lunes, 9 de noviembre de 2009

** MALTRATO Y ESCALA DE VALORES


Situaciones de maltrato las vivimos a diario y las asumimos con una naturalidad pasmosa, como parte de la esencia más humana. Gritamos cuando vamos en el coche (por regla general seguido de insultos), nos quejamos violentamente cuando no se nos atiende como creemos, hacemos sufrir verbalmente a quien convive o trabaja con nosotros por su ineptitud, su dejadez o su egoismo (bajo nuestro criterio, claro). Normalmente nos resulta más fácil el enfado que la paciencia y el positivismo; tendemos a la crítica destructiva, a creernos más que los demás, tendemos a verbalizar nuestra verdad como la única válida cuando lo cierto es que siempre hay más de una interpretación de los hechos -de la vida- y que cada cual tiene derecho a opinar lo que le parezca oportuno.


También es verdad que esa libertad no hay que interpretarla como un espacio para lanzar "todo lo que se me ocurra, cuando se me ocurra y caiga quien caiga", no. Entiendo que hay que hacer un ejercicio de mesura, de equilibrio entre mi libertad y la ajena. Podemos no estar de acuerdo con alguien pero podemos llegar a considerar que su método es bueno, que su forma de enfocar según qué problemas puede resultar una buena forma de sobrevivir. Debemos permitirnos y por ende permitir a los demás, el derecho a equivocarnos, a caer y a levantar de nuevo, el derecho a ser nosotros mismos.


Por eso hoy recojo el vídeo y el mensaje de la campaña "Entre un hombre y una mujer, maltrato cero". Creo y entiendo que el maltrato no es únicamente un problema de género sino más bien un problema humano, entre las personas; un problema que permitimos y generamos, que asumimos por cotidiano, que suscitamos cuando nos manifestamos con violencia, sea en el ámbito que sea. Alrededor de esta Sociedad de Bienestar que se nos empeña en vender -indudablemente de grandes avances científicos, educacionales, legales y tecnológicos-, también estámos inmersos en una sociedad desvalorizada, donde prima lo personal frente al bien común, donde prima tener más que ser, donde la imágen personal es sinónimo de éxito, donde el saber ha quedado obsoleto, donde el respeto -en su acepción más amplia- no vende.




Así que hoy hago repaso de mis actitudes cotidianas, las que nos convierten en un tipo u otro de persona, las que nos permiten sentirnos orgullos@s de nosotr@s mism@s y querernos, asumirnos y respetarnos. Ya que el respeto a los demás, empieza por uno mismo. Aunque suene perogrullo :-)


La crítica al "discurso" del vídeo -pequeña gran discriminación, una vez más- sería una idea de cambio aún más profunda, no sexista, no machista; una idea realmente igualitaria y positiva.


"De todas las mujeres que haya en mi vida ninguna será más que yo.
De todos los hombres que haya en mi vida, ninguno será menos que yo"





Besitos tolerantes,
libres,
empáticos,
respetuosos...



1 comentario:

Toni_Vlc dijo...

este ministerio de la igualdad, con sus miembros y "miembras" según dijo la ministra, me tiene un poco desconcertado.

Creo en la igualdad, ninguna mujer será ni más ni menos que yo, aunque también pienso que es importante este tipo de campañas para convencer a la gente de ello....

PD. ya lo he dicho, este ministerio me tiene desconcertado...

Un saludo larry;