miércoles, 5 de noviembre de 2008


... Me gusta la gente especial, siempre me ha gustado. Y lo digo en el más amplio sentido del verbo: g-u-s-t-a-r como encantar, encandilar, apasionar, entusiasmar, interesar, agradar, atraer, cautivar, deleitar, apetecer, desear y querer. Y más cosas, seguro que sí. Hay personas que pasan por nuestra vida y no dejan huella alguna; pretenden ser viento pero no llegan a ser ni un susurro. Hay otras personas, por el contrario, que desde su mundo lleno de matices propios, se acercan hasta nuestros brazos y ya no se van nunca más. Esos son los especiales. Porque sí, un sitio en nuestros pensamientos pueden tenerlo muchas personas pero un latido del corazón sólo lo provocan las especiales.


Hoy he tenido el gusto y el placer de conocer a un hombre fascinante, terrible e increíblemente fascinante. Pero no por fuera, éso sólo es el envoltorio; su belleza, su pasión, su fuerza la tiene dentro, pero enraizada. Por eso es una belleza que traspasa, que asusta, que atrapa, que acaricia. Y por todo eso, por brindarme uno de los dias más intensos de mi vida, le regalo -os regalo- una poesía que ayer mismo, otra de esas personas especiales, tuvo, a su vez, la generosidad de regalarme a mi. Ahora que caigo en la cuenta... hay mucha gente especial esperando el tiempo, el espacio, el sentido que le haga despertar. Porque para poder compartirnos, hay que dejarse lastre en el camino... incluso aunque a veces, estemos cansados de luchar.


Suena triste (y desde luego, diferente) hoy este post, pero para nada; en realidad, es un canto a lo puro de la vida, al dolor de vivir (nadie dijo que fuera fácil). Es un canto a la esperanza, a la búsqueda, a las ganas de soñar, al amor y a la física cuántica ;-DDDDD.


Mañana amanecerá de nuevo. Seguro.

Y si os regaláis un masaje,

os regalaréis un amanecer de paz...


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"Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán talvez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.


Son las caídas hondas de los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.


Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada.


Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé! "


CÉSAR VALLEJO

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola, no se hasta donde llegas cuando dices ingles, pubis....que tipo de masajes es?, es que yo "entiendo"y me pondria muy excitada no se si fuesen asi como los imagino, aclarame mis dudas vale? un beso