lunes, 5 de agosto de 2013

** CUIDANDO LA SALUD DE NUESTRO CEREBRO



De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, estas son algunas prácticas usuales que dañan el funcionamiento ideal de nuestro cerebro. Son sencillas de tener en cuenta, así que pongamos un poco de nuestra parte para prevenir... y no tener que curar.

No desayunar. Las personas que no desayunan no tienen el nivel óptimo de azúcar y proteínas que necesita nuestro sistema sobre todo durante las primeras horas del día, lo cual conduce a un suministro insuficiente de nutrientes al cerebro causando su pronta degeneración.

Reacciones violentas o estrés prematuro. Esto causa el endurecimiento de las arterias del cerebro, provocando una disminución en la capacidad mental.

Fumar. Disminuye considerablemente la masa encefálica y se ha comprobado que es un agente conductor importante a la enfermedad de Alzheimer.




Consumo elevado de azúcares. El exceso de este carbohidrato interrumpe la absorción de proteínas y nutrientes, causando malnutrición e interferencia con el desarrollo del cerebro.

Exposición constante a ambientes contaminados. El cerebro es el órgano de nuestro cuerpo que más oxígeno consume. La inhalación de aire contaminado disminuye el suministro de oxígeno al cerebro, dando lugar a una disminución de la eficiencia cerebral.

Dormir poco.  Dormir 8 horas diarias permite que nuestro cerebro descanse y obtenga un remanso de nuestras demandantes tareas diarias. Privarse del sueño acelera la muerte de las células cerebrales a corto plazo.




Cubrirse la cabeza mientras se duerme. Dormir con la cabeza cubierta aumenta la concentración de dióxido de carbono y disminuye la de oxígeno, lo que puede ocasionar efectos dañinos en el cerebro.

Forzar al cerebro durante la enfermedad. Trabajar mucho o estudiar a marchas forzadas estando enfermo, provocará una disminución en la eficacia del cerebro a largo plazo.

Falta de estímulos y ejercicios mentales. Pensar es la mejor manera de entrenar nuestro cerebro: un memorama, un acertijo, o simplemente dar rienda suelta a nuestra imaginación, estimulará nuestro cerebro y lo mantendrá en forma.


Entablar conversaciones sin temáticas elaboradas. Las conversaciones banales ayudan al descanso cerebral en momentos puntuales; pero participar en conversaciones de temas con cierto grado de complejidad promueve la salud de nuestra materia gris.



¡¡Cuidémonos!!
Paz y bien...



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