Me confieso una amante del sol. No de estar tostándome en plan pollito en la rustidora, no; pero sí de estar en la playa, de respirar en la orilla, de bañarme en el mar. Por cierto, ¿os habéis dado alguna vez un baño desnudos? si aún no lo habéis hecho, probadlo. Para mí es una de las sensaciones más placenteras que se puedel vivir -sí, Mauro, sí, junto a la sensación de las sábanas limpias... que no todo tiene que ser sexo... ¿o sí?-. Bañarse desnudo es la libertad absoluta, es la redención, es un ímpetu de vida que recorre cada poro de nuestra piel. Bañarse desnudo renueva, redime, purifica. Bañarse desnudo incita y despierta esos sentidos adormecidos...
La única consideración con respecto al sol, es protegerse; no sólo por sombra deliciosa y baños refrescantes, sino con un protector solar que nos permita una exposición sana, saludable y prudente. Que casi siempre es mejor prevenir...
Os espero en la playa, mis chicos.
Os espero al calor de las hogueras,
Os espero al calor de las hogueras,
a la luz de la luna,
a la sensualidad de la libertad...
a la sensualidad de la libertad...
Os espero siempre.
1 comentario:
¿Y esa incómoda arena que se mete por todos los resquicios....? Ah, no me negarás que rasca e irrita..... Y las algas que se te enroscan en.....donde no deben enroscarse.....jajaja.
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