jueves, 11 de junio de 2015

**HUELLAS O CICATRICES...





Este es un texto que encuentro en mi fb de vez en cuando; y creo que lo comparto cada vez que lo leo porque me encanta y porque creo que es toda una declaración de principios. Y porque me siguen apasionando las personas que cuestionan, que ofrecen, que aportan; en definitiva, que nos hacen crecer. Y para crecer, necesitamos huellas y no cicatrices... (recordad: fuera lo tóxico y lo negativo, todo aquello que que nos hace daño. Out.).

Os espero al calor del saloncito.
Para seguir siendo especiales, 
para disfrutar de la magia que solo vosotr@s sabéis poner a cada caricia.
Paz y bien, mis chic@s.

(...)




Hay personas que entran en tu vida y lo cambian todo, personas por las que vale la pena parar, respirar y valorar. Valorar lo que realmente importa. Los detalles, las pequeñas cosas, cosas como el agua del mar, las nubes, una mirada de esas que lo dicen todo, unos ojos como los suyos, el modo en el que sonríen, un abrazo infinito mezclado de sal, sus manos, despertar a su lado…


Hay personas que están hechas de acero inolvidable, personas que hacen que todo tenga sentido, incluso lo que no importaba hasta que las conocimos. Son personas auténticas que marcan un antes y un después en nuestra vida, que llegan como un soplo de aire fresco y que, si se van, permanecen como huella indeleble en nuestros recuerdos.





Hay una diferencia enorme entre dejar huella o dejar cicatrices. Las cicatrices son señales de daño, de dolor, de heridas abiertas, de emociones que necesitamos limpiar y tratar. Las cicatrices son marcas que no elegimos tener y que nos recuerdan un dolor que se podía haber evitado. Sin embargo, las huellas son marcas imborrables en la piel y en la memoria que nos hacen rememorar momentos de amor, de aprendizaje y de crecimiento.


Por lo tanto, no importa tanto la cantidad como la calidad de la gente que nos rodea. Si alguien nos hiere de manera sistemática, deberíamos plantearnos limpiar nuestro entorno, enfocar mejor y dejar que permanezcan relaciones que resulten en aportes y crecimientos mutuos. Los pequeños detalles otorgan significado al sentido de la vida, lo cambian todo, hacen de lo diario lo importante. Así, no se hace tan necesario lo que nos dan como la forma de darlo.





Digamos que, si te abrazan, logran recomponer tus partes rotas, te enseñan a vivir y a revivir tu interior. Las personas especiales no esperan a que las cosas sucedan, hacen lo que desean y persiguen lo que quieren hasta que lo consiguen.


Hay personas que dejan una huella imborrable en tu corazón, porque ha habido un tiempo que has seguido un mismo camino con ellos. Y, aunque ya no estén contigo, nunca podrás olvidarlos. No se esfuerzan por dejar esa marca, sino que aparece sin que te des cuenta. Son esas personas que te ofrecen otra visión de tu mundo, que te ayudan a cuestionarte tu pasado, tu presente y tu futuro.





Por eso, un alma gemela es una especie de salvavidas. Llegan por casualidad, o tal vez de manera intencionada, y te cambian para siempre. Te abren los ojos, te hacen ver lo que duele, lo que puede llegar a doler y lo que tiene un significado maravilloso.



Sin embargo, con ellos al lado, nada duele tanto. Porque las personas que dejan huella no ocasionan daños permanentes, no se dedican a marcarte porque sí. Y, aunque pongan tu vida patas arriba y eso te incomode, si pones en tu diccionario la palabra Suerte, aparecerán ellos.




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