domingo, 23 de noviembre de 2014

** MARAVILLOSA SENSUALIDAD EN ESTADO PURO...



La sensualidad es una facultad (poderosa, en efecto) que posee el ser humano, cualidad que permite estimular la atracción hacia otras personas. Parte de magnetismo, parte de magia; parte de ansia irracional. Todo eso se consigue cuando alguien se sabe deseable; pero para poder ser verdaderamente sensual, hemos de estar en armonía tanto con el exterior como con el interior. Hay que sentir confianza y gustarnos y querernos sin demasiados peros.




La sensualidad que se irradia proviene, por tanto, de dos fuentes; una se encuentra en el exterior y otra en el interior. La fuerza exterior no es tan controlable; gustamos más o menos sin saber muy bien por qué, aunque casi siempre estamos condicionados por los cánones establecidos socialmente (eso es algo obvio e indiscutible). Bien es cierto que como dice el dicho, siempre hay un roto para un descosido, así que gracias a los astros todos tenemos nuestro público ;-DDDD. A mí siempre me han gustado los brutotes, los hombres con marcado acento rústico pero sin rozar lo tosco ni lo grosero. Altos. Morenos. Algo así como Dwayne Johnson, por ejemplo. También el del anuncio de Invictus (y eso que es medio castaño). O Ljungberg. O Alex O'Loughlin. Y algún futbolista que otro. Pero también los feotes amorosos, esos me desmontan enseguida.




El poder sensual interior, por el contrario, proviene de los pensamientos, de la energía sexual, de los sentimientos y de la personalidad. Aquí sí podemos aprender ciertas conductas y aportar nuestros matices más íntimos para conseguir irradiar ese atractivo y convertirlo en deseo y lujuria ;-) A nadie amarga un dulce así que a todos nos gusta saber que gustamos. Y si gustamos mucho, mejor que mejor.




Vistamos elegantes, con gracia, con clase. Un perfume que hable de nosotros es signo de cierta autoestima. La manera de caminar, los gestos, las caricias o hasta un roce en el momento adecuado pueden despertar el interés de la otra persona. La mirada es otra de nuestras principales armas de seducción. ¿Hay algo más sensual que una mirada de deseo? Los ojos expresan estados de ánimo, sentimientos y hasta pueden llegar a convertirse en sugestivas propuestas. Y la simpatía y la espontaneidad junto con una sonrisa y una charla interesante son prácticamente infalibles.




Y cuando llega el momento de la alcoba...¡fuegos artificiales! Generosidad, pasión y ternura - a partes iguales, diría yo-, nos van a garantizar un rato de sexo rico. Casi seguro. Y eso sí que es un regalo sensual...

... dejáos sorprender por la ternura de las caricias, por la magia que nos rodea. A veces solo hay que mirar un poco más allá. Y confiar...





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