Para algunas cosas, aún me queda una perspectiva romántica; llamadme anticuada o prehistórica, que sé que a veces lo soy ;-P. Pero ese gesto tan cotidiano de abrir el buzón y esperar noticias de alguien, se ha convertido en el más obsoleto de los deseos. En el buzón sólo hay facturas; y casi ni eso, porque muchísimas (por no decir todas) ya se pueden consultar por internet (con el subsiguiente ahorro de papel, que a mi me parece bien, oigaud!). Pero me resulta trsitón el hecho de que ya nadie escribe cartas. A mano, digo. Aquellas cartas llenas de amor, de esperanza, de dulzura, de pasión contenida, de ternura, de buenos deseos; aquel papel especial para alguien especial, aquel impregnar las hojas con la colonia favorita, aquel incluir un detalle tontorrón... No sé, será que yo he escrito muchas (muchísimas) cartas y, de algún modo, echo de menos ese contacto.
Ni qué decir tiene que los avances que proporciona internet son abrumadores; en tiempo, en recursos, en ahorro material... Un email llega en unos segundos hasta otro lado del mundo; podemos solucionar muchos papeleos burocráticos a golpe de click; podemos leer libros y ver películas (ya, ya, piratería de andar por casa... no vamos a entrar en otras tantas piraterías que se consideran "legales" -la política, ¿por poner un ejemplo?-). Internet ha sido una auténtica revolución. Y todos nos hemos acostumbrado a que esa realidad sea la que queremos, la que nos gusta, la que nos permite ser ciudadanos "de pro". Como dato curioso, apuntar que la poderosa herramienta se coló en nuestra cotidianidad a mediados de los noventa, pero fue en 1971 cuando Ray Tomlinson, un ingeniero informático neoyorquino, pulsó el botón de envío por primera vez.
El panorama mundial está revuelto; pero eso viene pasando hace ya muchos años, desde que el poder nos aleja de lo humano. Que no es nuevo, vaya. Y eso quiere decir que tampoco avanzamos tanto, que hay muchos frentes que aún están por definir y matizar. Desde lo más divino hasta lo más mundano. Aunque por el camino hayamos perdido esa maravillosa costumbre de hablar de nuestros sentimientos más íntimos al amparo de la tinta ( y sin faltas de ortografía, ainssssssssssssssssss!!!!!!)....
Bueno, Agosto se va acabando.
Es jueves.
En Valencia hace un calor aplastante, insoportable de verdad.
Y en breve, como digo,
la (dulce) rutina....
... moviendo las caderas con este nuevo tema de Huecco, un tío que, cuando menos, invita a la reflexión.
Me encanta.
"...Dame vida, dame.
Dame amor, dame.
dame un momento, dame.
Aqui y ahora, dame.
Dame un beso, dame.
Ay dame tu boca, dame.
dame esperanza, dame.
Dame presente..."
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