Algunas personas sufren cada vez que han de negar a algo, bien sea  por miedo a defraudar las expectativas de otros, bien por temor a no  dar “la talla” o a no saber argumentar su negativa o por simple pereza y  comodidad. Se trata, en definitiva, del miedo a no ser valorados y  queridos. Nuestra necesidad de ser valorados, atendidos y tenidos en  cuenta, puede llevarnos -desde el espejismo que crea una autoestima poco  asentada- a mostrar una constante disponibilidad a todo, lo que nos  sume en una dependencia no sólo de los demás, sino de esa imagen desde  la que actuamos, dejando de ejercer nuestro derecho a decir “no”. Esa  dependencia dificulta nuestra evolución personal, dinamita nuestra  autoestima e imposibilita el libre ejercicio de la responsabilidad que  propicia unas saludables y equilibradas relaciones de interdependencia  con los demás, en las que decimos “sí” cuando lo consideramos adecuado y  en las que mantenemos vigente la posibilidad a decir “no”.
La persona que “no sabe decir que no” es un sujeto con magníficos  atributos personales: puntual, disciplinado, cumplidor, confiable,  obediente, permeable a la crítica y a la presión del grupo, etc. Además,  también goza del respeto y la consideración            de los  compañeros de trabajo, de familiares y amigos.
Entre sus características se encuentra la incapacidad para evitar que  sobre sí mismo se multipliquen las responsabilidades y obligaciones. Y  no sabe evitar nuevas tareas impuestas, a pesar de tener muchas más que  el resto de sus compañeros. Así, es jefe del colectivo de estudio o de  trabajo, además de monitor de varias asignaturas o dirigente sindical;  con cargos en alguna organización de vecinos, política, fraternal o  religiosa; con una familia a la que atiende de forma esmerada. En otras  palabras: “el hombre orquesta”.
Pero, como su vida se diluye entre incontables obligaciones, cada una  de las cuales le demanda determinada cantidad de energía física y  mental y la mayor parte de su tiempo, él, que no sabe decir que no,  comienza a agotarse y a pensar que tiene alguna enfermedad física,  generalmente anemia o hepatitis, causante de su decaimiento y la  somnolencia durante el día, hasta que, después de un chequeo de rutina   en el cual los exámenes habituales arrojan resultados negativos, es  enviado a la consulta de psiquiatría.
Y uno de los primeros consejos a este tipo de personas es el deber de  aprender a decir No, como mecanismo defensivo para evitar el exceso de  responsabilidades y tareas. Este recurso le permitirá hacer un uso más  racional de sus potencialidades, conservar su capacidad laboral, conocer  sus limitaciones por las experiencias pasadas, etc. Y lo más  importante, evitar las manifestaciones neurasténicas.
Decir No le dejará brindar una oportunidad a otro individuo para  desarrollar sus capacidades, demostrar sus habilidades y contribuir             al buen funcionamiento del colectivo de estudios o de trabajo.
Decir No le protegerá contra quienes no desean tener responsabilidad  alguna ni tampoco desean asumir una actitud de compañerismo hacia aquel  que está atiborrado de obligaciones.
Hay situaciones en las que no se puede decir No; otras en las que no  se debe decir No; algunas en las que no es prudente o no conviene decir  No. Pero hay un gran número de oportunidades en las que sí podrá decir  claramente No y esa negativa no le ocasionará problema alguno.
Por último, tú has dicho casi siempre Sí. Por una vez que dí No,  el mundo no se detendrá. Y mañana, el sol volverá a brillar para todos.
DECÁLOGO DE LA AUTOESTIMA
1. Eres especial y únic@. 
2. Recuerda siempre los cumplidos que has recibido. Olvida las malas palabras. 
3. La única razón por la que alguien puede odiarte es porque quiere ser como tú.  
4. Una sonrisa tuya puede traer felicidad a cualquiera, aunque no te conozcan.  
5. Cada noche, alguien piensa en ti antes de dormir.  
6. Para alguien significas todo un mundo.  
7. Si no fuera por ti, alguien no existiría.  
8. Cuando crees que has cometido el error más grande del mundo, algo bueno viene de él.   
9. Dí siempre lo que sientes y sé honest@ con tus pensamientos e ideas.
10. Sé siempre AUTÉNTIC@ y TÚ MISM@. No hay nada que te pueda hacer sentir mejor.
Fuentes:
Libro: Psicoterapia para aprender a vivir
(...)
Os dejo un saquito de besos,
de esos que hacen falta
cuando a nuestros días
les falta un poco de color.
Y si hoy hemos metido la pata,
mañana será otro día.
Para enmendar,
para olvidar,
para perdonarnos,
para recapitular,
para aprender...
Gracias por vuestro calor.






1 comentario:
Importantísimo lo de saber, aprender, decir "No". Totalmente de acuerdo con todo lo que dices, Larri.
Besoooooooooooo
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