrollar nuestras habilidades sociales, nuestra inteligencia emocional, solucionar rencillas, problemas personales...- pero pedir ayuda a quienes nos quieren -y nos acompañan en el camino- no es demostrar debilidad, más bien es de sabios. Y yo aspiro a ser sabi@, la verdad. Podemos bajar del pedestal (autoimpuesto) de super hombres y super mujeres para encontrarnos con nuestras debilidades, nuestros fallos y nuestros defectos y darles forma, una forma que nos ayude a cimentar nuestra personalidad de forma provechosa y firme , efectiva y eficiente para disfrutar de la vida al máximo.
De corazón, sed felices. Pero intensamente, poderosamente, de verdad. Sed felices y haced felices a l@s demás. Vivamos con paz y con armonía, que todo se interioriza mucho mejor. Al fin y al cabo, un alma luchadora es invencible... :-) Y si tenéis niñ@s cerca, participad de su inocencia; regaladles magia -la magia con mayúsculas- y dejáos contagiar, mirad con sus ojos y aprended de su frescura, de su sencillez y de su forma de soñar. Porque sólo recuperando nuestra esencia dejaremos espacio para soñar...
Estoy aquí,
os espero siempre,
os doy las gracias siempre.
Por probar,
por estar
y por volver.
¡FELIZ NAVIDAD!
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