Valero Rivera es un amigo; un muy buen amigo, diría yo. Visto desde fuera, considero que a Urdangarín le ha podido la avaricia y se ha metido en un fregao de pelotas que le ha pillado de lleno. Muy mal, machote. Una gran mancha negra para los amantes del deporte y para los valores del deporte. No se puede ir por la vida robando a la cara y luego pretender salir de rositas cuando te han pillado con las manos en la masa. Lo asumes, lo gestionas como puedas y aprendes la lección. Si eres capaz, claro. Pero aquí es donde llega un buen amigo y te salva el culo. Literalmente. Llega Valero -que con esta jugada me ha descolocado un poco, lo confieso- y le ofrece a Urdangarin un puesto de segundo entrenador en Qatar. Y alucino un poco, la verdad. No sólo por el curro en sí -dinero, tranquilidad, cotización...- sino porque encima le aleja de la opinión pública para que se pase el mogollón. Y ya sabemos que aquí se nos olvida todo muy rápido.
Supongo que yo haría lo mismo por cualquiera de mis amigas. No deja de ser un tráfico de influencias teñido de cariño, pero amiguismo al fin y al cabo. Lo que venimos acusando a tantos políticos de media al cuarto. De todos modos, ¿sabéis qué? yo también quiero amigos como Valero ;-DDD Cuando todo te falla, aparecen en su lancha salvavidas y te llevan a la orilla. Y eso no tiene precio. Ya puede sentirse afortunado el duquecito (bueno, ya no sé si sigue siendo duque... ;-D) y en un gesto de humildad y buena fe, devolver toooooodo lo que ha ido robando poco a poco. No creemos que lo vaya a hacer ¿no?
En fín, que la vida sigue.
Nosotros, los peones de a pié, debemos continuar con lo que sabemos hacer, con lo que ofrecemos con cariño y seriedad, con nuestros caminos sencillos y en ocasiones tortuosos. Que conste que no envidio a Urdangarín, al menos no en este momento. Es más, quiero dar las gracias a todos los que seguís confiando en mí, a los que os ponéis en mis manos y os regaláis un rato de ternura. Gracias por seguir haciendo muy bonito mi trabajo, por hacerme sentir afortunada y agradecida, que son sensaciones que alegran el alma. Os espero para poner un poco de luz en este ramillete aún de días grises y lluviosos.
Paz y bien, mis chicos.
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