El día que me da por tirar cosas -retirarlas para darlas, si están en buen estado y sino a la basura sin miramientos-, no hay quien me pare. Y siempre acabo pensando que tenemos muchas más cosas de las que verdaderamente necesitamos. Acumulamos innecesariamente, compulsivamente diría yo. Dependemos más del tener que del ser, del aparentar con lo material más que con lo espiritual. Y una sociedad está así está destinada a la insolidaridad, sí o sí. Así nos luce el pelo.
Sea como fuere, cuando me pongo a hacer sitio, siento una sensación de alivio increíble. Como si el espacio físico me dejara también algo de sitio en el alma. Como cuando superas amores dolorosos, como cuando los problemas se disipan, como cuando emerge un nuevo camino cuando ya parecía no haber solución. Lo cierto es que siempre hay una nueva puerta, solo hay que sacar fuerzas de flaqueza y seguir avanzando un poco más, dejándonos sorprender. Con un actitud positiva, confiada, paciente y amorosa.
Os invito a hacer sitio; fuera, dentro, en las esquinitas. Para renovar el ambiente, para que entre la luz, para que no olvidemos las necesidades ajenas y lo grande que es nuestra vida, sobre todo si sabemos valorar lo pequeñito que nos sale al encuentro. Respirar hondo y sentir que estamos donde debemos estar, que es nuestro tiempo, que sigue habiendo sueños por soñar.
Paz y bien. mis chic@s.
Os espero al calor de la ternura.
...siente que hoy
todo puede ser...
...(las penas son de ayer)...
No hay comentarios:
Publicar un comentario