Lo que es bonito, es bonito.
Y hay que adjudicarle su valor.
Y esto que he encontrado por la red, me parece precioso. Puro arte.
Reconozco que las "mascletás" se me resistieron al principio de llegar a Valencia, pero con el paso del tiempo, llegué a sentirlas. A entenderlas. A disfrutarlas.
Como esos amores que llegan, se instalan y ya no se van nunca.
Dejaos sorprender por este momento...
¡¡Felíz lunes!!
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