Cuando estamos inmersos en tiempos oscuros -problemas, angustias, tristezas, penas, desalientos, depresiones, enfermedades, lutos, rupturas...-, todo nos resulta un túnel sin salida. Como opción más viable, siempre nos parece la menos traumática tirar la toalla y dejarnos llevar; nos regocijamos en nuestra pena más mortífera porque consideramos que es el único sentido que podemos darle a nuestro sufrimiento. Y nos vamos de cabeza a las etapas del duelo (propuestas por Elisabeth Kübler-Ross en 1969), que están muy muy bien definidas. No todo el mundo las vive en el mismo orden y ni siquiera hay por qué pasar por todas; al fin y al cabo, cada persona es un mundo. Tardemos lo que tardemos, lo ideal es querer avanzar y superar la aflicción, sin quedarnos estancados en un estado de desesperanza perenne.
He aquí las cinco fases:
1.- LA
FASE DE NEGACIÓN Y AISLAMIENTO
La
primera reacción cuando sufrimos una pérdida -la que sea- es
levantar nuestros primeros mecanismos de defensa para postergar, aunque
sea un poco, el impacto de la agresión que la noticia necesariamente
implica. Esta
primera barrera defensiva nos lleva a decir y sentir: no quiero, no
puede ser, debe de ser un error. Las personas nos intentamos convencer de que ha
habido una equivocación. La negación es un mecanismo de defensa que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida y ante la noticia de una pérdida se hace presente para conceder una tregua entre la psiquis y la realidad.
En
estos primeros momentos hay personas que actúan como si no hubiera
ocurrido nada, aparentando ante los demás que aceptan plenamente la
situación. En otros casos, encontramos a personas que se paralizan y
permanecen inmóviles e inaccesibles.
En
la negación existe una búsqueda desesperada del tiempo necesario
para pensar en el futuro de manera más serena, tomando distancia
temporal de lo que sucede, buscando una más saludable adaptación al
evento que apareció demasiado abruptamente. La negación es un
verdadero intento de amortiguar el efecto del primer
impacto.
2.- LA FASE DE LA IRA
Cuando vemos por fin la realidad, intentamos todavía rebelarnos contra ella y entonces las preguntas y sentimientos cambian. Nacen otras preguntas: porque yo, porque ahora, no es justo... y aparece el enojo con la vida, con Dios y con el mundo.
En ocasiones las personas expresamos una ira que inunda todo a nuestro alrededor; nada nos parece bien, nada nos conforma y nuestro corazón rezuma dolor, odio y rencor. Podemos sentir falta de seguridad y baja autoestima, e incluso enfadarnos con
aquellas personas a las que consideramos responsables de la pérdida.
Suelen aparecer también sentimientos de injusticia y desamparo junto
con problemas como insomnio, pesadillas o sueño no reparador.
En
este momento podemos sentirnos con menos capacidad de concentración
y tener pérdidas de memoria. Nuestro apetito en general también se
ve afectado y nos resulta muy difícil disfrutar de las actividades
cotidianas.
3.- LA FASE DE LA NEGOCIACIÓN CON LA REALIDAD
Esta
Fase del Duelo refiere a la persona al pensamiento mágico más
primitivo. Aparecen las ideas de negociar la realidad. Se piensa en
hacer un trato con la vida, con Dios, con el diablo, con el médico... ¡con quien sea!!
La negociación es una nueva conducta
defensiva que trata de evitar lo inaceptable; un canje que pretende
restitución a cambio de buena conducta. La gran mayoría de estos
pactos son secretos y sólo quienes los hacen tienen conciencia de
ello.
4.- LA
FASE DE DEPRESIÓN
Finalmente
todos los pasos anteriores se agotan y fracasan en el intento de
alejarnos de la realidad.
Es
habitual experimentar apatía, tristeza, desinterés e incluso una
tendencia a abandonarnos y a romper los esquemas de nuestro estilo de
vida personal habitual. Algunas personas sienten también el impulso
de llevar a cabo cambios radicales en su vida (casa, trabajo,
mobiliario, localidad de residencia) o en sus relaciones personales o
familiares. Pero es mejor dejarlo para más adelante.
Por
supuesto, como es predecible, esta etapa se resuelve más
rápidamente cuando la persona encuentra el coraje y el entorno donde
poder expresar la profundidad de su angustia y recibir la contención
que necesita frente sus temores y fantasías.
5.- LA
FASE DE ACEPTACIÓN
Llegar
aquí requiere que la persona haya tenido el acompañamiento y el
tiempo necesarios para superar las fases anteriores. La aceptación
solamente aparece cuando la persona ha podido elaborar su ansiedad y
su cólera, ha resuelto sus asuntos incompletos y ha podido abandonar su postura auto destructiva.
Sea
como fuere y más allá de cuánto se tardó en llegar hasta aquí y
cuánto esfuerzo haya demandado, a esta etapa se llega casi siempre
muy débil y cansado. Esto se debe al esfuerzo de renunciar a una
realidad que ya no es posible. Ahora, como regla general, uno
prefiere estar solo, preparándose para su futuro y hacer evaluación
sobre el balance de su vida; una experiencia que siempre es personal
y privada.
Se
considera como momento clave aquel en el que somos capaces de mirar
hacia el pasado y recordar sin intensa pena y dolor la historia compartida. Cuando llegamos a esta etapa de aceptación solemos conquistar, por fin, la paz. Y somos capaces de volver a sentir esperanza; volvemos a creer, a confiar, a sonreir.
(...)
Así que si como MisterMe -al que dedico con todo mi cariño y respeto este post-, estáis pasando por un momento complicado (de esos que dan vértigo y miedo), mi consejo es dejar que las cosas sucedan. No nadar a contracorriente, no pretender detener el río, no abrir infinitas puertas. Darnos tiempo para ordenar nuestro interior y dar forma a nuestro exterior; darnos tiempo para entender, superar y olvidar. El tiempo es sabio; en este momento es, probablemente, nuestro mayor y mejor aliado. Mantener la cabeza ocupada, también ayuda lo suyo. Y, por experiencia, alejarnos de la música que nos evoque, que nos recuerde, que nos mortifique en plan cilicio...
Para soltar lastres,
para dejar una rendija abierta
a la luz y a la ternura,
os invito a pasaros por el saloncito.
Llenareis vuestros pasos de esperanza.
Seguro.
:-)
No hay comentarios:
Publicar un comentario