Hoy casi todo el mundo habla de Jobs; sin duda, se ha ido un personaje del siglo XXI, un sabio, un aventurero visionario. Tremendamente inteligente (la inteligencia, dicho sea de paso, me apasiona, me pone, me excita, me atrae...). Un hombre especial. La inteligencia es un don y como tal, no sólo hay que dar gracias por poseerla sino que además hay que cultivarla.Y compartirla.
Decía (mos ayer) que hoy todas las tertulias matinales ofrecían sus propias opiniones (y lineas editoriales) al respecto; en un zapeo tontorrón, me he encontrado con un periodista de cierto renombre y que hasta la fecha lo consideraba una persona bastante sensible y culta, cuestionando a Jobs en tanto parecía que hacía apología de la ignorancia. Porque como él mismo confiesa, nunca había ido a la universidad. Y sin embargo...
...sin embargo ¡¡menudo éxito!! Menudo cerebro privilegiado en constante movimiento, en constante creación. Menuda persona increíble, importante en nuestra vida -sin apenas ser conscientes-, ¡¡menudo regalo!! No sólo por su aportación al avance tecnológico -soporte de la era moderna-, sino por lecciones de humanidad y de sabiduría que no estaría de más tener en cuenta cada cierto tiempo. Me voy a poner el discurso de Stanford en mi armario o en el corcho de mi cocina (listas, fotos, poesías, recuerdos, dinámicas....). Así tendré un poco más a mano esas frases llenas de vida.
Y ¡qué queréis que os diga! Desde luego, el saber no ocupa lugar y de hecho creo que es maravilloso tener acceso a la cultura y a estudios reglados, del nivel que sea. Es un lujo que pasamos por alto y que obviamos sin darle la importancia que tiene. Pero también es verdad que hay mucha gente con estudios superiores, con estudios estupendos y acabados con un buen nivel, que no puede acceder a un puesto de trabajo acorde con su formación. O que incluso no puede acceder a trabajos de menor nivel o remuneración por estar "demasiado" cualificado. Así que todo depende de muchos factores, como para todo en la vida. Y creo que Jobs disfrutó de la generosidad de su inteligencia.
Como apuntaba Daniel Casares ayer, "la historia (de Jobs) es para releerla y releerla una y otra vez... y es que el mundo necesita gente que ame lo que hace, sí señor". Esa es la clave, amar lo que se hace, amar nuestra profesión, la que sea; despertar nuestra creatividad, relativizar, disfrutar, gozar. Y aprender de los obstáculos para hacernos todavía más grandes. Ser positivos, optimistas, dejar fluir el buen humor. Que bien es cierto que nos sobran razones para disgustarnos en la vida, pero también nos sobran razones para ser felices. Y casi siempre nos cuesta más verlas.
Me encanta aprender, crecer, saborear las mieles de la locura.
Me encanta la gente que me cuestiona, que me anima, que me sugiere.
Me encanta la vida de la vida, la luz, la magia....
Me encantas tú.
"...a fuego lento me haces agua,
contigo tengo el alma enamorada,
me llenas
me vacías,
me desarmas,
¡ay, ay, ay amor!,
cuando me amas..."
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