Hoy no quería escribir sobre deporte -de nuevo-, pero considero que la desaparición de Juan Antonio Samaranch bien merece un alto en el camino. 89 años son un montón de años y la verdad es que ya me gustaría a mí llenar una sóla de las líneas que él ha llenado en la historia del deporte.
Samaranch siempre ha sido una de esas personas que ha merecido la pena escuchar, atender, seguir; una persona con una escala de valores serena y poderosa, incluso cuando a lo largo de los 21 años de presidencia en el COI, un escándalo de corrupción salpicó al comité. Fue un hombre que inspiraba confianza, que inspiraba tranquilidad y saber hacer. Fue el artífice de la modernización de los Juegos Olímpicos y de la incorporación de los países del bloque comunista; y el gran valedor de los Juegos de Barcelona de 1992.
Siempre es bueno aprender de quien lo hace bien, de quien es ejemplo; es bueno mirar aciertos y errores para pulir los nuestros. Es bueno hacer recuento de nuestros propios valores y proyectar los que quisiéramos tener...
...es bueno que de vez en cuando, haya un Samaranch que nos redescubra el gusto por las cosas bien hechas.
1 comentario:
necesidad de comprobar:)
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