Sigo pensando qué voy a ser de mayor. Ya, igual ando un poco tarde... o quizá un poco pronto ;-D. Pero pasan los años y sigo casi en el mismo sitio de hace unos cuántos. Bueno, en el mismo exactamente no, quiero creer que soy un poco más sabia. Y que aunque la vida me sigue apasionando, puedo sujetar a dos manos los dolorcitos que quieren instalarse en el alma. Bien es cierto que siempre hay alguna sorpresa, pero esas vicisitudes son las que hacen del camino una aventura maravillosa. Capear el temporal ya es cosa de la actitud, resguardándonos bajo un árbol o cantando bajo la lluvia. Lo que más felices nos haga.
Creo que ya he gritado alguna que otra vez mi absoluta admiración por los triatletas; pero no menos admiración me genera la gente que hace del running su estilo de vida. Este fin de semana Bilbo vivió una sensacional maratón nocturna -he leído por ahí que hubo 10.000 participantes, ¡ahí es nada!-, en tres kilometrajes: 42 km, 21 km y 7 km y los ganadores fueron Sulema Abrar (2:21:44), Manuel Guerreiro (1:08:53) y Gotzon Solaegi (0:23:54) respectivamente. Y amplío mi admiración por las mujeres que se lanzan a esa gesta, porque creo que hay que tener mucha fortaleza mental para acabar el recorrido. Chapeau por tod@s.
Os dejo algunas fotitos.
Y mientras yo sigo buscando esa pasión infinita para convertirla en leit motiv, os espero en el saloncito, que es el refugio donde la magia cobra vida.
Mil besos, mis chicos.
Paz y bien.
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