lunes, 6 de julio de 2009

** COMUNICARSE EN SILENCIO



...ya llevo un tiempo dando masajes -algo que cada día me gusta más, dicho sea de paso- y sigo sorprendiéndome de la capacidad maravillosa que tenemos las personas de comunicarnos en silencio. Es fantástico. Cuando os acercáis a mi saloncito y os dejáis fluir, las palabras pasan a otro plano y sólo hay materia que dice cosas, muchas cosas. De repente la energía fluye y hablan los cuerpos, susurran, sugieren, motivan; nos volvemos tímidos o lanzados o sexys o atractivos o sensuales o juguetones. Y nos sentimos en paz, envueltos por la armonía que le falta a nuestro día a día; experimentamos el descanso y la tranquilidad... y entonces nos desconcierta la libertad. Porque el silencio libera.

Nos hemos acostumbrado a vivir a un ritmo trepidante, a un ritmo en el que todo es más importante que uno mismo; nunca tenemos tiempo para disfrutar del propio tiempo ni para regalarnos pequeños caprichos o cultivar nuestros hobbys. Corremos, nos pasamos la vida corriendo. Y por el camino, perdemos el tiempo. El tiempo de verdad.


Esos desayunos con el periódico, esas tardes en la playa, un paseo, un puzzle, un café interminable con un amigo... Hasta los momentos íntimos se han convertido en un mero trámite -siempre que se haya superado la primera fase de la relación ;-DDDDD- y nos limitamos a sexo rápido y casi por obligación. Así no, seamos serios. El encuentro entre dos cuerpos -tenga el tinte que tenga- se merece tiempo de calidad, de ternura, de entrega, de generosidad, de paciencia y, desde luego, de libertad.

Así que no estaría de más que recuperáramos el gusto por las cosas bien hechas, incluído el sexo; necesitamos pararnos, observar, escuchar (además de oir), atender, sentir, percibir... empatizar, en definitiva. Salir de nuestro submundo y dejar que las personas nos empapen, nos lleguen, nos regalen vida. Respirar hondo y relativizar, para poder entender que siempre es mejor atender las cosas una detrás de la otra. Si hay solución, ya se sabe, a aplicarla; si por el contrario, la solución no es inmediata o no la conocemos, dejemos que el aire fresco se divierta entre nuestras manos, que una mente despejada siempre atina mejor.




Os espero en el saloncito
para una sesión de paz y bienestar,
para desconectar de los problemas
y poder hacer consciente
cada una de las posibilidades
de nuestro cuerpo,
que a menudo olvidamos atender
y escuchar.

Dejad que mis manos
recorran los espacios perdidos
de vuestra alma...



Besos,
traviesos y empáticos.
;-)

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