Que conste que me gusta Septiembre pero cuando se va acercando, me veo lanzada en plan catapulta hacia el fin de año y de repente me entran las prisas por empezar. No sé muy bien qué pero empezar. Y me pongo a reorganizar mi vida y enhebro aquellos hilos que quedaron mal hilvanados. Suelo retomar cursos, empezar cursos, acabar cursos. Hago una y mil listas sobre proyectos futuros (de esta obsesión de las mujeres por hacer listas hablaremos otro día...porque sólo es cosa de mujeres, ¿no? ;-D). Encauzo anhelos, deseos, sueños y pasiones. Que luego se van desinflando, todo hay que decirlo, pero la siembra queda ahí.
En Septiembre, me propongo ser alguien nuevo, aunque en realidad lo que importa es dibujar lo que ya soy. Y soy fruto de mi historia, de mis amig@s, de mi espacio y de mis pequeñas locuras. Septiembre llega con futuros por descubrir, con ganas de todo; es la llave, la clave, la enjundia, el poso. Septiembre es un espacio de descanso para volver a empezar.
Así que, en estos ultimos coletazos del verano,
me preparo para renacer de las cenizas
y lanzarme, una vez más,
a la aventura de vivir.
Y os espero en ese camino,
en ese espacio,
en los sueños,
en el saloncito.
Besitos agosteños...
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