domingo, 25 de agosto de 2013

** LA VIDA EN POSITIVO



Estoy convencida de que solo podemos conseguir el éxito -entendiendo el éxito como la consecución de lo que buscamos, soñamos y anhelamos-, cuando somos capaces de aunar mente y corazón. Cuando una de las dos partes se inclina en exceso, es más que probable que perdamos la batalla; hace falta paz, orden y serenidad. Si no es así, no es posible progresar. Nos quedamos estancados en un falso sosiego, pero sin conseguir avanzar y crecer. Que bien es cierto que no todo el mundo necesita avanzar y crecer y se queda en la zona de confort muy a gustito. Cada cual decide.



Pero yo, personalmente, si quiero crecer; y para crecer hay que tener en cuenta todos los aspectos de la vida: el trabajo, el amor -pareja, familia, hij@s, amig@s-, los objetivos personales. Cuando somos capaces de armonizar y de lograr un equilibrio maduro, algo dentro nos indica que así estamos bien, que ese es el momento y el lugar. Y que lo que tenga que venir, vendrá y llegará cuando sea su tiempo. Ni antes ni después.

Así que mirar con positivismo la vida -postura intermedia entre lo negativo y lo positivo, con una dosis de realismo- es una forma estupenda de afrontar nuestro día a día, nuestros problemas, nuestras pérdidas. Reconocer que algo nos duele, nos molesta, nos enfurece, nos entristece... es el primer paso. Pero debemos traer a nuestra consciencia que nada es eterno y que el momento auténtico es el presente. Que lo que hay es con lo que debemos trabajar para conseguir lo que ansiamos. Sin olvidar que la realidad es la materia con la que vamos a trabajar. Como las recetas de cocina (¡qué feliz me hace haber descubierto el romanticismo de los fogones! vale, con ayuda, sí, pero pedir ayuda es de sabios... ;-)), que debemos mezclar bien y en la medida correcta todos los ingredientes para conseguir un resultado óptimo. Y que si nos falta algún ingrediente, la posibilidad de fracasar es bastante evidente. Luego ya está la mano de cada un@, los dones, ese pellizco de suerte... Pero no podemos confiar solo en el azar.





Así que os invito a poner las cosas en su sitio; a ordenarnos por dentro y por fuera, a pedir la ayuda necesaria. No pasa nada si en algún momento nos perdemos, nos equivocamos; si caemos, si lloramos, si dirigimos los pasos en la dirección errónea. Solo hay que escuchar, entender y ponernos en marcha. Y si lo ordenado hoy no nos gusta, pues mañana vuelta a empezar. Cada experiencia es una batalla que nos enseña algo. No temamos aprender.




Se acaban las fiestas.
Se acaba el verano y se intuye, ya, el otoño.
Nuevo curso, nuevos retos, nuevos planes.
No dejemos nunca de soñar...
...incluso aunque duela.



...what doesn't kill you
makes a fighter...

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