Una buena alimentación también nos influye de un modo muy intenso en el carácter y en la forma de afrontar los problemas, roces y demás vicisitudes del día a día. Hay que comer bien, sano y equilibrado. Todos los excesos pasan factura, más tarde o más temprano. Eso no debemos olvidarlo. Y aunque en su tiempo se apeló a la oración como el camino para un estado de armonía total ("Orandum
est ut sit mens sana in corpore sano" (Sátira X, 356)), nos quedaremos con la versión más actualizada (2.0) de la famosa cita: mente sana en cuerpo sano. A secas. Aunque interpretable, ahora que lo pienso. Y la verdad es que si tengo que elegir, prefiero rodearme de buena gente que me permita crecer, que me ayude a mirar con optimismo, que ponga luz en el camino. Los demás, de verdad, lejos. Quienes nos hieren, quienes solo quieren días grises, quienes no nos quieren bien... lo mejor es dejarlos fuera y que sigan su camino. Pero sin que nos arrastren a nosotros. Aunque duela. Porque a la larga, acabaremos en el mismo pozo. Y de ahí, ya es más difícil salir.
Os mando un saquito de energía positiva para el fin de semana.
Abridlo cada ocho horas.
O mejor, cada vez que sintáis que os hace falta una bocanada de aire fresco.
Todo lo que nos duele, acaba pasando.
El tiempo hace su trabajo con sabiduría.
A nosotros nos toca capear, creer y confiar.
¡¡Mil besos!!
El saloncito siempre está abierto para una rica sesión de ternura...
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