Decía Valero Rivera (actual seleccionador nacional de balonmano masculino), que en el deporte hay que distinguir dos compañeros de viaje diferentes: los accidentes y las lesiones. Los accidentes son encuentros fortuitos que provocan un daño puntual (más o menos grave) y que ni se pueden prever ni controlar. Toca y toca. Y se asume. Es parte del riesgo que se corre cuando se practica deporte, sobre todo uno de contacto. Pero las lesiones son el resultado de una mala praxis, el resultado de un trabajo deficiente y mal hecho que nos ha predispuesto a hacernos daño. Y eso sí que hay que (procurar) controlarlo, con un buen trabajo biomecánico, un equilibrado diseño de ejercicios motrices y un excelente planteamiento físico (calentamientos, estiramientos, tiempos de descanso...). De mis años como monitora y entrenadora personal, puedo decir que tengo el marcador de lesionad@s a cero. Todo un palmarés del que me siento, verdaderamente, muy orgullosa :-)
Bien es cierto que hay personas con una estupenda dotación genética que les permite contrarrestar las posibilidades de lesionarse pese a practicar deportes duros. Y hay personas, sin embargo, con más facilidad para encontrarse una lesión en condiciones menos bruscas. Eso viene de fábrica (tipos de fibras, densidad ósea...). Pero precisamente por eso,debemos prestar atención a las necesidades y propiedades de cada cuerpo. Escuchar y aprender de la información que recibimos. Porque nadie estamos libres del dolor. Hay lesiones, por ejemplo, que llegan en el día a día; esas malas posturas (ordenador, coche, sofá...), esas distensiones por no estirar después de hacer deporte, una rotura inesperada por un tropezón... Y hay lesiones provocadas por enfermedades (puntuales o crónicas tales como la fibromialgia, la artritis....), accidentes laborales y/o de tráfico (daño cerebral, pérdida de órganos...) o las archiconocidas y sempiternas hernias discales, tan de nuestro actual estilo de vida (mala alimentación, sedentarismo...).
Sea como fuere, todas esas lesiones más o menos comprometidas, han de ser atendidas y cuidadas. Primero, como os digo siempre, acudir al médico a por un diagnóstico certero. Y luego hay que hacer un buen trabajo de rehabilitación para recuperar las funciones propias del músculo, tendón, ligamento o hueso dañados en el proceso. Es, sobre todo, una inversión a largo plazo, para no tener que lamentar futuras complicaciones.
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1 comentario:
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