Hoy tenía pensado seguir con nuestro seminario de seducción, pero me he encontrado este articulillo en la red y como me ha parecido tan amoroso y tan esperanzador (igual el futuro no tiene por qué ser tan negro...), me ha apetecido compartirlo con vosotros.
Pues eso...
...que siempre que quede alguien con valores y con un profundo respeto al prójimo, podremos seguir creyendo en las personas.
¡Felíz día, mis chicos!
¡UN
GRAN GESTO DEPORTIVO!
Se ha hablado muy poco de este suceso. En el cross de la localidad navarra de Burlada, sucedió un hecho el pasado domingo 2 de diciembre que nos ayuda a seguir creyendo en los valores del deporte.
El atleta keniano, Abel Mutai, medalla de oro de los 3.000 obstáculos hace cuatro meses en Londres, estaba a punto de ganar la prueba cuando, al entrar en una pista donde estaba la meta, creyó que ya había llegado , aflojó totalmente el paso y, relajado, comenzó a saludar al público creyéndose vencedor. El que iba detrás, Iván Fernández Anaya, al ver que se equivocaba y se paraba una decena de metros antes de la pancarta, no quiso aprovechar la ocasión para acelerar y ganar. Se quedó a su espalda, y gesticulando para que le entendiera y casi empujándolo, llevó al keniano hasta la meta, dejándolo pasar por delante.
Iván Fernández Anaya, un corredor vitoriano de 24 años que está considerado un atleta con mucho futuro (campeón de España de 5.000 metros en categoría promesas hace dos años) afirmó al terminar la prueba: "Aunque me hubieran dicho que ganando tenía plaza en la selección española para el Europeo, no me habría aprovechado. Creo que es mejor lo que he hecho que si hubiera ganado. Y esto es muy importante, porque hoy en día, tal como están las cosas en todos los ambientes , en el fútbol, en la sociedad, en la política, donde parece que todo vale, un gesto de honradez va muy bien ".
Se ha hablado muy poco de este suceso. En el cross de la localidad navarra de Burlada, sucedió un hecho el pasado domingo 2 de diciembre que nos ayuda a seguir creyendo en los valores del deporte.
El atleta keniano, Abel Mutai, medalla de oro de los 3.000 obstáculos hace cuatro meses en Londres, estaba a punto de ganar la prueba cuando, al entrar en una pista donde estaba la meta, creyó que ya había llegado , aflojó totalmente el paso y, relajado, comenzó a saludar al público creyéndose vencedor. El que iba detrás, Iván Fernández Anaya, al ver que se equivocaba y se paraba una decena de metros antes de la pancarta, no quiso aprovechar la ocasión para acelerar y ganar. Se quedó a su espalda, y gesticulando para que le entendiera y casi empujándolo, llevó al keniano hasta la meta, dejándolo pasar por delante.
Iván Fernández Anaya, un corredor vitoriano de 24 años que está considerado un atleta con mucho futuro (campeón de España de 5.000 metros en categoría promesas hace dos años) afirmó al terminar la prueba: "Aunque me hubieran dicho que ganando tenía plaza en la selección española para el Europeo, no me habría aprovechado. Creo que es mejor lo que he hecho que si hubiera ganado. Y esto es muy importante, porque hoy en día, tal como están las cosas en todos los ambientes , en el fútbol, en la sociedad, en la política, donde parece que todo vale, un gesto de honradez va muy bien ".
Lo decía al principio: desgraciadamente, se ha hablado muy poco de este gesto. Y es una lástima. Estaría bien explicárselo a los niños, para que no piensen que el deporte es únicamente lo que ven por la tele: patadas violentas a raudales, declaraciones absurdas de pijos absurdos (que olvidan de dónde vienen), dedos en los ojos de los contrarios, piques insanos...
Por un deporte sano y elegante.
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