El ruido es sonido no deseado y actualmente se encuentra entre los contaminantes más invasivos. El ruido del tráfico, de aviones, de camiones de recolección de residuos, de equipos y maquinarias de la construcción, de los procesos industriales de fabricación, de cortadoras de césped, de equipos de sonido fijos o montados en automóviles, por mencionar sólo unos pocos, se encuentran entre los sonidos no deseados que se emiten a la atmósfera en forma rutinaria.
El problema con el ruido no es únicamente que sea no deseado, sino también que afecta negativamente a la salud y al bienestar humanos. Algunos de los inconvenientes producidos por el ruido son la pérdida auditiva, el estrés, la alta presión sanguínea, la pérdida de sueño, la distracción y la pérdida de productividad, así como una reducción general de la calidad de vida y la tranquilidad.
Y la verdad es que asumimos ese ruido como parte de nuestro día a día, como agente dinamizador de nuestro malestar y de nuestra crispación. Y no sólo los ruidos de la ciudad, sino también ere ruido interno al que no solemos hacer tanto caso. O que a veces no sabemos identificar. No dedicamos el tiempo suficiente a escuchar nuestro interior; no dedicamos tiempo a reconocer nuestros afectos, nuestros miedos, nuestras tristezas y nuestras alegrías. Es bueno saber qué nos hace bien, qué elementos no queremos cerca de nuestro corazón y qué cosas y personas iluminan nuestro camino. Porque empezando por todo eso, será más fácil reconocer a la felicidad, cuando se pasee cerca...
Yo necesito silencio, me encanta; es un tiempo que me dedico a diario y que procuro que sea total. Y si no puedo, al menos me dedico un ratito antes de acostarme. El silencio me permite reconocerme y escucharme, me permite organizarme las ideas (una ya está mayor ;-DDDD, que de jovencita estudiaba con la tele y todo!!), me permite sentir paz. Y es una de mis grandes aspiraciones. También me gusta escuchar música, que me ayuda igualmente a ordenarme.
Paz y órden. Armonía. Serenidad.
(...)
Swami Sivananda
Swami Sivananda
La esencia de la vida, lo eterno, lo infinito, no pueden ser explicados, pero puedes conocerlos a través del silencio profundo. La paz es silencio. El silencio es la lengua del corazón. El silencio es la lengua del sabio. El silencio es el sustrato del cuerpo, de la mente, de la energía y de los sentidos. Es la clave de este universo sensorial. La paz que sobrepasa todo entendimiento. La meta de tu vida. Detrás de todos los ruidos y sonidos se halla el silencio, que es tu alma interna y tu experiencia intuitiva. Cuando el corazón se siente pleno, cuando experimentas una gran alegría, hay silencio. No existe ningún bálsamo curativo mejor que el silencio para quienes se sienten heridos en su corazón por fracasos, decepciones y pérdidas. No existe ningún sedante mejor que el silencio para quienes padecen de nervios debido a la intensidad de la vida. En el sueño profundo te pones en contacto directo con este silencio maravilloso.
¡Felíz fin de semana!
Regaláos un ratito de silencio, de paz;
un ratito paseando, mirando el cielo,
perdiéndoos en vuestro corazón...
Regaláos abrazos, de esos que renuevan.
Regaláos besos infinitos...
¡Felíz fin de semana!
Regaláos un ratito de silencio, de paz;
un ratito paseando, mirando el cielo,
perdiéndoos en vuestro corazón...
Regaláos abrazos, de esos que renuevan.
Regaláos besos infinitos...
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