sábado, 26 de diciembre de 2009

**¿Y TÚ QUÉ TAL?

Hay dos cosas que me gusta mucho que me digan: una es que me pregunten -"¿Y tú qué tal?". Y la otra es que alaben mis manos. Con eso, se me tiene ganá. Bueno, podríamos ampliar el horizonte de palabras dulces que a nadie amargan, pero al final, la balanza se ha de equilibrar entre los hechos y los verbos; y si todo viene acompañado de una sonrisa, mejor que mejor :-)


La primera pregunta es simple y sencilla, la verdad. Pero se nota cuando es honesta y se nos pregunta con intención, no sólo por educación; al final lo correcto, lo que se supone que hay que hacer en cada situación, es lo menos sincero que nos hemos inventado las personas. Nos preocupamos del bebé que nace pero no de la mami que está más fea y dolorida que nunca; nos preocupamos de quienes trabajan en una empresa pero apenas valoramos el trabajo de quienes limpian (¡¡básico!!)... Por eso, si llega alguien y en el follón que supone trabajar y afianzar una amistad, me pregunta cómo estoy yo, fácil es catalogar la ternura y la empatía de esa persona que, para variar, es capaz de olvidarse de su ombligo y mirar un poco más allá. Y cuenta, desde ese momento, con todo mi afecto.

Somos poco dados a expresar nuestros sentimientos; a veces porque no se nos ocurre, otras veces porque no le damos importancia y otras veces porque no sabemos cómo hacerlo. Pero es necesario hacer el trabajo de poner palabras a lo que nos invade, a lo que nos mueve y a lo nos motiva. Y es justo que quienes nos rodean, sepan cómo somos, qué nos gusta y qué nos hace vibrar, a todos los niveles :-D. Ésto facilita mucho la vida y si bien lo sabemos, es como si empujados por alguna fuerza sobrenatural, prefiriéramos movernos en un mar de constante furia. Generalmente, excepto amigos muy cercanos, poca gente sabría definirnos con tino; inlcuso para los amigos, siempre tenemos algún sueño, alguna manía o alguna fantasía que nos resulta complicado exteriorizar. Probadlo; pedid a quien es parte de vuestra vida que os defina en cinco palabras y comparadlo con las cinco palabras con las que os definirías vosotros mismos; seguro que hay más de una que no coincide... ¿Las mías? Trabajadora, luchadora, amiga de mis amigos, sensual y realista, por ejemplo. Y en los últimos días he defendido mi lado más hippy y cabezota :-)


Las mujeres estámos contagiadas e incluso cegadas por esa idea que subyace en los cuentos infantiles en los que se presenta al Príncipe azúl no sólo como el perfecto candidato, sino como el perfecto caballero que sabe estar siempre y en todo momento, que tiene la palabra precisa, la sonrisa perfecta ("...ojalá pase algo que te borre de pronto..."). Los cuentos infantiles han hecho mucho daño, tenemos que reconocerlo. A las mujeres por vendernos un ideal que -me váis a perdonar- no existe (habría que ver a Brad Pitt por un agujerito ;-DDDDD); y a los hombres por intentar encasillaros en un papel que no os tiene por qué venir bien. No es justo estar esperando algo prácticamente imposible y tampoco es justo tener que inventaros un personaje para que encaje en nuestros sueños de princesas inmaduras y, en el fondo, egocéntricas.

Hay muchas teorías sobre el trasfondo real de los cuentos infantiles; si la vida es metáfora, imagináos cuántas cosas podemos encontrar entrelíneas en cualquier historia. Quizá desmenuzar un cuento de un modo absolutamente freudiano es un poco exagerado pero nunca se sabe; leed con detenimieto esta interpretación, a mí ha conseguido sacarme una sonrisa...




"...El cuento de caperucita roja, por ejemplo, parece un cuento común y corriente pero en realidad esta enfocado como enseñanza moral para señoritas jóvenes. Según el padre de la sicología, S.Freud en el cuento se hace alusión al color rojo, un color agresivo y relacionado con las emociones carnales, la madre, en un papel de conciencia o de sabiduría, le advierte sobre el uso de dicha ropa, la joven en un ataque de rebeldía común en la juventud, no hace caso y sale así, sin hacer caso de lo bueno moral (que ya vimos representado por su madre) en el camino, se encuentra con un lobo (mas no se refiere al depredador, sino al hombre taimado y experimentado que se representa en su psique con esa forma) que tras preguntarle ciertas cosas referentes a su destino, usos e ideas la convence de que tome OTRO CAMINO, distinto al señalado por la moral, posteriormente cuando la joven llega a casa se encuentra al lobo en la cama, aludiendo probablemente a cierta insinuación de índole sexual, pero, y retomando el cuento original, ella es salvada de una forma de “devoramiento” gracias al leñador, el hombre "fuerte, serio y trabajador" (o el estereotipo de marido-pareja bueno socialmente) , que aparta a caperucita de sus ideas de andar de rojo y que además mata al lobo, con lo que la familia de caperucita queda agradecida ( me sugiere una forma ligera de complejo de Elektra) *


:-)


Y todo esto para que cuando encontremos en la vida gente que nos llene y nos merezca la pena, sepamos valorar lo que decimos y cómo lo decimos. Y sepamos, sobre todo, que es dulce y tierno hablar de nuestros sentimientos y que no hay que inventarse un personaje para que nos quieran y nos acepten. Si estámos orgullosos de lo que somos y de cómo somos, el mejor regalo es compartirnos con honestidad. Y de vez en cuando, preguntar a los demás cómo están hoy...



Por cierto,
¿alguno de vosotros ha sido alguna vez el lobo que se quiere comer a la caperucita?
¿o alguna habéis tenido ganas de que un lobo se os coma?
¿Y por qué no?
:-))))))

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Disfrutad de los últimos coletazos de este 2009,
que en mi caso ha sido compasivo
y ha estado cargado de paz, de ternura y a ratos,
de ese extraño sentimiento llamado felicidad.
Gracias a quienes habéis participado de mi vida.





* Extraído de http://evilpredator.blogspot.com

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