Nos protegemos, consciente o inconscientemente, de las personas que se nos acercan demasiado, sobre todo si preveemos que puedan llegar a nuestro corazón. Nos protegemos por si nos gustan, por si nos atraen, por si nos cuestionan; nos protegemos por si se descoloca nuestra escala de valores, por si hacemos conscientes nuestras miserias, por si...
Sacamos las puas,
el escudo,
las garras.
Ponemos una distancia prudencial -física y mental- para no tener que comprometer nuestros afectos y no complicarnos la existencia. Para no preocuparnos más allá de lo estrictamente necesario. Para no sufrir. Porque las cicatrices de fuera duelen pero las de dentro, esas duelen aún más.
Mañana acabo exámenes,
así que desde el miércoles,
prometo sentarme con mucha más paz
y armonía
y contaros más cositas,
esas que templan el alma
y nos ofrecen luz.
De mientras,
mil besos,
repartidos entre toda la gente
que se deja mimar
sin miedo a la distancia...
PD: Por cierto, y aunque me tachéis de moña ;-DD,
os dejo por aquí "Algo pequeñito";
que ya, que ya,
pero atended la letra...
1 comentario:
Cuanta razón tienes compañera...
Suerte para esos exámenes¡¡
Y con respecto a la canción, mis sobrinas, que no saben español, la están aprendiendo, les gusta la melodía y sobre todo, les encanta oir como "la destrozo" desde hace semanas tarareando... por algo será.
Un abrazo cercano, cercano
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