sábado, 27 de diciembre de 2008

* * LA FELICIDAD


Tengo un amiguete que dice que él es infelíz. Con su trabajo estupendo y su coleta rubia ;-))) Y me consta que lo vive y lo siente así. Luego tengo otro par de amigos, tremendamente inteligentes, que no encuentran su sitio en la vida.Y mirando mirando, quien más y quien menos tiene alguna razón por la que quejarse y que convierte en pilar para andar gimotenado por la vida. No sé si es por ir a contracorriente o por comodidad pero a estas alturas de la vida y desde mis vivencias -duras, os lo garantizo-, creo que resulta más fácil renegar y protestar que hacer el esfuerzo de buscar la felicidad. De hecho, creo que es una obligación. Indudablemente, cada cual establece su escala de valores desde los principios por los que rige su vida para hacer el camino de la forma menos costosa y menos dolorosa posible, por supuesto; pero a veces sólo el hecho de salir de un@ mism@ y mirar un poco más allá, nos permite entender que nuestra felicidad no tiene sentido si no incluye a l@s demás.

Tradicionalmente la felicidad ha tenido tres patas: salud, dinero y amor. Son termómetros de medición con los que flagelarnos en mayor o menor medida. El dinero y el amor son cuantificables de un sólo vistazo, es evidente. Y hacemos cuentas y más cuentas para que todo nos cuadre a la perfección. La salud, sin embargo, sólo se aprecia cuando sentimos de cerca lo que supone perderla... Porque la tendencia natural es la de quejarnos por lo que no tenemos en vez de alegrarnos y de disfrutar de lo que sí tenemos. Invertimos tiempo y esfuerzo (mental, sobre todo) en pensar en lo que hemos perdido, en nuestras decepciones amorosas, laborales... ¿Quien no se ha despertado a medianoche, se ha desvelado y se ha puesto a darle vueltas a la cabeza buscando una solución a no sé qué problema?

A mí me gustan las personas optimistas y positivas, es verdad. También las negativas pero acabo metiéndoles caña, no lo puedo evitar ;-) El optimismo ayuda a enfrentar las dificultades con ánimo y perseverancia, ayuda a descubrir lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que otras personas nos pueden brindar. A mí, como buena Leo, ésto de pedir ayuda me ha costado siempre, lo confieso. Ese orgullo mal entendido, ése "yo me presto a llevar todos los pesos que tengan que venir", ha sido parte de mi personalidad y áun hoy es el día que, si no fuera por mis amigas -tesoros inmensos, infinitos, colosales-, se me olvidaría que las tristezas, las penas y los momentos bajos también hay que compartirlos. Y liberarlos para poder seguir hacia delante. Creo que el quid está ahí, en liberar lastre, en pasar página, en aprender de lo vivido y vivir con lo aprendido. Y disfrutar, disfrutar mucho y a cada momento. Disfrutar de los retos, de las piedras del camino, de momentos tiernos, de miradas; disfrutar del sexo, de la amistad, de la risa y del llanto. Disfrutar de amaneceres y de anocheceres, de la luna, del sol, de la lluvia... Disfrutar. Porque todo es un regalo y por todo deberíamos estar agradecid@s.

Ayer me hicieron un regalo (bueno, dos) ;-) Sólo el hecho de que alguien pensara en mi e hiciera el esfuerzo de sorprenderme es una preciosa muestra de afecto. Lo que más me deslumbra de un regalo (no necesariamente algo material) es que habla de la calidad de la persona que lo hace. Una persona detallista es generosa, amorosa, empática, tierna y dulce, aunque luego se disfrace de otras cosas para sobrevivir. Así que, desde aquí grito bien alto que tenemos que ser detallistas, que tenemos que cuidar a las personas que participan de nuestra vida, que tenemos que sorprender, amar, proteger y atender. Y acoger siempre, porque la soledad duele.

Pasaos a compartir vida por mi saloncito.
Tod@s tenemos algo bello que dar
y si liberamos lastre,
si tenemos el alma dispuesta
y los brazos abiertos,
seguro que también nos llevamos
un ramito de energía positiva,
un saquito de bienestar
y un puñadito de paz.

¡¡Sóis bienvenid@s!!

1 comentario:

roberto dijo...

Querida Larri, el regalo nos lo haces tú a todos los que leemos tu blog al imprimir en él tanta energía que contagia optimismo e invita a la reflexión. Eres una persona profunda, con una capacidad cognitiva tremenda, inteligente y muy trabajadora. Tu esfuerzo al plasmar tus pensamientos y reflexiones es un auténtico regalo para los que hemos tenido la suerte de tropezar en tu bitácora.
Por no hablar de tu saloncito y tus manos... auténtico templo de buenas vibraciones que te recargan de energía y salud.