sábado, 4 de diciembre de 2010

** DEMONIOS SOCIALES

Mantengo una relación de amor-odio con los medios de comunicación en general y con la tele en particular. Porque objetivamente resultan una fantástica vía para la difusión de temas culturales, por ejmeplo, pero se han convertido en un medio tan ruín para manipular la conciencia social, que acaban por dar vergüenza. Y es una lástima porque se desvirtúan muchos valores que podrían revertir en positivo para toda la sociedad. Pero ya se sabe que eso de que sea bueno para todos, como que no sabemos llevarlo...



Hoy zapeaba un rato y he comprobado, una vez más, que esta doble (o triple, según el día y el tema) MORAL que nos azota, sigue estando muy vívida en el pensar popular. En voces propias y en voces que van llegando desde diferentes puntos geográficos. La de hoy, por ejemplo, era una crítica a cierta marca de ropa que muestra, con más o menos cercanía, ciertas pinceladas de sexualidad. Se le ha tachado de ser una campaña sexista, de mostrar a la mujer como un objeto sexual y se ha criticado, sobre todo, el alcance visual de cara a la infancia del Reino Unido, por colgar unos carteles inmensos en puntos estratégicos de Londres. Indudablemente, cada cual es libre de pensar y de creer lo que considere que es lo mejor, ¡faltaría más! y cada cual elige el enfoque con el que desea enfrentarse al mundo y por extensión, el enfoque con el que educa. También hay que cuidar cómo reciben los niños cierta información, es verdad, y seguramente cada cosa a su tiempo. Pero lo que es criticable, sin duda, es la farsa, la hipocresía y la falsedad. No vale llevarse las manos a la cabeza por mostrar sin pudor y de modo explícito, claro y limpio, un aspecto esencial de las personas como lo es el sexo, entendido como genitalidad, seducción, onanismo y ante todo, libertad. Y saber asumir la libertad ajena, nos hace tolerantes, que es un maravilloso sello de identidad social. Mucho más nos deberían preocupar tantos y tantos temas que sí hacen daño, que sí son un lastre, que sí nos alejan del respeto a la vida. (La verdad es que al final todo se mueve en un círculo vicioso y la misma cosa, el mismo hecho incluso, dependiendo del enfoque se puede entender de muchas maneras...)






Yo, personalmente, creo- y lo creo firmemente-, que una educación sexual enfocada desde lo positivo, desde la generosidad, la dulzura y la ternura; una sexualidad entendida como un espacio para compartir y para crecer, para disfrutar, para dar y recibir, para gozar, para despertar cada uno de nuestros sentidos; una educación basada en la naturalidad y dirigida a entender el sexo como algo sano y saludable y como un regalo increíble, evitaría muchos comportamientos dañinos e irrespetuosos con los que convivimos en nuestra sociedad. Que una foto exalte la anatomía, que hable de deseo y de pasión, es desdemonizar lo más básico de nuestro instinto. Pero que una foto eduque en la guerra, en la ira, en la violencia, en la humillación, en el miedo... ¿por qué no hay tantas quejas sobre ese tema? ¿por qué se sigue enseñando a la mujer como la que limpia, la que friega, la que plancha...? ¿por qué se sataniza, por ejemplo, el porno y se comercializan sin pudor alguno, películas y videojuegos bélicos, sangrientos y alejados de valores positivos?¿es mejor la violencia que la sexualidad? Pues bajo mi humilde punto de vista, desde luego que NO.







Yo trabajo con el cuerpo (con el mío y con el ajeno), trabajo con la libertad, con el respeto y con la confianza que se deposita en mí cada vez que alguien decide compartirse conmigo. Eso, y lo digo desde el corazón, es un lujo, un regalo; mi trabajo es un regalo y no lo cambiaría ni por las mejores de las condiciones laborales en un trabajo que no me aportase nada, que no me permitiera crecer, que secuestrara mi libertad y mi creatividad. A mí, mi trabajo me hace felíz, me llena, me permite disfrutar de gente especial, me reconcilia con la belleza de la ternura. Y quizá me hace un poco más ingénua por creer que no todo se reduce a lo que se nos quiere vender por la tele, que no todo es un desastre; hay mucha gente que da su tiempo a la gente que más lo necesita, hay quien se involucra en proyectos humanitarios sólo por la firme convicción de que ése es su sitio. Hay gente honesta, generosa, amable; hay gente que pone luz y nos hace mucho más bonito el camino... Esas son las cosas en las que creo, creencias que me habéis ayudado a afianzar. Así que sólo me queda decir, una vez más, que os doy las gracias, que tod@s y cada un@ de l@s que habéis pasado por mis manos, habéis sido un granito de arena para aprender, para mejorar, para dibujar en positivo mi futuro. Que ya es difícil, con la de obstáculos a los que nos enfrentamos día a día.
Gracias, desde lo más profundo de mi corazón.

(...)

Y éstos días, ya sabéis,
mucha precaución al volante.
¡y coméos a besos inmaculados!
;-DDD


1 comentario:

Humberto Dib dijo...

Me has dejado pensando que debe ser bastante complejo trabajar con el cuerpo de otro y el propio cuerpo a la vez. Hay -como bien dices- un compartir en juego. Acá, en Argentina me refiero, hay un tabú del contacto muy grande, la gente no se toca, es casi un pecado; muy diferente a mi país, donde la primera comunicación es, básicamente, de contacto.
Te dejo un beso enorme.
Buen finde.
Humberto.