Al hilo del post sobre el optimismo, he pensado que sería interesante saber un poco más sobre la llamada "hormona de la felicidad", la dopamina, que es la culpable de todas las sensaciones agradables que nos salen al encuentro en la vida. Es un post un poco largo, pero tiene información y pautas que pueden ayudarnos a ordenar algunas de nuestras necesidades más básicas. Ánimo.
Aportaciones
de la neurofisiologia al estudio de la felicidad
Los
recientes avances de la investigación nos aportan evidencias de que
contamos con algunas regiones del cerebro (amígdala, lóbulo
frontal) directamente implicadas en la experiencia emocional. De
hecho, ya hace tiempo que se sostiene sin discusión que el cerebro
(y no el corazón) es el órgano de las emociones.
Sin embargo, los estudios que pretenden determinar las zonas del cerebro que se activan al experimentar alguna emoción no han podido dar resultados concretos. Lejos de localizar áreas cerebrales específicas que se estimulen con la experiencia emocional, la aplicación de nuevas técnicas como la tomografía por la emisión de positrones (TEP) para observar los cambios bioquímicos del cerebro, han permitido visualizar que cada emoción activa una cantidad importante de estructuras cerebrales.
De
ello se concluye que no hay una región cerebral concreta que se
identifique con la tristeza, con la ira o con la felicidad, sino una
serie de áreas cerebrales en interacción. Asimismo, si seguimos los
trabajos de Damasio podemos comparar nuestro cerebro con un mostrador
luminoso, de tal manera que cuando una persona se siente feliz
observamos un patrón de luces específico que se extiende por
diversas zonas cerebrales, algunas de las cuales también se iluminan
al experimentar otras emociones diferentes.
De
estos descubrimientos se desprende la importancia de la interconexión
entre las neuronas y, concretamente, el papel de las sustancias
químicas que la hacen posible transportando los mensajes
relacionados con la experiencia emocional de unas a las otras.
En
relación con la felicidad disponemos de resultados de algunos
estudios bastante recientes, que ponen de manifiesto la importancia
de algunos neurotransmisores y hormonas, conocidas como endorfinas:
• La serotonina es
una sustancia química cerebral directamente relacionada con la
sensación de bienestar. Así, a niveles altos de serotonina, le
correspondería un mayor nivel de felicidad.
• La dopamina es
un neurotransmisor directamente relacionado con la estabilidad
emocional. La recepción dificultosa de esta sustancia origina una
larga lista de enfermedades relacionadas con el desequilibrio
emocional y, por tanto, con la falta de una vivencia de bienestar.
• La melatonina es
una hormona antioxidante que estimula y favorece el sistema
inmunológico, aumenta la energía y la capacidad de esfuerzo físico,
se relaciona con el control de la temperatura corporal y de los
ciclos de vigilia-sueño. Se le atribuyen propiedades relacionadas
con la sensación de bienestar, el retraso del envejecimiento y
estados de gran calidad en la vejez.
Por
tanto podemos concluir que las
endorfinas son el vehículo de la felicidad, la euforia, el
placer y el alivio del dolor.
Como se ha dicho estas hormonas, actúan sobre el sistema nervioso y
tienen encomendada la importante labor de conectarnos con el
bienestar. Así de importante es su función. Esto quiere decir que
cuando te ríes y te sientes feliz, cuando haces deporte y te quedas
a gusto, e incluso cuando sientes esa placentera sensación después
de comer chocolate, lo que te está pasando es que estás generando
endorfinas
Que
son las endorfinas...
Las
endorfinas, también llamadas hormonas de la felicidad, son
sustancias químicas producidas por el propio organismo
estructuralmente muy similares a los opioides (opio, morfina,
heroína) pero sin sus efectos negativos. Se calcula que hay
alrededor de 20 tipos diferentes de endorfinas distribuidas por todo
el cuerpo, parte de ellas están localizadas en la glándula
pituitaria y son las encargadas de hacer posible la comunicación
entre las neuronas. Estos químicos naturales producen una fuerte
analgesia, estimulan los centros de placer del cerebro creando
situaciones satisfactorias que contribuyen a eliminar el malestar y
disminuir las sensaciones dolorosas. Cuando sentimos dolor las
endorfinas actúan como analgésicos endógenos inhibiendo la
transmisión del dolor al cerebro.
Las
endorfinas son producidas por el organismo en respuesta a múltiples
sensaciones, entre la que se encuentra el dolor y el estrés, también
influye en la modulación del apetito, la liberación de hormonas
sexuales y el fortalecimiento del sistema inmunitario. Cuando
sentimos placer estas sustancias químicas se multiplican y envían
mensajes a nuestro cerebro a los linfocitos y a otras células
responsables de la defensa de virus y bacterias que invaden el
organismo.
Las
endorfinas tienen una vida muy corta ya que son eliminadas por
determinadas enzimas que produce el organismo. Es una medida para
mantener el equilibrio de nuestro cuerpo y no ocultar señales de
alarma.
El
amor y las endorfinas....
Esa
cosa llamada amor tampoco se escapa de las endorfinas. Y es que esa
gran emoción que sentimos y que nos hace volvernos locos tiene
detrás una dinámica química en la que se piensa que intervienen
hormonas características como las endorfinas. Los endocrinólogos
explican que estas hormonas, junto con las conocidas como
apomorfinas, son las que inducen a la adicción (por eso decimos que
el amor es una droga).
El
caso es que las endorfinas intervienen en nuestro enamoramiento
desencadenando una sensación de placer que buscamos repetir. Y esto
lleva también a concluir a los expertos que podemos enamorarnos en
cualquier etapa de la vida, porque siempre tenemos endorfinas. Por
eso y otros detalles de esta rocambolesca historia, sabemos que
aunque atribuimos el amor al corazón, en realidad las emociones
están en el cerebro.
Como
nos recargamos de endorfinas....
Podemos
recargarnos de endorfinas de maneras diversas. Por ejemplo, cuando
realizamos algunas actividades que nos agradan, nuestra actitud y
estado de ánimo mejoran, lo que provoca un flujo mayor de
endorfinas. Por tanto, lo mejor es optar por aquellas que nos
resulten más beneficiosas con efectos inmediatos. A continuación,
algunas alternativas:
Reir
siempre.
La risa y la carcajada son las mejores fuentes de endorfinas; así lo demuestran los estudios realizados sobre risoterapia. Se ha comprobado la influencia que tiene la risa sobre la química del cerebro y del sistema inmunitario. El solo hecho de reproducir el gesto de la sonrisa ya hace segregar endorfinas, por un mecanismo similar al que nos hace segregar saliva con sólo oler o pensar en una buena comida.
La risa y la carcajada son las mejores fuentes de endorfinas; así lo demuestran los estudios realizados sobre risoterapia. Se ha comprobado la influencia que tiene la risa sobre la química del cerebro y del sistema inmunitario. El solo hecho de reproducir el gesto de la sonrisa ya hace segregar endorfinas, por un mecanismo similar al que nos hace segregar saliva con sólo oler o pensar en una buena comida.
Disfrutar
de la naturaleza.
El contacto con el ambiente natural nos llena de energía y buen humor. Vayamos a la playa o al campo y empapémonos todas las sensaciones que genera un paisaje, sus colores, sus olores. La atmósfera cargada de iones negativos estimula la secreción de endorfinas. (Los iones son una parte de los átomos; cuando estos ganan electrones se forman los iones negativos que, en contra de lo que su nombre da a entender, ejercen una influencia muy positiva sobre nuestro entorno y nuestra salud).
El contacto con el ambiente natural nos llena de energía y buen humor. Vayamos a la playa o al campo y empapémonos todas las sensaciones que genera un paisaje, sus colores, sus olores. La atmósfera cargada de iones negativos estimula la secreción de endorfinas. (Los iones son una parte de los átomos; cuando estos ganan electrones se forman los iones negativos que, en contra de lo que su nombre da a entender, ejercen una influencia muy positiva sobre nuestro entorno y nuestra salud).
Dejar
fluir la mente.
Las endorfinas se segregan en mayor cantidad y facilidad cuando nuestra mente no está ocupada de pensamientos que nos tensan. Lo más conveniente es practicar técnicas de relajación como el yoga, el tai chi, la meditación o sencillamente dar un paseo con la mente reposada.
Las endorfinas se segregan en mayor cantidad y facilidad cuando nuestra mente no está ocupada de pensamientos que nos tensan. Lo más conveniente es practicar técnicas de relajación como el yoga, el tai chi, la meditación o sencillamente dar un paseo con la mente reposada.
Escuchar
música.
Se ha demostrado que la música estimula el potencial del cerebro con más fuerza que la palabra hablada. La música melodiosa es capaz de provocar una importante liberación de endorfinas, a tal grado que se emplea con muchísimo éxito como terapia analgésica (contra el dolor).
Se ha demostrado que la música estimula el potencial del cerebro con más fuerza que la palabra hablada. La música melodiosa es capaz de provocar una importante liberación de endorfinas, a tal grado que se emplea con muchísimo éxito como terapia analgésica (contra el dolor).
Trabajar
contento.
Casi un tercio de las horas del día las dedicamos al trabajo; por ello es importante que estemos cómodos con la ocupación que realizamos, los compañeros de oficina y el ambiente que nos rodea. De este modo las endorfinas se mantendrán a flote y nos permitirán rendir en nuestro labor.
Casi un tercio de las horas del día las dedicamos al trabajo; por ello es importante que estemos cómodos con la ocupación que realizamos, los compañeros de oficina y el ambiente que nos rodea. De este modo las endorfinas se mantendrán a flote y nos permitirán rendir en nuestro labor.
Admirar
la belleza de las cosas.
Mira siempre el lado bonito y positivo de todas las cosas porque ello influye en nuestro estado de ánimo y en nuestra salud. Las formas agradables activan la producción endorfínica de la hipófisis.
Mira siempre el lado bonito y positivo de todas las cosas porque ello influye en nuestro estado de ánimo y en nuestra salud. Las formas agradables activan la producción endorfínica de la hipófisis.
Descubrir
el placer de la comida.
Es muy diferente disfrutar con la comida que disfrutar comiendo. Los alimentos nos estimulan antes de cosecharlos, luego en el mercado, después cuando los preparamos y finalmente al saborearlos. Esta predisposición hacia los alimentos no sólo produce placer sino que ayuda a digerirlos mejor.
Es muy diferente disfrutar con la comida que disfrutar comiendo. Los alimentos nos estimulan antes de cosecharlos, luego en el mercado, después cuando los preparamos y finalmente al saborearlos. Esta predisposición hacia los alimentos no sólo produce placer sino que ayuda a digerirlos mejor.
Dar
sentido a tu vida.
La rutina destruye lentamente nuestras reservas de endorfinas; evitemos, por lo tanto, la monotonía haciendo lo que más nos llene, siempre que sea posible. La curiosidad y el interés por infinidad de temas y actividades mantendrá nuestros niveles de endorfinas en buen estado.
La rutina destruye lentamente nuestras reservas de endorfinas; evitemos, por lo tanto, la monotonía haciendo lo que más nos llene, siempre que sea posible. La curiosidad y el interés por infinidad de temas y actividades mantendrá nuestros niveles de endorfinas en buen estado.
Recordar
situaciones placenteras.
En el pasado tuvimos momentos buenos y muy agradables, en los que nuestra producción de endorfinas estuvo desbordante. Evocarlos cuando nos sentimos algo deprimidos, tendrá un efecto químico similar. Sin embargo, no hay que olvidar que lo mejor siempre está por llegar; ensimismarnos en el pasado lo único que logrará es cerrar la puerta a lo bueno que está por venir.
En el pasado tuvimos momentos buenos y muy agradables, en los que nuestra producción de endorfinas estuvo desbordante. Evocarlos cuando nos sentimos algo deprimidos, tendrá un efecto químico similar. Sin embargo, no hay que olvidar que lo mejor siempre está por llegar; ensimismarnos en el pasado lo único que logrará es cerrar la puerta a lo bueno que está por venir.
Disfrutar
de todos los sentidos.
Ya explicamos la necesidad de complacer al oído con música, al paladar con la comida y a la vista con la belleza; no dejemos de lado, entonces, los sentidos del olfato y del
Ya explicamos la necesidad de complacer al oído con música, al paladar con la comida y a la vista con la belleza; no dejemos de lado, entonces, los sentidos del olfato y del
tacto.
Los olores provocan en nosotros una reacción inmediata de agrado o
desagrado. Oler a césped húmedo, a mar, a incienso o a nuestro
perfume preferido aumenta el nivel de endorfinas. Por su parte, el
contacto físico provoca también grandes descargas de bienestar. Las
terminaciones nerviosas transmiten el roce de piel contra piel hasta
el cerebro, activando la secreción de endorfinas. Ello explica
porqué con un abrazo o unas caricias, es posible aliviar el dolor.
Entrégate
a una afición.
Pensemos en el pasatiempo o hobby que practicamos con más alegría y recurramos siempre a él cada vez que sintamos un bajón en nuestros niveles de endorfinas. Si nos acostumbramos a asociar una actividad determinada con un beneficio para las endorfinas, el efecto será cada vez mayor y más automático.
Pensemos en el pasatiempo o hobby que practicamos con más alegría y recurramos siempre a él cada vez que sintamos un bajón en nuestros niveles de endorfinas. Si nos acostumbramos a asociar una actividad determinada con un beneficio para las endorfinas, el efecto será cada vez mayor y más automático.
Se
amable.
Una disposición comprensiva hacia los demás resulta crucial para mantener altos nuestros niveles de endorfinas y los de quienes nos rodean. Las palabras afectuosas, las sonrisas, el buen humor así como una actitud receptiva y comprensiva hacia los demás originan una emisión constante de estas hormonas de la felicidad.
Una disposición comprensiva hacia los demás resulta crucial para mantener altos nuestros niveles de endorfinas y los de quienes nos rodean. Las palabras afectuosas, las sonrisas, el buen humor así como una actitud receptiva y comprensiva hacia los demás originan una emisión constante de estas hormonas de la felicidad.
Realiza
actividades físicas
Más endorfinas con respiración y actividad física . Realizar actividades físicas ayuda considerablemente a incrementar el nivel de endorfinas de un modo natural, sobre todo cuando se acompañan de una correcta respiración.
Más endorfinas con respiración y actividad física . Realizar actividades físicas ayuda considerablemente a incrementar el nivel de endorfinas de un modo natural, sobre todo cuando se acompañan de una correcta respiración.
Al
respirar profunda y relajadamente se puede cambiar la química del
cerebro y, en consecuencia el estado de ánimo. Para alcanzar una
respiración profunda es preciso relajarse y concentrarse en la
espiración. Se expulsa todo el aire de los pulmones suavemente, y
luego se afloja todo lo posible las paredes abdominales para permitir
el ingreso automático del aire. Esta adecuada forma de respirar,
realizada en un ambiente fresco y limpio del campo, puede provocar
una emisión adicional de endorfinas.
De
otro lado, la práctica regular de ejercicio es la mejor garantía de
una respiración eficaz y de una sobre estimulación en la producción
de endorfinas. Esta dosis extra es la causa de la energía que se
experimenta al realizar ejercicio sin llegar al agotamiento,
sensación similar a la que puede producir una droga excitante. Por
tanto, resulta conveniente aumentar el ritmo y la frecuencia de
actividad física.
Para tales fines se aconseja:
Elegir
un deporte que pueda practicarse mínimo tres veces a la semana. Es
más recomendable realizar poco ejercicio regularmente que hacer un
gran esfuerzo sólo de vez en cuando. Convienen aquellos que
favorecen el trabajo aeróbico y liberan la mente de preocupaciones
como caminar largas distancias, pasear en bicicleta o nadar. Empezar
toda rutina de ejercicios de manera suave, aumentando el ritmo
lentamente y con seguridad.
Entrenar
en pareja o con un grupo de amigos, ayuda a hacer frente a la
desmotivación de hacer ejercicio a solas. Además, se ha observado
que el contacto físico también aumenta las endorfinas por sí
mismo. Pero tampoco hay que pasarse, porque los deportistas
compulsivos se vuelven adictos a sus propias endorfinas y no pueden
parar.
Come
chocolate
El chocolate negro tiene un compuesto químico que nuestro cuerpo transforma en la misma sustancia del enamoramiento, aunque en dosis muy pequeñas. Lo que de verdad produce es serotonina.
El chocolate negro tiene un compuesto químico que nuestro cuerpo transforma en la misma sustancia del enamoramiento, aunque en dosis muy pequeñas. Lo que de verdad produce es serotonina.
Toma
café
Porque a las pocas horas de tomar esta sustancia el nivel de endorfinas sube. Tampoco hay que abusar, que también pueden aparecer efectos nocivos.
Porque a las pocas horas de tomar esta sustancia el nivel de endorfinas sube. Tampoco hay que abusar, que también pueden aparecer efectos nocivos.
Practica
sexo
Mediante el sexo también, se consigue eliminar el estrés y la depresión. Cuando la excitación va creciendo entra en juego la endorfina, que crea una sensación de placer y un estado de euforia hasta alcanzar el nivel máximo en el orgasmo. En la mujer durante clímax también se libera la oxitocina, hormona responsable de que aumente la intensidad del orgasmo. En este momento de máximo auge, las células nerviosas del cerebro descargan su contenido eléctrico provocando el relajamiento físico y mental.
Mediante el sexo también, se consigue eliminar el estrés y la depresión. Cuando la excitación va creciendo entra en juego la endorfina, que crea una sensación de placer y un estado de euforia hasta alcanzar el nivel máximo en el orgasmo. En la mujer durante clímax también se libera la oxitocina, hormona responsable de que aumente la intensidad del orgasmo. En este momento de máximo auge, las células nerviosas del cerebro descargan su contenido eléctrico provocando el relajamiento físico y mental.
En
otras palabras, es preciso aprender a ser feliz. Y para lograrlo
tenemos muchas opciones al alcance de nuestras manos. Solo tenemos
que dibujar objetivos y ponernos en marcha. Y nunca olvidar que nos
debemos tiempo personal, que nos debemos sueños personales, más
allá de los sueños que queremos ofrecer a nuestra pareja, a
nuestros hijos, a nuestros padres... No podemos ser en nadie más que
en nosotros mismos; no podemos hacer depender nuestra felicidad de la
idea posesiva de los afectos. A la larga, solo conseguiremos hacernos
daño, a nosotros mismos y a la persona que hemos convertido en
objeto, por más legítimo que nos parezca todo....
Os espero en el saloncito, mis chic@s.
Para una sesión de mimos, de ternura, de paz.
Para fortalecer el alma y alimentar el espíritu.
Para disfrutar, para renacer, para generar.
Para ordenar.
Para sentir.
Para soñar...
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