Septiembre no es un mes fácil, la verdad; hay que volver a retomar el pulso a lo cotidiano, a cierta monotonía, a horarios y obligaciones que hemos apartado, con cierto disimulo, los meses de verano. Pero hay que coger el toro por los cuernos y volver a ponernos en marcha. Cuesta un poco, vale, pero para hacerlo más llevadero, tenemos un fabuloso mundial de baloncesto que esperemos ayude, entre otras cosas, a impulsar un poquito la economía vasca.
El equipo español dio ayer un recital de (muy) buen hacer sobre al cancha. Y lo que más me gustó es la sensación de unidad que transmiten. Los Gasol están inconmesurables, pero Navarro, Calderón, Rudy, Ibaka y Llull (absoluta sorpresa para mi) están tremendos también. Una maravilla. El de ayer fue un partidazo con momentos absolutamente brillantes, así que esperemos que esta selección llegue lejos. Iremos viendo.
Y ya sabéis, mis chicos;
regaláos un ratito de ternura y de paz
cuando sintáis que os hace falta un abrazo lleno de luz.
¡Mil besos!
(...)
Alma Dyrgot
Una almohada para mis sueños
"Lo que sentía por ti era distinto, completamente distinto a todo lo que había sentido antes. Mi amor iba in crescendo, sin límite, sin cielo, sin infierno. Crecía en mi interior como un fuego incombustible, como un infinito hilo quejumbroso y abrasador que me conducía directa a la locura. Nunca había sentido nada parecido. Y aunque aún hay latidos que llevan tu nombre, creo que nuestro tiempo ya pasó, que ya no hay sitio para el dolor, que soy capaz de volar sin ti ..."
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