lunes, 4 de julio de 2011

**CUIDARSE CON CARIÑO (Y DEJARSE QUERER)

 
En un ataque valenciano de "pensat y fet", me he escapado unos días de vacaciones, de esos de relax total. Le estoy cogiendo gusto a eso de dedicarme un poco de tiempo para mí y mirar motos, que dice un sabio loco. Y viene bien parar, recuperar la calma y reconciliarse con la propia esencia, que la vorágine del día a día, de las obligaciones y también ¿por qué no decirlo? del qué dirán, nos aprisionan en un corsé del que es difícil liberarse.

El sol, la alimentación sana y ordenada, el mar, el silencio de la noche al amparo de las estrellas... todo eso actúa en positivo sobre nuestro organismo y nos permite mirar desde dentro, desde la ternura, desde la paz. Aspiro a la paz, a la armonía, a la sencillez; aspiro a la libertad y a querer. Mucho y bien.

(...)


En otro órden de cosas (acabo de acordarme que no he hecho repaso de la semana...) y sumergida en el mundo del colorín, me detengo un minutito en la última boda real. Supongo que sabréis que se ha casado (¿por fín?) Alberto de Mónaco. Una boda por todo lo alto, una boda con invitados ilustres, famosos e influyentes Y una novia con ganas de dejarlo todo, según la prensa gala. No he visto una novia más triste en mi vida, la verdad. Una mujer muy guapa que, sin embargo, lucía apenada y sin luz uno de los días más importantes de su vida. Un paripé, un teatro, una tragicomedia.

Me da pena Charlene, la verdad. Me parece terrible sentirse obligado a tomar decisiones incluso sabiendo que son erróneas, que nos llevan a un hundimiento inevitable. Es la crónica de un fracaso anunciado. (¿Es el de la foto un beso apasionado, un beso de alguien que ama, de alguien que es felíz, de alguien que desea y adora a quien está pidiendo compartir el resto de su vida juntos?)


Pues eso.
Que hay que dar un par de vueltas a las cosas, que siempre es mejor poco a poco y que prepararse para los daños colaterales (anticipando, pero no demasiado) es una buena estretegia para sentir que lo estámos haciendo bien. Y que nadie tendrá nada que reprocharnos en el futuro. Sobre todo, nosotros mismos.


He vuelto aunque el jueves salgo de nuevo hacia Bilbao.
A mis chicos euskaldunes, como siempre, les espero con todo mi cariño.
A mis chicos valencianos, les despido hasta dentro de un par de semanitas.
Y a todos, como siempre, gracias por todo.
¡Felíz lunes!


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