No soy fan de Lou Reed, no hace el estilo de música que a mí me gusta. Pero hay que ser honestos con la historia y reconocer lo que es grande. Y Lou Reed lo era. Su música es su legado, así que será recordado por generaciones. Y por la gente de su vida, como su mujer. Os dejo este texto lleno de ternura, sabiduría y amor. No sé si se puede escribir algo más bello.
Abrigaos, mis chicos.
Y pasaos por el saloncito,
al calor de la piel los días grises se llenan de color
y se hacen mucho más llevaderos.
¡Os espero!
Laurie
Anderson -artista, meditadora y esposa de Lou Reed- escribió en la
revista Rolling Stone de esta semana una descripción sobre la muerte
de su marido de una belleza extraordinaria.
Ambos eran estudiantes de
Yonge Mingur Rinpoche y habían seguido las enseñanzas budistas
sobre la preparación para la muerte y sobre cómo hacer cuando uno
de los cónyuges tiene una enfermedad terminal. Después de que Lou
Reed enfermara de cáncer de hígado y otras enfermedades, Anderson
escribe:
"Tratamos de entender y aplicar las enseñanzas de
nuestra maestra Mingyur Rinpoche: "Tienes que aprender a
sentirte triste sin sucumbir a la tristeza”. “Cuando su muerte
era ya inminente, Lou dejó el hospital y volvió a casa. Como
meditadores, nos habíamos preparado para esto -cómo mover la
energía desde el vientre, subirla al corazón y de ahí hacia fuera
a través de la cabeza. Nunca he visto una expresión con tanta
fascinación como la que tenía Lou mientras moría. Sus manos
estaban haciendo el movimiento 21 de Taichi, el del "agua que
fluye". Sus ojos estaban muy abiertos. Tuve entre mis brazos a
la persona que más amaba en el mundo, y estuve hablando con él
mientras moría. Su corazón se detuvo. El no tenía miedo. Pude
caminar con él hasta el final del mundo. Pude ver la vida -tan
bella, dolorosa y deslumbrante- en su máxima expresión. ¿Y la
muerte? Creo que el propósito de la muerte es la liberación del
amor”.
“En este momento me siento plenamente feliz. Estoy muy
orgullosa de la forma en que vivió y murió, de su increíble
fortaleza y de su gracia. Estoy segura de que regresará a mí en
sueños y que en ellos parecerá estar vivo de nuevo. Y de repente me
doy cuenta de que estoy aquí sola, de pie, asombrada y agradecida.
¡Qué extraño,emocionante y milagroso es el hecho de que hayamos
podido ayudarnos el uno al otro a evolucionar, que hayamos podido
amarnos tanto a través de nuestras palabras, nuestra música y la
realidad de nuestras vidas”.
Traducción
de Helena Barquilla Del Muro de Dokushô Villalba.
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