...y dejar a las cosas pasar
y que digan su nombre...
(....)
Sabéis que soy una defensora a ultranza de la conquista amorosa, del gesto pequeñito, del detalle diario. No dar por sentado que tenemos un sitio asegurado en el corazón de otra persona y no dejarse llevar por la monotonía y el pasotismo que lo ahoga todo. Tenemos unas manos tremendamente fértiles para poder ofrecer magia de mil y una formas, ser protagonistas -guerreros- de nuestras historias.
A mi me gana la pasión; el deseo, la sensualidad, la ternura pícara. Me gana despertar los sentidos y hacerme sentir, pero con mayúscula. Sentir. Con cada latido, con cada milímetro de piel, con cada aliento, con cada susurro intencionado. Me gana el ansia, el afán, el anhelo. El apetito carnal. Me gana la vida en estado puro, inocente y desnuda.
...quiero ser tu incertidumbre
y sobre todo tu certeza...
Y así aspiro a vivir así, entregada a la creencia de la lujuria como horizonte. Aspiro a que los días tengan un tinte absoluto, un tinte de entrega y de concupiscencia, un tinte juguetón. Para sentirme única y especial, para saberme anhelo, atalaya, reposo. Para ser. También con mayúsculas.
"Me encanta cerrar los ojos y pensar en ti, en nosotros, en nuestro sueño salvaje vestido de ternura (y de fe). Me encanta la lujuria de tus dedos, el ansia de tu lengua, tu mirada apasionada que me cubre de deseo, las caricias que me hacen temblar al alba de mi atribulada alma.
Me encanta tu desnudez, la música ensoñadora que haces nacer de mi piel; me encanta tu calor entre mis brazos, tus guiños, tus quiebros. Me encanta que busques en mi corazón y me hagas gemir, pretencioso y generoso, con tus susurros.
Me encantas.
Todo tú."
Gracias.
...cuando duermo sin ti,
contigo sueño...
Os espero en el saloncito.
Para la fascinación de la ternura,
para el encanto de la piel,
para conjurar hechizos...
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