jueves, 30 de septiembre de 2010

** ¿ENGAÑAN LAS APARIENCIAS? ;-)

Uno de los hilos conductores de estos días en tierras euskaldunes, ha sido la recapitulación de esa sabiduría estupenda que encierran ciertas frases que manejamos a diario. Hay frases -dichos, proverbios, coletillas, enunciados, consignas, máximas- que resúmen momentos de nuestra vida, que resúmen pensamientos, valores, rutas de viaje que marcamos en la brújula. Cada persona tenemos nuestro propio ramillete de frases; por las experiencias vividas, por las relaciones por las que nos paseamos, por creencias, sensibilidades, adjetivos (que conste que no soy yo la que besa con agresividad...). Por nuestra historia y nuestra mochila, que vamos llenando a golpe de latido.




Yo hoy me quedo con un slogan que siempre me ha resultado sorprendente y enriquecedor,
al aplicarlo, al sentirlo y al vivirlo:

"LAS APARIENCIAS, ENGAÑAN"

Así de simple y así de complejo.

Nos hemos acostumbrado a quedarnos en la superficie, en lo meramente trivial y frívolo (en realidad, en casi todos los aspectos de la vida, dicho sea de paso), en lo externo, en lo aparente. Valoramos a una persona por su ropa, por su cuerpo, por su melena (no sé si sabéis que una mujer se vuelve invisible cuando se corta el pelo... pero ese es otro tema y lo abordaremos otro día con un post maravilloso que otro ser maravilloso compartió conmigo hace un tiempo); valoramos el físico, los músculos, los ojos,el culo y ¡cómo no!, las tetas, un clásico donde los haya. Bien es cierto que existe algo llamado feeling y que tiene su peso, las cosas como son; incluso una de mis brujas defiende el amor a primera vista... Pero a menudo se nos olvida dar un pasito más y profundizar en dirección al corazón, al alma, a los sentimientos que mueven a las personas. Estoy convencida de que, muchas veces, perdemos ocasiones preciosas de conocer gente muy interesante porque no nos molestamos en abrir los brazos; gente que puede enseñarnos, aportarnos y enriquecernos. Personas que convierten nuestro mundo en uno un poco más bonito, un poco más dulce, un poco más tierno e incluso un poco más sexual. No digo únicamente genital -que, al final, es lo superflúo al convertirlo en monótono y mecánico-, sino que, una oportunidad descartada de antemano, puede acabar resultando un regalo de sensualidad, de absoluta magia.


Me he encontrado este vídeo danzando por la red; no sé si es un ejemplo de que las apariencias, en efecto, engañan, si es un ejemplo de cómo organizamos la información en una dirección o si es un vídeo de la magia por la magia. Sea como fuere, dá como para pensar en cómo somos y en qué cosas resultan importantes en nuestra vida... ;-)





Besos,
llenos de mágica ternura...

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