No soy yo muy amiga de festejar esos días que no sabemos muy bien de dónde salen (como éso de que cada año la semana santa sea en una fecha diferente... ;-P) pero que invaden nuestros hogares para incitarnos, sobre todo, a consumir. Al márgen de críticas sociales -que tendríamos para aburrir-, hoy se celebra el día del Padre en algunos países como España, Portugal, Andorra e Italia. Y hoy lo comento no sólo porque haya muchísimos padres que merezcan que se festeje un día especial, sino porque han cambiado sustancialmente los modelos familares; y esos cambios nos llevan a tener cerca familias monoparentales (por una u otra razón) y a familias con dos padres, por ejemplo. Si os llena el corazón un ejemplo así, sólo es necesario sentirlo con naturalidad, sin etiquetas castrantes, sin moral privadora de libertad. Creo que al final lo que de verdad importa es el amor, se viva como se viva y desde donde se quiera vivir.
Asimismo, como muchos de mis chicos tenéis hijos, hago extensible esa felicitación a todos vosotros.
Sobre todo por el regalo que es tener hijos, por el milagro del amor infinito que otorgan, porque por más vida que se les da, ellos la devuelven con creces.
Disfrutemos de todo lo bonito que sale al encuentro,
que la vida se pasa demasiado rápido...
¡¡Felíz sábado!!
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