martes, 16 de noviembre de 2010

*SINCERAMENTE...

Agradezco la sinceridad. La agradezco y la admiro a partes iguales, ya que una persona que es capaz de expresar en voz alta sus ideas y sus pensamientos, sin intención de hacer daño y verdaderamente con ganas y voluntad de aportar en positivo, es casi seguro, una buena persona. Y una buena persona será alguien en quien confiar y a quien querer sin miedo a que nos deje tirados en una esquina. Personas así -honestas, generosas, llenas de amor- son difíciles de mantener cerca del camino; difíciles de encontrar, más bien. Porque las relaciones humanas son complicadas y las máscaras nos alejan incluso de nosotros mismos. Y a la larga, las experiencias dolorosas -de las que no estámos libre nadie- nos hacen más cautos y más precavidos.



Así que cuando miro alrededor y siento la dulzura de mi gente tan cerca, la verdad es que sólo puedo sentirme tremendamente afortunada y ofrecer lo mejor de mi para seguir haciendo el camino tan cerca las unas de otras.

¿Se nota que ya voy respirando Euskadi?
Y además en Navidad, que para mí es una época llena de ternura y de magia.



Os espero en mis saloncitos,
como siempre.
:-)


2 comentarios:

Humberto Dib dijo...

Hola, Larri. Tu texto no sólo habla de la sinceridad, sino que habla con sinceridad. Te felicito. Siempre que puedo, paso a ver qué has escrito.
Un beso.
Humberto.

www.humbertodib.blogspot.com

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo, debe ser buena persona.

Besos.