Estamos viviendo un momento social complejo; no es la primera crisis que nos afecta, por supuesto que no, pero la situación tiende a complicarse cada vez más. Por un lado porque la esperanza de vida está alcanzando cotas bastante más altas que hace décadas y por otro porque ni la gente (muy) bien formada tiene apenas opciones de futuro. Es más, diría que hemos vuelto al ciclo inicial, a las formaciones profesionales, al peón, al trabajador de a pie. Pero mucho más cultivado que en los ochenta.
Y aunque la política es lo que es y llega hasta donde llega, debemos hacer un uso responsable de nuestro derecho al voto. Votar con conciencia, con paciencia, con algo de ilusión y otro poco de esperanza. Creer que otro futuro es posible, que otro horizonte puede dibujarse. Me sorprendo a mi misma diciendo esto en voz alta, la verdad, pero es que no hay otra, porque si todos tiramos la toalla, entonces sí que no hay quien nos saque del pozo. Vamos a partir de que todos los partidos cojean, de que todos se mueven por interés de unos pocos, de que toda idea llevada al extremo se convierte en nociva. Pero vamos a ser conscientes de la suerte que tenemos por vivir en democracia, de la suerte de la libertad (vale, condicionada e hipotecada... pero libertad), de la suerte de la cultura y de la formación, de la suerte de la medicina... que herramientas no nos faltan, pero hay que gestionarlas un poco mejor.
Período de reflexión ciudadana. Creo que es momento de pensar, con más cabeza que corazón, quién puede ofrecer lo que de verdad queremos. Quien se acerca a lo que sentimos, a lo que esperamos. A ver si hay suerte... y de verdad, de verdad, la política y sobre todo los políticos, vuelven al pueblo. Por y para el pueblo. Para empezar a seguir...
Besito colorido.
;-D
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