lunes, 27 de diciembre de 2010

** LA VIDA A SORBOS...




Hoy he leído en una revista (vale, de cotilleo baratillo, que una también tiene sus debilidades... ;-D), que la empresa israelita ARGO Medical Technologies ha desarrollado un exoesqueleto para personas con parálisis en las piernas llamado ReWalk. El aparato funciona gracias a un motor eléctrico con batería recargable (dura unas tres horas) que junto a una serie de sensores que mandan señales a un ordenador colocado en la mochila que es parte de la estructura, permite a las personas con este tipo de problemas físicos levantarse de la silla de ruedas y volver a hacer, lo que para ellos es una vida normalizada.


Con el ReWalk, se podrá pasear, usarlo en el coche, subir y bajar escaleras (!!!) y básicamente eliminar todas las barreras físicas que actualmente tiene que afrontar en su día a día este colectivo. Además ayuda a eliminar muchas de las dolencias asociadas a un uso prolongado de la silla de ruedas. Tiene algunas limitaciones como, por ejemplo, que el usuario debe ser una persona con complexión fuerte y que no sobrepase los 100 kgs, por ejemplo. El handicap, como siempre, es el coste final del aparato, que oscilará en una cifra de varios ceros, parejo al coste de una silla de ruedas motorizada.




Me parece un inventazo, de verdad. Una opción hasta ahora imposible y casi inimaginable. Creo que mejorará la calidad de vida de muchísima gente y creo, honestamente, que iniciativas de ésta índole deberían premiarse y subvencionarse económicamente, que luego para otras cosas mucho menos importantes, bien que se invierte dinero (privado y público) a lo tonto.
Ea, que estámos de reivindicación navideña ;-DD





De mientras, y aunque suene a tópico,
lo cierto es que gozar de buena salud es un regalo, de verdad;
la enfermedad es ese rato de amargura propia y ajena
donde la vida se escapa entre los dedos...
Así que cuidémonos,
por dentro y por fuera;

abramos el corazón
-dejémonos cuidar, querer, mimar-,
rodeémonos de buena gente
y disfrutemos de las cosas más grandes y más pequeñitas

que nos salen al encuentro
día a día.
Que no miremos atrás
y lamentemos trenes perdidos...


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